Anhelo nacional

Justicia, justicia, justicia
“Que no se acomode a las conveniencias de los poderosos”

Hemos visto los carteles que piden la libertad de Leopoldo López y la dureza de Maduro para rechazar cualquier intento de amnistía. Sorprende que haya presos por razones políticas. Desconcierta la potencia del símbolo que permitió la victoria tenga que ser pagada por una familia en dolores inenarrables.

Navidad debería ser una ocasión feliz. Lo es para todos aquellos que podemos celebrar extendiendo nuestro cariño sobre la gente que queremos sin que en el alma nos quepa otro sentimiento que el de la plenitud.

Pese a la victoria, al liderazgo y la fuerza; Lilian Tintori y su familia no podrán reunirse. Pesará sobre ellos -como sobre tantas otras familias de la oposición- la amargura de la injusticia.

Desearíamos verlos felices juntos, como ya están de nuevo unidos el coronel Plazas Vega con su esposa Thania y sus hijos, luego de que manipulaciones de la realidad le costaron más de 8 años de reclusión.

La plegaria, sin embargo, no debe limitarse al vecino país. Son conmovedoras las escenas de José Jaime Uscátegui, quien lleva más de 10 años luchando en contra de fuerzas invencibles para lograr la libertad de su padre. El General fue condenado en un proceso lleno de mentiras por la masacre de Mapiripán perpetrada por los paramilitares. Entre otras cosas, en ese proceso está probado que las víctimas que presentó el colectivo de abogados Alvear Restrepo ante la jurisdicción internacional, son falsas.

Otros casos como los uribistas perseguidos, refugiados y presos nos hacen sentir como en un día son sol. Diego Palacio está condenado por un supuesto cohecho, donde la confesión de Yidis Medina lo implicó, y con esa confesión la condenaron a ella, y si ella era culpable en un delito que requiere dos personas, Palacio era ya culpable. La confesión no pudo ser controvertida por uno de los procesados, pues la Corte Suprema no consideró apropiado que el Ministro tomara parte en el proceso de Yidis, pese a que él así lo solicitó. El procedimiento posterior en contra de Palacio fue meramente formal, ya había sido hallado culpable.

Lo más interesante es que hay otros uribistas condenados por las chuzadas a la Corte Suprema. Sin embargo, sólo ahora ha venido a conocerse por ellos y por el país el contenido de las grabaciones. Las voces de los magistrados adjuntadas como pruebas en los procesos contra los uribistas develan una estrategia política de la justicia. No estaban aplicando la ley, sino en sus propios términos defendiéndose del Gobierno y por lo tanto utilizando no argumentos o razones jurídicas, sino razones políticas y de conveniencia.

Tal vez estas grabaciones sean la mayor prueba de que no hubo jueces imparciales para los uribistas y que los procesos son nulos. De haberlos tenido antes -como chuzadores que se reputan- aquellos juicios habían sido muy distintos.

Pidamos en esta Navidad para que la justicia, que es el valor fundante de la paz y la reconciliación, crezca en Colombia. Que la justicia no se acomode a las conveniencias de los poderosos.

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