Agua bendita

Una alianza entre la empresa de gaseosas Postobón, y la revista Semana, publicó en la edición 1794 de esta última, 13 insuperables páginas, con el mismo título de esta nota, para que los colombianos vayamos abandonando la idea de que Colombia es inmensamente rica en agua. La mitad del país goza de este líquido en abundancia, pero en la otra mitad se avizora escasez. Ojalá fuera posible elaborar un folleto con este documento para divulgarlo.

“En el centro y en la costa Caribe -afirma Semana- donde habita el 80 por ciento de la población y se produce el 80 por ciento del PIB, apenas está el 21% de la oferta hídrica. Los tesoros del agua sí existen, pero en la inmensidad de la selva amazónica, en el Pacífico y en la Orinoquia”.

Ni la revista, ni quien escribe, pretenden atemorizar a los ciudadanos, pero no podemos olvidar que, durante el primer semestre de 2016, dejó la sequía 200 municipios sin agua en el país y ciudades capitales como Medellín, Cali y Santa Marta estuvimos al borde del racionamiento. En Medellín, en forma inexplicable por EPM, aparecieron unas 80.000 personas que se abastecían de las modestas quebradas Santa Elena e Iguaná, desconectas de la red de acueducto de la ciudad.

Durante este fenómeno de El Niño, arrasaron las llamas en el país 200.000 hectáreas de bosques. Ríos como el Magdalena y el Cauca se secaron a niveles nunca antes alcanzados. Más de 60.000 animales murieron de sed, como se creía solo pasaba en las secas planicies africanas.

El codirector del Emisor, Carlos Gustavo Cano, inculpa, a El Niño del primer semestre pasado, de la inflación en el costo de vida superior al 8 por ciento durante el último año, cuando la meta radicaba en no superar el 4 por ciento.

El 70 por ciento del agua que se consume en las ciudades proviene de los páramos. Colombia tiene el 50% de los páramos del mundo, los cuales ocupan el 2,5 por ciento de la superficie total del país, a lo largo de 36 complejos. Sostiene el Ideam que los glaciares colombianos pasaron de ocupar 374 kilómetros cuadrados a tan solo 45. Área demasiado reducida para dejarlos sin protección. Entiendo que 75 toneladas de mercurio por año se vierten hoy a los principales ríos del país como resultado de la minería del oro.

Cerca de dos millones de hectáreas en ecosistemas como los páramos, humedales, ciénagas y pantanos exhiben discutibles títulos mineros o para tolerar otras actividades económicas. Estima el artículo Agua Bendita que durante una hora dedicada a la lectura de esta revista, caen bajo el hacha 16 hectáreas. ¿Cuántas de estas hectáreas se derribaron para plantar coca y para la minería ilegal? Otro número importante de hectáreas están siendo utilizadas por las consultas a las comunidades supuestamente afectadas para obstruir obras importantes con el acompañamiento de las poco eficaces Corporaciones Autónomas Regionales -CAR.

En fin, la revista The Economist estima que “apenas nueve países concentran el 60 por ciento de los recursos de agua dulce del mundo y, entre estos, solo Brasil, Canadá, Colombia, Congo, Indonesia y Rusia los tienen en abundancia”. Suramérica ostenta una cuarta parte de la reserva mundial de agua. Y Colombia, de continuar como vamos, marcha rápidamente a salir de este grupo de privilegiados por la naturaleza.

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