Acogemos la paz, rechazamos el proceso

Por eso hemos dicho que el único camino cierto a la paz es la seguridad democrática, y quien se humille para evitarla, pasará a formar parte de esa larga lista de pusilánimes de la historia que como dijera Churchill, se quedaron con la humillación y con la guerra también.

Este proceso de paz tiene todos los elementos de aquellos que sirven para atizar la violencia y no para hacer la paz. Los tratados de paz pactados por dos fuerzas, donde ninguna se declara vencida, y una de ellas lo hace bajo la premisa de evitar la guerra con la otra, han sido utilizados históricamente por la parte agresora como una maniobra táctica para escalar la guerra después. Esa fue la paz que llevó el zar Alejandro a Rusia luego del tratado de Tilsit con Napoleón, la misma que siglo y medio más tarde llevaba Chamberlain a Inglaterra tras haber pactado con Hitler. Pero en ambos casos, la paz fue una vana ilusión, y terminaron librando la guerra, solo que esta vez mucho más cruenta.

Este proceso está viciado desde el principio pues nació por una angustia electoral de Santos, no de una capitulación de la guerrilla. Las FARC no se sentaron a hacer la paz, se sentaron a tomarse el poder en la mesa, en el mejor de los casos, o a fortalecerse política y militarmente, en el peor de ellos, o a lograr un escenario intermedio, que sería obtener espacios de poder sin desmovilizar toda su capacidad militar. En cualquier caso la utilización legítima de la fuerza sería inevitable en el futuro para repeler la amenaza que supone el terrorismo marxista.

No está fuera de las posibilidades que si Santos es reelecto, y las FARC entran en la política con los dineros del narcotráfico, y logran posicionar un candidato que no sea percibido en el 2018 como extremista, se queden con la presidencia de la república. Ese sería el mundo ideal para los izquierdistas que anhelan un régimen chavista en Colombia. Pero se equivocan!! Las FARC no son chavistas, las FARC son estalinistas, son Pol-Potianas. En un gobierno de las FARC todos los demócratas seriamos objetivo militar. Ellos no utilizarían la tenue llama de la gradualidad como hizo Chavez, ellos emplearían el fogonazo de la barbarie. Seríamos lo que hoy es Siria.

Muchos de los que están de acuerdo con este proceso, le apuestan a que las FARC fracasen en la política y vayan languideciendo hasta desaparecer, o terminen acomodados como una minoría en nuestra democracia. Que ilusos son quienes piensan así! Verán que las FARC nunca firmarán ningún acuerdo que no les permita recuperar rápidamente toda su capacidad militar si la situación en la política les es adversa. Ya Márquez pasó por esa puerta giratoria del congreso al monte. Esa es la razón por la cual hablan de dejación y no de entrega de las armas. Por eso su gran preocupación con la inestabilidad del régimen Venezolano, pues este sería el custodio de las armas de aquellas estructuras que se desmovilicen, y ellos saben que si se cae el régimen, la oposición democrática en el poder no se prestaría para el rearme del terrorismo.

Ya vemos pues que cualquiera de los caminos que esta situación tome, va a desembocar en una confrontación armada en el futuro.  Y es lógico, no hay otra manera de que una sociedad enfrente una amenaza terrorista y la supere.

Por eso hemos dicho que el único camino cierto a la paz es la seguridad democrática, y quien se humille para evitarla, pasara a formar parte de esa larga lista de pusilánimes de la historia que como dijera Churchill, se quedaron con la humillación y con la guerra también.

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