Posiblemente la ralea comunista, el 1% de los colombianos, auspiciadora de las Farc, puede patalear todo lo que quiera con el cuentico en contra de quienes no estamos de acuerdo con la comedia cursi, que se adelanta en La Habana con la venia e invitación de Santos el traidor. Tendrá que pagar por el turismo cinco estrellas y whisky del mejor obsequiado en las costas de Cuba, para que estos asesinos brinden por los múltiples y reiterativos asesinatos de compatriotas, destructores de familias enteras, que lanzan cilindros bomba en plenas calles de nuestras poblaciones, que han dedicado todas sus energías al terrorismo, con el secuestro, reclutando niños y niñas, que han amasado grandes fortunas con el narcotráfico, contrabando de combustibles, minería ilegal, que además han sembrado el campo colombiano con minas quiebrapata, han volado oleoductos causando graves daños ecológicos; los mismos que obtuvieron reconocimiento político por parte del presidente Santos, pero nunca obtendrán la creencia de los colombianos.
La bancada de la tal “unidad nacional” pide que los perdonemos, pero que les vamos a perdonar, si ellos no han mostrado el más mínimo arrepentimiento? Por el contrario, siguen masacrando a todo lo largo y ancho de nuestra geografía, son narcoterroristas y desean convertir a Colombia en la nueva Venezuela en donde el poder se trasmite a través de Fidel Castro y los plenipotenciarios de las Farc, que entran ahora a festejar con el cantante, otro invitado a hacer parte de esa familia tenebrosa.
Después vendrá Joaquín Gómez y más adelante Fabián Ramírez que son los que manejan cultivos y proceso de coca en el Caquetá y Putumayo y así sucesivamente le entregaremos nuestra dignidad a estos “pobres angelitos” que por complicidad de Cuba, Venezuela, Ecuador y Nicaragua, están causando tanto desastre en nuestro medio.
No es una utopía, el camino por donde conduce el Presidente Santos a este país, nos puede llevar al desfiladero comunista, y de verdad sería triste dejarnos conducir allá. Desde ahora debemos prepararnos, y el próximo 9 de marzo votar copiosamente por las listas del Centro Democrático que orienta nuestro máximo líder Álvaro Uribe Vélez, para que cuando veamos cercana esa situación nos movilicemos a impedir esta hecatombe.
Las cifras y estadísticas no le dicen nada a un país que reclama Seguridad Democrática y confianza, dos elementos perdidos en tres años y medio, cuyo único responsable es el presidente Santos.
Qué fácil es empujar a la gente, pero qué difícil es guiarla. El Presidente Santos miente para ocultar las grandes verdades del país, pero no se da cuenta de que la mentira es mucho peor que una verdad dolorosa. Porque la mentira mata la palabra, destruye la verdad y por eso agoniza su reelección.
Para hacer frente y aprovechar esta situación, los colombianos que amamos nuestra patria, no rehusamos el debate, pero cuando llegamos a las posiciones ejecutivas, reemplazamos la discusión ideológica por la búsqueda e implementación de esquemas gerenciales que garanticen la máxima optimización de los recursos.
