En el editorial del periódico Voz, semanario del partido comunista colombiano del 11 al 17 de febrero de 2015, leemos “llegara el momento del juicio histórico y político a ese papel mediático de guerra y sangre contra el pueblo” esa advertencia por supuesto se le hacen a los medios de comunicación, por la falta de “objetividad” en el conflicto, claro que la objetividad para los miembros de la secta marxista es informar y defender todo lo referente a sus intereses, caprichos y apetitos, sin importar la verdad que es un prejuicio burgués de acuerdo a lo que enseño el genocida de Lenin, además dentro de la manipulación semántica comunista ¿cual pueblo será, el social o el político?

No hay que olvidar que la prensa en el país fue objeto de las amenazas de tirofijo en pleno proceso de paz en el Caguan en el año 2000 cuando dijo “hay periodistas que tienen muchas deudas con nosotros y esto tenemos que cobrarlo” con lo cual se podría entender que los procesos de paz son el escenario predilecto para que los comunistas totalitarios de todos los pelambres amedranten el sagrado derecho de la libre expresión, notificándole a los medios de comunicación sobre el tratamiento que les van a dar en caso de que las fuerzas totalitarias obtengan parte o todo el poder del estado, por el medio que sea, claro que sin que eso haya ocurrido, ya han habido víctimas de la practica staliniana de la guerrilla contra algunos periodistas.

En el editorial del periódico Voz, también se hace referencia al fetiche del materialismo histórico, que fue despedazado por los trabajadores en la segunda internacional en el siglo XlX, porque era un método antihistorico y supersticioso, el cual no contaba para nada con la voluntad del hombre, sino suponía que fuerzas sobrenaturales han dado las pautas con cambios materiales y mecánicos en la sociedad, eso lo desenmascaro de manera genial Eduardo Bersteín en su libro las premisas del socialismo y las tareas de la social democracia.

Entonces dentro del reduccionismo marxista que vende la dicotomía entre socialismo y capitalismo, siguiendo el esquema de Maquiavelo de dividir para que las personas más ignorante y atrasadas tomen partido, los medios de comunicación según el bodrio marxista son solo instrumentos de dominación ideológica de la burguesía, o sea que no tienen funciones económicas, políticas, sociales, culturales etc; esa aberración comunista es el producto de su estrechez conceptual, porque al presentar el dilema entre socialismo y capitalismo sin que existan otras opciones, olvidan que estos dos términos tienen muchas acepciones, subrayando que hasta Hitler se proclamaba socialista y revolucionario y, en la China la camarilla comunista monto un capitalismo de estado y salvaje, por eso el recetario marxista ha sido una gran calamidad para los pueblos que han caído en su trampa.

El comunismo totalitario como secta criminal y burocrática, cuyos miembros más conspicuos se creen predestinados para dominar a los demás mortales por su concepción supersticiosa, considera que toda ideología es esencialmente reaccionaria y lo que debe mover al obrero “revolucionario” no es una ideología, sino “la consciencia de clase” que significa ni más ni menos que el trabajador tiene que convertirse en un zombi, para defender los intereses burocráticos de la elite del partido, en donde no hay que tener la razón, como lo planteo Lenin, Gramsci y hace poco lo reafirmo el teólogo comunista brasileño Frei Betto, ello demuestra la bestialidad e irracionalidad del marxismo, pues los únicos que pueden dar línea son los burócratas y, las masas son simple herramienta que se usan de acuerdo a los intereses de la nomenclatura.

Así que los medios de comunicación son un estorbo, para las pretensiones absolutistas del comunismo y, desde ya se anuncia que se van ha convertir en chivos expiatorios por el conflicto de más de 50 años, cuya responsabilidad es única y exclusiva de la guerrilla marxista que declaro el conflicto para tomarse el poder, el cual se degrado por la estrategia de combinación de todas las formas de lucha, siendo adobado por el narcotráfico, cuyos capos emprendieron una vendetta en contra de los correligionarios de las Farc que militaban en la UP a finales de los años ochenta del siglo pasado, como lo denuncio con toda experticia el entonces ministro de Justicia Enrique Low Murtra, quien luego fue asesinado por la mafia.