¡Armisticio!

Con desparpajo se dice: ¿por qué no pactar un armisticio? ¡Como si fuera tan sencillo! Lo primero es saber qué es un armisticio y los alcances que puede tener esta propuesta.

La agenda mediática paralela a las conversaciones, la de micrófonos y masivas propuestas, la que genera más incertidumbre que confianza, y tiene más de protagonismo político que de realidad negociadora, es un espacio aprovechado para lanzar ideas de toda índole y hacer crítica mordaz contra la institucionalidad. En él, los globitos mediáticos, al parecer inofensivos, buscan medir la receptividad de la opinión pública, el rechazo o aceptación de iniciativas, y hasta escrutar niveles de ingenuidad, como si esta última se diera silvestre entre los colombianos.

Con desparpajo se dice ¿por qué no pactar un armisticio? ¡Como si fuera tan sencillo! Pareciera un evento diario y sin connotación político-estratégica alguna. Incluso, no han faltado razones traídas a colación, de que un armisticio permitiría dinamizar procesos, evitaría más muertes, acabaría la vorágine de la guerra. En fin, concluyen que pactarlo es el camino hacia la paz. Es bueno preguntarnos, entonces, ¿es viable un armisticio? ¡Aprecio que no! Veamos por qué.

Exploremos de manera sucinta qué es un armisticio. Es un instrumento de derecho internacional que detiene hostilidades entre las partes de un conflicto internacional (entre Estados), que no implica el final del conflicto o el estado de guerra, que equivale a un cese de hostilidades general o local, pero hay continuidad del estado de guerra y beligerancia. Establece que las partes pueden reanudar las hostilidades cuando lo deseen o denunciar violaciones, y que estas, al ser beligerantes, deben contar con un comando y subordinación, emblemas y distintivos reconocibles a distancia, portar armas visibles y conducir operaciones de acuerdo con la legislación de guerra. Los beligerantes, además, tienen derecho a ocupar territorios y ejercer soberanía.

Observen cómo van saliendo aspectos sobre el armisticio que deben ser conocidos para entender los verdaderos alcances de una propuesta de este tipo. Pero continúo para no distraernos, y finalizar esta exploración conceptual y pedagógica. A las partes que sean reconocidas se les aplican las leyes internacionales y las obligaciones de un estado de guerra, y en caso de captura, los combatientes y no combatientes tienen el derecho a ser tratados como prisioneros de guerra.

Entonces, si una propuesta de armisticio implica todo lo anterior, se podría plantear la aceptación de la vieja aspiración de la beligerancia, es decir, convertirla en sujeto de derecho internacional, admitir que la guerrilla ejerce soberanía sobre parte del territorio nacional y dar una connotación de carácter internacional al conflicto.

¿A qué juega la guerrilla? Parecería que intenta prolongar indefinidamente el conflicto armado. Espero que no sea así, porque sería inaceptable. Además, iría en contravía del objetivo de las conversaciones, que es ponerle el punto final. No se le está pidiendo formalizar algo más, solo un cese de fuego y hostilidades, bilateral y definitivo, como colofón a la firma de un acuerdo final para acabar la confrontación armada entre connacionales. ¡Es el anhelo de la mayoría de los colombianos! Hay que ser claro: el camino no es ¡hacernos pasito o la regularización! No hay que dar tantas vueltas al asunto. Si hay verdadera voluntad entre las partes, la paz llega, lo demás es demagogia político- mediática.

Las Fuerzas Armadas tienen plena conciencia de la victoria alcanzada que no puede deslegitimarse con figuras del derecho internacional, en especial cuando no son aplicables al caso colombiano.

Nota: la ingenuidad no es parte del pensamiento político-militar. Que no nos crean caídos del zarzo o ingenuos de oficio. ¡Qué tal!

Mayor general (r) del Ejército Nacional

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