Amenazas a la autonomía del Emisor

El inmenso poder que tiene el Banco de la República de imprimir billetes, en los cuales todos confiamos para que la economía funcione, está regulado por la Constitución, sin embargo, actualmente crecen dos amenazas contra su valiosa credibilidad y autonomía: el nerviosismo de los mercados internacionales y una indebida presión del Gobierno.

En su última junta directiva, el Banco bajó el porcentaje de volatilidad de 5% a 3% para activar su venta de reservas internacionales, que hoy ascienden a US$46.000 millones, quedando más vulnerable ante un ataque de especuladores cambiarios internos y externos, cada vez más nerviosos. Por cada activación de desacumulación de reservas, tendría que ofrecer US$500 millones, sacando de circulación $1,7 billones del mercado interno, agravando la ya golpeada liquidez monetaria actual, tal y como sucedió en la desafortunada defensa de la desaparecida banda cambiaria en los años 90, que provocó una gran crisis hipotecaria y desembocó en graves quiebras bancarias. Ya ANIF reconoce presencia de burbuja inmobiliaria, sumando otro elemento a la tóxica mezcla que hundió al país en la peor recesión de la historia en 1999, cuando frenar la devaluación del peso mediante la venta de las reservas internacionales anuló totalmente la autonomía de la política monetaria.

Adicionalmente, en su último comunicado, el Banco hace una indebida mención del grave tema fiscal y despliega una inaceptable propaganda de la reforma tributaria estructural, que el desacreditado Gobierno vende como inevitable. Lo grave es que si el Emisor, como autoridad monetaria y cambiaria, se mete en los terrenos fiscales que no son de su competencia, eso puede dar pie para que el Gobierno se le meta en sus terrenos y acuda a la emisión de dinero como fuente para financiarse, algo que con la venta de reservas ya se logra, pues las utilidades por la valorización del dólar no serían sólo márgenes contables en el balance del Banco de la República, sino excedentes efectivos que trasladaría al Gobierno.

Entre tanto error en el manejo económico, la única institución rescatable y respetable es el Banco de la República, por eso es fundamental evitar que caiga en una trampa sin salida y quede en manos de un Gobierno que ha dejado clara su irresponsabilidad en materia fiscal.

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