¡Acuerdo ya! ¿una conspiración ‘espontánea’?

Los malvados, cuando se reúnen, constituyen una conspiración, no una compañía. Étienne De La Boétie

Entre todos la mataron y ella sola se murió. Adagio popular

El propósito de este escrito es dilucidar la confusión de percepciones causadas por el uso de paradigmas contrapuestos: el del juego democrático y el de la conspiración que en este momento pueden estar confluyendo en la toma de decisiones importantes. Desglosar qué cosa es qué, es fundamental para que no nos pase lo del adagio popular en relación con la paz. Es decir, asumir a tiempo responsabilidades, sin manipulaciones; mejor dicho, juego limpio.

Katherine K. Young describe el escenario de la conspiración, así: "Cada conspiración real ha tenido al menos cuatro rasgos característicos: grupos, o personas que no están aisladas; fines ilegales o siniestros que no beneficiarían a la sociedad en su conjunto, mediante actos orquestados; no se dan una serie de manifestaciones espontáneas y fortuitas; la planificación es secreta, no un debate público. "Con el asesinato de Kennedy las teorías conspirativas se pusieron de moda como un modo de explicar lo inexplicable o lo trágicamente inesperado. Culturalmente el ‘misterioso destino’ es el permanente conspirador.

Por el contrario, la democracia es una forma de organización social que atribuye la titularidad del poder al conjunto de la ciudadanía. En sentido estricto, la democracia es una forma de organización del Estado en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que confieren legitimidad a sus representantes. En sentido amplio, democracia es una manera de convivencia social en la que los miembros son libres e iguales y las relaciones sociales se establecen de acuerdo con mecanismos contractuales conocidos, acordados y aceptados por todos; no por un grupo, o para una conveniencia política. Por las anteriores definiciones podemos darnos cuenta que conspiración y democracia se repelen.

Las teorías que implican múltiples conspiradores que han demostrado ser correctas, como la que involucró a Richard Nixon y sus asistentes para encubrir el escándalo de Watergate, se las cataloga generalmente como "periodismo de investigación" o "análisis histórico" en lugar de teoría conspirativa, pero tienen las características de una conspiración. Por el contrario, el término "teoría de la conspiración de Watergate" se utiliza para referirse a una variedad de hipótesis en la que los condenados en la conspiración fueron, de hecho, las víctimas de una conspiración más profunda.

En el 2013 Jesse Walker presentó una tipología histórica de cinco tipos básicos de teorías de la conspiración:

1. El "Enemigo Exterior" se basa en figuras diabólicas con movilización fuera de la comunidad y que traman contra ella. Así ven los yihadistas a occidente, por ejemplo.
2. El "enemigo interior" describe a los conspiradores que están al acecho dentro de la nación, camuflados con los ciudadanos comunes o las instituciones. El comunismo criollo y el Secretariado Secreto de las Farc en Bogotá que denunció el Coronel Mejía en entrevista de ‘Los Informantes’, sería ese tipo de conspiración.
3. El "enemigo de clase alta" involucra a las personas poderosas que manipulan el sistema para su propio beneficio. Las estructuras de corrupción, favores y contratos amañados. El carrusel de contratos. 
4. El "Duelo o la Confrontación" que cuenta con las clases más bajas listas para incursionar a través de sus limitaciones y subvertir el orden social. La guerrilla, sus apoyadores, y todos los ‘elementos legales’ para subvertir el orden establecido. 
5. Las Conspiraciones "benevolentes" son fuerzas angelicales o de extraterrestres que trabajan entre bastidores para mejorar el mundo y ayudar a la gente. Y las conspiraciones ‘malévolas’: La llamada lucha espiritual. La conspiración de los reptilianos. El uso consciente y dirigido de la brujería en política. Investigar los diferentes usos públicos y conocidos de brujería o santería que se han utilizado en este proceso de paz que se pueden encontrar en internet.

En contraposición, como buen lingüista, (su profesión original que no sé por qué la cambió para meterse a político donde hay tantos) muy consciente del idioma y sus estructuras comunicativas, Noam Chomsky contrasta las diferentes teorías de la conspiración como lo contrario del análisis institucional, que se centra principalmente en el público, el comportamiento a largo plazo de las instituciones de conocimiento público, y la manera como se registra en, por ejemplo, documentos o informes de medios de comunicación. Y, el argumento popular, fácil, en contra de dichas teorías es que son el resultado de nuestra innata paranoia. Creo que hay de todo un poco, si le agregamos como factor aglutinante el cine y la ficción política. Si revisamos las diferentes características de una conspiración aplicadas a nuestro contexto actual, tenemos:

