Aliados que matan y sumandos que restan

Resultados de esta contienda electoral comprobarán cosas ya sabidas, aciertos unas y torpezas otras. Pero especialmente los errores son hasta el momento lo más notorio, y muy probablemente la explicación de ellos sea el ego.

No es una sorpresa la torpeza del grupo terrorista, convertido mañosamente en partido político, cuya insolencia sobrealimentada por el aislamiento de décadas en la selva, los llevó a creerse sus ficciones: que el pueblo colombiano no los odiaba, y que ellos eran Robin Hood y por ello los hambrientos aldeanos iban a coronarlos apenas asomaran su cabeza. Tan trastornados están, que consideraron innecesario cambiar de nombre. Ese es el problema de los mitómanos y los perversos, que de tanto mentir y hacer daño, terminan creyendo que sus mentiras son verdades colectivas y sus acciones son incuestionables.

Lo que no es fácil de digerir es la torpeza de alguien como el candidato Fajardo, quien recibió educación y además matemática, que desarrolla una cuota imperdible de lógica y sentido común. ¿Cómo entender que alguien como él haya cometido semejante torpeza escogiendo a sus “nuevos amigos”? Difícil respuesta. Pero después de considerar todas las opciones, la única explicación posible es que sea el ego. Tengo suficientes canas para haber entendido que el motor principal de la política” es el ego, y sin una cuota de él es impensable que alguien se meta a la actividad política, pero como cualquier vitamina necesaria para la existencia, siempre hay un límite en el que se vuelve toxina.

Que alguien como el candidato Fajardo haya pensado que su nombre y reconocimiento era antídoto suficiente para neutralizar el veneno que se inyectaba al escoger a semejantes aliados de campaña, solo puede ser culpa de la soberbia. La otra opción sería la estupidez, pero ese no es su caso.

Escoger aliados tiene más de arte que de ciencia y no hay fórmulas matemáticas para ello. Pero aun así, alguien tal vez con las mismas canas que yo y que no son pintadas, debe saber que hay aliados que en vez de ayudar, matan; que hay remedios que en vez de curar, enferman; y que aunque en política la consigna es sumar, un matemático debe saber que hay números negativos que hacen la sumatoria cero y hasta menos que cero. Aunque sea mucha la urgencia de ser presidente y alta la valoración de uno mismo, hay que saber escoger aliados y el momento para hacer algo, como creo que ya comprende el candidato Vargas.

Aunque en política todos pueden morir y también resucitar, el candidato Fajardo ha desperdiciado el trabajo de muchos años, que solo el tiempo juzgará si fue bueno o malo. Considero que sus ideas y puntos de vista son necesarios que existan para la democracia colombiana y la sana discusión, así como pienso de Petro, y por eso siempre he pensado que serían más útiles participando en el Legislativo como Senadores y no en el Ejecutivo como Presidentes.

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