¡ÁBRELES LOS OJOS, SEÑOR!

En la celebración del aniversario de La Casita de Nicolás, uno de los actos fue la Eucaristía en la que nos leyeron un pasaje de los Hechos de los Apóstoles que narra la conversión de San Pablo, quien de perseguidor de los discípulos de Cristo, pasó a ser el evangelizador por excelencia.

Mi amigo Arturo Vayda, judío, que estaba presente, me dijo después de la misa:

–Qué bonita historia, no la conocía.

Cuando Saulo de Tarso iba hacia Damasco en persecución de los seguidores de Jesús de Nazareth, recibió una revelación divina que lo deslumbró con una poderosa luz que lo dejó ciego y lo derribó al suelo. En ese momento se escuchó una poderosa voz que decía:

–Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues?

–¿Quién eres tú, Señor?

–Yo soy Jesús, a quien tú persigues.

Después de este pasaje Saulo fue conducido por su ceguera ante Ananías, un discípulo de Jesús, en Damasco, quien lo curó de su ceguera y lo bautizó. Después de algunas semanas, Saulo, ya con su nombre romano, Pablo, empezó a evangelizar por todo el mundo el evangelio de Cristo Resucitado, especialmente a los gentiles y también a los judíos, hasta nuestros días.

Mirando la revista Semana, veo que a Antonio Caballero le parece muy grave que los americanos hayan descubierto los planes de Santrich para exportar a Estados Unidos diez toneladas de cocaína, y que ese gobierno esté solicitando al narcoguerrillero en extradición. Para el mamerto columnista, lo grave no es la reincidencia del exguerrillero, sino que sean los Estados Unidos y la DEA en combinación con nuestra Fiscalía los que lo hayan descubierto.

Mi amigo Gustavo Álvarez también insinúa que ya es hora de revisar la extradición, para que los narcos colombianos no sean juzgados por la justicia americana, sino por la nuestra. Por favor, ahora que nuestros magistrados están siendo acusados de prevaricar, con fallos comprados, engavetar procesos, escoger tutelas recibiendo sobornos, ¿cómo sería entregarles los procesos de la mafia de narcos, que sí saben comprar conciencias y les sobra con qué?

Mientras no tengamos una justicia fuerte, confiable y justa, creo que es mejor conservar la extradición que por lo menos es temida. Y ojalá se lleven a Santrich, si lo encuentran culpable, no solo de traficar con droga sino de incumplir un pacto que les entregaba tanto por tan poco. Que les dio curules sin votos y perdón sin castigo para los peores crímenes.

Qué bueno que leyéramos con cuidado el reciente libro del exgobernador Luis Alfonso García Carmona, Reconstrucción Nacional, para que se nos abrieran los ojos y pudiéramos ver la situación en que está Colombia, para que la salvemos en lugar de defender bandidos reos de extradición.

Ñapa: La defensa de su vida y bienes que hizo esta semana un empresario, con la muerte de dos malhechores armados de revólver, nos indica que si hubiera más civiles armados y con salvoconducto, no habría tanto ratero atacando ciudadanos. El gobierno nos desarmó a los buenos y los malos no necesitan permiso para robar armados. El Estado no nos defiende, doctor Jorge Giraldo, al menos que nos deje defender a nosotros.

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