1. Una combinación de ‘enemigo interior’ con “fines ilegales o siniestros que no beneficiarían a la sociedad en su conjunto.” 
2. Planificaciones secretas denunciadas al Presidente por inteligencia militar e ignoradas. Ver: “Los planes secretos de las Farc” ELESPECTADOR.COM
3. “Actos orquestados” con apariencia de “manifestaciones espontáneas y fortuitas.” 
4. Esa organización, las Farc, no se ha caracterizado por ‘el debate público’. 
5. La característica política de esa conspiración se la llama ‘lucha de clases’ dentro del marxismo, pero dentro de la clasificación de las teorías conspirativas arriba mencionadas se la conoce como: ‘de duelo o confrontación’ contra ‘el enemigo de clase alta’. 
6. El grupo ha expresado que quiere el poder, una manera cínica de desmontarse del rol conspirativo, al anunciarlo abiertamente. 
¿Qué ha hecho el gobierno para enfrentar esta HIPOTÉTICA TEORÍA DE LA CONSPIRACIÓN, arriba descrita, que ha desembocado en un fallido Acuerdo Final? ¿Podríamos catalogar lo que sigue como una conspiración permitida dentro del paradigma de lo políticamente practicable y acostumbrado, pero no necesariamente ético? 
1. Ha presentado argumentos para desprestigiar a sus opositores, (enemigo de la paz, etc.) pero no está interesado en develar y estudiar la conspiración que perjudicaría al país. Se le considera ‘juego político sucio’, pero es conspiración, pues tiene el fin siniestro de hacer daño.
2. Ha contratado a columnistas creíbles o prometido una inmensa cadena de favores comprometiendo el quebrado presupuesto nacional. Le hace daño a la sociedad en sus intereses presupuestales. Pero como se hace de frente no se considera conspiración.
3. Ha buscado involucrar de manera informal a diversos sectores para que ayuden, aprovechando el legítimo deseo de paz. Manipulación. 
4. Cada uno de esos instrumentos con un conjunto distintivo de efectos potenciales positivos, con costos y beneficios políticamente imaginables, no arrojó el resultado esperado y no hay manera de reclamar. Daño como resultado de la conspiración.
5. Al fracasar esa conspiración, sicológicamente se hace la proyección del fracaso en el otro, como buen esquema paranoide, para inculpar a un enemigo SABOTEADOR y utiliza cajas de resonancia internacionales y criollas con el efecto colateral de producir daño a un proceso social de reconciliación seria, por el afán de hundir a una persona, de hecho, o legalmente. ¿No es eso conspiración contra el país a nombre de un interés político menor?

Una conclusión de sentido común es que conspiración y democracia no son compatibles; luego la discusión del Acuerdo Final, aunque pueda ser un mal necesario, es una cortina de humo para desviar la atención del verdadero problema que, sin quererlo, expone Frank Pearl en su entrevista “Nuevo acuerdo necesita de un gran pacto cívico” (El Tiempo).

Dice Pearl: “nuestra contraparte no son otros ciudadanos que piensan distinto: nuestra contraparte hoy, como sociedad y hasta que no cerremos un acuerdo, son las Farc… El tema es: aquí está la sociedad y allá están las Farc, y ellos antes eran nuestros enemigos y ahora son nuestra contraparte…Entonces, tenemos que trabajar unidos de este lado; eso es lo que hay que hacer. La gran trampa es equivocarnos en quién es nuestra contraparte. Entre los del ‘Sí’ y los del No, no puede haber enemigos.”

Analicemos. Un viejo dicho dice: “Divide y reinarás.” ¿En este caso quién dividió entre enemigos y amigos de la paz? Pearl dice que las Farc ‘antes’ eran nuestros enemigos y ‘ahora’ son nuestra contraparte. ¿Cuál es la diferencia real entre enemigo y contraparte? Ese ‘antes’ y ‘ahora’ no existen. ¿Cambiaron su manera de pensar y sentir con respecto a lo que consideran clase enemiga? (Pensar ‘distinto’ como dice Pearl, puede traducirse en un ‘pensamiento letal’ para la democracia.) Ellos dicen que no han cambiado su modo de pensar, luego… esa diferencia que quiere establecer Pearl es un engaño. Pearl sabe que hay una trampa, pero no la discierne, no quiere exponerla o piensa con el deseo. Cree que el enemigo es equivocarse de contraparte. No. La trampa consiste en no discernir la NATURALEZA del otro llamado ‘contraparte’ y creer que con cambiar las palabras se cambia la naturaleza. Por eso Kerry, con más experiencia que Pearl, decía en entrevista con Claudia Gurisatti, en relación con las Farc, que creía más en los hechos que en las palabras. Esa es LA CONSPIRACIÓN que confunde para asestar el golpe en el momento oportuno como lo recomendaba Lenin. Santos ha sido el tonto útil de una estrategia de conspiración y, por ser el presidente, los ‘otros’ pueden dejarlo actuar como el Jefe, pero en realidad trabaja para ellos. Y Santos trabaja para sus intereses aparentemente altruistas. Por eso hace lo que se le da la gana, como poner conejo, si es necesario. Pero la naturaleza de la conspiración sigue vivita, y ahora es más peligrosa porque algunos ingenuos líderes creen que ha desaparecido al cambiar las Farc de nombre. Ellos mismos han dicho que entregan las armas, porque representan un medio, no una entrega de objetivos políticos.

