Agro Ingreso Seguro

 


Un programa brillante, exitoso, redentor. Especialmente para los que más difícilmente llevan el pan a su mesa.


Agro Ingreso Seguro fue uno de los programas más fecundos y exitosos del Ministerio de Agricultura de la era Uribe.Lo idearon y lo ejecutaron esos jóvenes ejecutivos que están pagando con la cárcel el precio de su dedicación, de su entrega, y también de su éxito. Gracias a ese proyecto, se beneficiaron 316.000 familias campesinas, casi todas pobres, en 1'130.000 hectáreas. Se repartieron créditos blandos, subsidiados, a 85.000 familias, por valor de un billón quinientos mil millones de pesos. Y se fortaleció la capitalización rural con dos billones de pesos distribuidos entre 123 mil familias. En el tema específico del riego, la piedra de escándalo, se subsidiaron proyectos en 110.000 hectáreas, en el 99 por ciento a familias pobres.


Esas cifras se insertan en las que nos parecen definitivas para juzgar una tarea. Los ministros Andrés Felipe Arias y Andrés Fernández consiguieron ampliar la frontera agrícola del país en un millón de hectáreas, que produjeron cinco millones de toneladas de alimentos. Por eso, usted y nosotros hemos visto que por primera vez en décadas caen o se mantienen casi inamovibles los precios de los alimentos durante tres años consecutivos. Bienestar en el campo, comida barata y abundante en las ciudades. No se dirá que ha sido la empresa parca en resultados.


Sabemos que se impacienta. Y que quiere hablar de la corrupción que permitió a las 4 o 5 familias ricas disfrutar de los subsidios reservados para los pobres. Le diremos, para empezar, que, de buen o mal grado, esas personas reintegraron el dinero recibido, pero que además cumplieron la obligación de ejecutar los proyectos de riego que siguen ahí, generando empleos en el campo y comida para las ciudades. En plata blanca, ganancia neta para el Estado. No está mal para una operación maldita. ¿No le parece? Y que esos subsidios no valían el cuatro por ciento del total, que en lo demás fue directo a salvar la economía de las 33 mil familias que arriba mencionamos. Las que forman parte de esa legión de 316.000 favorecidas dentro del proyecto total de Agro Ingreso Seguro.


Si Arias y su equipo no hubieran tenido esta iniciativa, nada les hubiera pasado. Estarían en sus casas, en sus oficinas, en sus bien remunerados empleos, como lo merecen técnicos y juristas de altas especializaciones y probadas ejecutorias. Nada les pasó a todos sus antecesores y nada le va a pasar al actual ministro por lo que deje de hacer. Los campesinos seguirían más pobres, el éxodo hacia las ciudades habría sido más abundante y la comida nos estaría costando más cara. Y, de paso, también, las Farc y las bacrim habrían disfrutado de clientela mayor para el reclutamiento. Nadie lo notaría hoy. Y menos le imputaría esos trágicos resultados a lo que nadie hizo por impedirlos. Así fue siempre. ¿Qué importaría que así fuera también esta vez?


Faltó una licitación, que a juicio del Procurador debió hacerse. Esa omisión se habría cumplido para favorecer al Iica, órgano técnico de la OEA. Inocente e insospechable destino del dinero, que en lugar de pagarse a un licitante privado, se le entregó a un organismo internacional del que somos parte. Y los que fraccionaron las tierras para regar mayor área se lo explicarán a los jueces. Pero lo esencial es lo que se oculta: que Agro Ingreso Seguro fue un programa brillante, exitoso, redentor para centenares de miles de familias campesinas y para millones de colombianos. Especialmente, para los que más difícilmente llevan el pan a su mesa.


Nadie volverá a cometer esas equivocaciones. Y a intentar esa lucha por nuestros hombres del campo. Y a tomar riesgos para servirle a la República. Agro Ingreso Seguro no tendrá copia. En Colombia, lo mejor es callar y dejar pasar. Por hacer eso no meten a la cárcel a nadie.


 

Fernando Londoño Hoyos

El Tiempo, Bogotá, julio 27 de 2011


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