BALANCE DEL CONGRESO 2010 – 2014

¨Si uno hace un balance del número de leyes que han sido aprobadas en estos cuatro años, y hace uno un análisis no solamente de la cantidad sino de la calidad, la verdad es que el Congreso trabajó con mucha eficiencia y eficacia¨

¨Son leyes que les han dado a los colombianos más garantías en el respeto a sus derechos. Leyes progresistas, leyes que el mundo entero las esta señalando como un ejemplo¨

Juan Manuel Santos

Junio 18 de 2014

FUE EFICIENTE EL TRABAJO DEL CONGRESO QUE TERMINA?

Semejante exabrupto solo se le ocurre al nuevo ¨ideólogo¨ de la tercera vía. Al señor Santos que tanto le gustan las encuestas se le olvidó que durante el último año las mediciones de opinión, en promedio,dejaron situado al Congreso de Colombia como una de las instituciones más desprestigiadas entre el 55 y el 65%.

A raíz de este balance engañoso que hace el Presidente sobre la labor legislativa del cuatrienio que termina vale la pena que los ciudadanos nos preguntemos sobre la calidad y la dimensión del trabajo adelantado por nuestros ¨padres de la patria¨.

De acuerdo con Congreso Visible y el Sistema de información para la gestión de asuntos públicos (Sidegap) durante el cuatrienio se presentaron 1.675 proyectos pero solo se aprobaron 333 leyes y 7 actos legislativos, lo cual representa, apenas, un 20% del total de las iniciativas presentadas. De estas, 323 fueron leyes ordinarias, 9 estatutarias y 1 orgánica. El 55% fueron de origen parlamentario, el 44.9% de origen gubernamental, el 0.9% de otras entidades como las altas cortes y la Fiscalía. Y el Congreso que se instala el próximo 20 de julio recibe 128 iniciativas en trámite.

Si estos datos se examinan desde un ángulo meramente cuantitativo uno podría decir, como lo afirma el presidente, que el Congreso ¨trabajo con mucha eficiencia¨ y como al señor Santos lo que le gusta es la cantidad y no la calidad, se entiende porque afirma que, además, el trabajo fue eficaz.

Pero para incomodidad del gobernante debemos preguntar no tanto cuantas leyes se aprobaron sino cual es la importancia y la calidad de las leyes que se discutieron y aprobarona la luz de las prioridades y urgencias económicas, sociales y políticas de los colombianos.

Veamos cuales fueron esas leyes que según J M Santos son ¨leyes progresistas que el mundo entero las está señalando como un ejemplo¨. Como nuestro presidente esta convencido que es un prócer, de las 333 leyes aprobadas, léase bien, 87 son leyes de honores y conmemoraciones. Un verdadero e ¨histórico¨ homenaje a la nostalgia de una elite decadente y obsoleta que el muy bien encarna y representa. Ni más ni menos que estas 87 leyes representan el 25% del esfuerzo legislativo de un ¨congreso admirable¨.

Es tanta la admiración en el mundo por el Congreso que termina, según el Presidente Santos, que 57 leyes más se dedicaron a mejorar el mobiliario, ampliar la planta de personal y aumentar los viáticos de la burocracia internacional refugiada en nuestros consulados y embajadas. Y como el mundo entero esta más pendiente de la calidad del trabajo del Congreso colombiano que de la copa del mundo que se juega en Brasil, 33 leyes se dedicaron al crecimiento burocrático de la administración pública y la estructura estatal.

Estos tres temas prioritarios, por lo urgentes para todos los colombianos, portadores de auténticos cambios progresistas y revolucionarios, representan el 53% del trabajo legislativo del parlamento colombiano durante el cuatrienio 2010-2014 regentado por nuestro flamante Presidente quien goza de un amplio reconocimiento en el uso generoso, eficaz y eficiente de la mermelada.

Mientras tanto los proyectos de ley sobre las prioridades que más angustian a nuestros ciudadanos no merecieron el cuidado y la atención necesaria por parte del gobierno Santos.

En las pruebas Pisa del año 2012 Colombia quedo en el puesto 62 en matemáticas, lenguaje y ciencias, en tanto en las del año 2013 en educación financiera nos correspondió el último lugar. Esta tragedia educativa a nivel internacional no conmovió al señor Santos y por eso el país pasó en blanco durante el cuatrienio congresional que termina: ni un solo proyecto de ley sobre educación se aprobó en el Congreso de la República.

La reforma a la salud angustiosamente esperada por todos los colombianos que diariamente ven morir a sus familiares a las puertas de las clínicas y hospitales en manos de operadores privados ineficientes, con contadas excepciones, se hundió en medio de la indolencia gubernamental.

La reforma a la justicia, tan urgente en el propósito de despolitizarla y recuperar la confianza de la sociedad en la solución pronta y justa de los miles de conflictos que afectan a los ciudadanos, naufragó en medio del lodo de la corrupción de mutuos favores entre congresistas, magistrados, jueces y miembros del gobierno.

Por estos días en vísperas de la instalación del nuevo congreso, el próximo 20 de julio, tres Senadores del partido de la U en medio de bofetadas y puñetazos buscan la bendición de Juanpa para ser ungidos como presidentes de esta alta corporación.

El presidente Santos, los miembros de las bancadas y los partidos aliados del gobierno deben creer que todo ese espectáculo boxístico es para disputarse el honor de presidir un congreso eficiente que según el primer mandatario se dedica a aprobar leyes ¨progresistas¨ que son ejemplo para el mundo.Es decir, para aprobar sesudas, profundas y trasformadoras leyes de honores y conmemoraciones, de embellecimiento de nuestros consulados y embajadas y de estímulos al gigantismo parasitario de la burocracia estatal.

La calidad del trabajo legislativo no se puede medir por la cantidad de leyes que se aprueben como lo piensa y lo cree Juan Manuel Santos o Juanpa, si es que esa familiaridad populachera lo hace sentir mejor.

La causa del desprestigio recurrente del legislativo colombiano radica en que a su clase dirigente no le importa saber si las leyes que produce le sirven o no a sus ciudadanos, lo que le importa es aprobar leyes en cantidad, algo así como una especie de ¨falsos positivos¨ legislativos.

Interpretar los sentimientos y necesidades de las personas, es decir, interpretar la moral pública implica discutir y aprobar leyes buenas, ponerlas en práctica, cumplirlas y hacerlas cumplir. No resolvemos nada aprobando muchas leyes, como sucede con el cuatrienio legislativo que termina, si estas son insustanciales y se ignoran.

Lo que le corresponde a un congreso distinto y moderno que quiera recuperar credibilidad y confianza no es echar discursos y hacer demagogia aprobando leyes vacías e innecesarias, sino producir normas y leyes que resuelvan problemas como los de la educación, la salud, la justicia, el empleo, etc, y sobre todo hacer que se respeten y se cumplan.

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