En ese escenario Semana (cuya objetividad se ve comprometida por ser su director sobrino del Presidente) hace un análisis que ha titulado ¡Acuerdo Ya! Sin embargo María Isabel Rueda (antigua empleada de Semana) dice en su columna “¡Seamos constructivos!” algo que sospechan muchos: “Desde que perdió el Sí, el Gobierno no ha pensado sino en ponerle conejo a los del No.” Igual opinión tiene Abelardo de la Espriella. Pero lo que aquí llaman ‘conejo’ es una estrategia leninista: “La más juiciosa estrategia en la guerra es posponer las operaciones hasta que la desintegración moral del enemigo haga posible y fácil asestar el golpe mortal.” ¿No es acaso la presión del Ya una estrategia para desmoralizar y dejar las cosas así? Y contribuye a esa estrategia el escenario complejo descrito por Semana que podría caer dentro de la teoría de conspiración de utilización del sistema para una finalidad políticamente deshonesta, al crear la percepción de un callejón sin salida, con los siguientes elementos.

1. Presión callejera pero supuesta confusión de objetivos de los marchantes.
2. Contradicciones insalvables entre lo jurídico y lo político.
3. Posibilidad del presidente de evadir, constitucional o legalmente, el compromiso de no aplicar el Acuerdo Final por haber sido rechazado. Crear suspenso con esa posibilidad como una basa para negociar.
4. El Congreso abocado a aprobar sin las ventajas del Fast Track, lo que implica un debate largo; o imponer el Fast Track para mostrarle resultados a la galería internacional antes de ir a Buckingham y Oslo. Lo de Buckingham es muchísimo más importante de lo que la gente cree. No es un paseo para el ego de Santos.
5. Demandas ante la corte que podrían resucitar el Fast Track, pero crearían un choque de trenes con la opinión al no poder explicar esa aparente manipulación para burlar el plebiscito.
6. La obligación del Presidente de honrar los diferentes clamores procedentes del Sí y el No.
7. ¿Qué se entiende por retoque, ajuste o una reforma de fondo? En este debate sobre el Acuerdo Final, se crea la falsa imputación contra Uribe de ‘sabotear la paz’ como lo hace el New York Times y sus correspondientes caja de resonancia en los medios para enrarecer el ambiente. ¿Desde cuándo se preocupa ese periódico por la paz de Colombia? ¿Se sienten infalibles en su opinión? Que sepamos esa prerrogativa la tiene el Papa, y eso… para asuntos de fe, no mundanos.
8. a actitud intransigente de las Farc que siguen siendo parte del problema que ellos crearon con Santos, y no de la solución. Y mientras nosotros peleamos, ellos descansan y toman mojitos.

La ventaja que ofrece el esquema presentado es que nos deslinda dela superficial reconciliación asociada con abrazos. ¿Puede usted abrazarse con el inquilino al que le alquila la casa, quiere quedarse con ella, o hacerle un juicio de lanzamiento que dura 20 años debido a sus marrullas legales? Si hay desconfianza es porque, acostumbrados a la guerra de tiros, bombas y secuestros, no hemos sabido conceptualizar las estructuras agresivas de ‘la guerra fría criolla ’consistente en un enfrentamiento político, económico, social, jurídico, informativo, bajo la amenaza de derivar en lo militar, que nos desestabiliza y confunde porque se da bajo una pretensión moralista y apaciguadora cuando lo que hay que entender es la soterrada intención marxista legalizada de tomarse el estado, intención que conspira contra la democracia a plena luz del día y que ha servido a intereses criminales que no sabemos si se han cancelado (narcotráfico) y a otros que desconocemos. Ver “El premio a la capitulación o el síndrome de Oslo.”

Mi recomendación. Ya que se ha comprobado científicamente que las teorías o la simple percepción de conspiración o un manejo políticamente interesado producen falta de motivación o adormecimiento del sentido crítico, para la participación ciudadana y su cooperación en dilemas sociales de la vida real, tales como el respaldo genuino a la consecución de la paz, las intenciones de voto, etc., sería importante que el escenario presente de conversaciones entre los del No, los del Sí, el gobierno y las Farc, gozara de una percepción de total transparencia, lejos de cualquier parecido con una conspiración impuesta, ignorada, compartida o descartada. De no ser así se cumpliría ese triste adagio de: “Entre todos la mataron y ella sola se murió,” la paz.

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