Casi lista la colación del odio y la incoherencia

El fin de semana pasado fue noticia la alianza hecha por Sergio Fajardo, Claudia Nayibe López y Jorge Robledo. Ya se sabía que ello iba a ocurrir, lo que no sabíamos era cuándo. En el título de este escrito digo que está casi lista esta coalición porque aún falta por llegar Clara López y Humberto De La calle, entre otros tremebundos personajes de la política nacional.

Esta es la coalición de la aversión, pues quienes la integran eso es lo único que expelen.

Vemos como la Nayibe es la reina, sí, la reina de la injuria y la calumnia; nadie es más santo que ella, nadie más impoluta que ella, nadie más inteligente que ella, mejor dicho, Nayibe es la nueva Astrea u Horas de la mitología griega –en este caso de la mitología criolla-. Quien ose decir lo contrario se convierte automáticamente en corrupto, indigno y politiquero por sentencia divina que solo ella puede impartir.

Por otro lado, tenemos a Sergio Fajardo. Personaje estético de la política colombiana, que, como buen modelo de revista sabe llamar la atención, pero de contenido nada. Ha tratado aparentar ser de centro e incluso ha dado explicaciones no pedidas a varios de los medios de información nacionales respecto a ese tema. Resulta curioso que dice no ser de izquierda pero la recolección de firmas se la adelanta el partido Polo; dice no ser de izquierda pero abanderó el Sí en Antioquia durante el plebiscito, es decir, apoyó y apoya la entrega del país a la Farc. Fajardo –como Santos- no solo ignora la realidad del país, sino que también desconoce nuestra Constitución y nuestro ordenamiento jurídico (tema mínimo que debe conocer quien quiera que desee llegar a tan alta magistratura), y esto se logró observar cuando la Senadora Viviane Morales en pleno debate debió aleccionarlo sobre esta materia. Ojalá y se ponga a estudiar un poco, pues mal haría yo en desear la ignorancia en el prójimo.
Finalmente (por ahora), nos encontramos a Robledo, hombre decente hay que decirlo, pero claramente de izquierda, quien desea (y lo dice la página web de su partido) instaurar el socialismo en Colombia, ese mismo socialismo que hoy habita en Venezuela. Recordemos que su partido fue el responsable de los desastres por los cuales atravesó Bogotá y hoy aún se sienten sus rezagos, cosa que no deseamos le ocurra a Colombia. Pero se le reconoce que es un hombre de debate y no da alaridos como sí lo hace la Nayibe.

Incoherencia hay y mucha, pues alegan ser los abanderados de la lucha anticorrupción, pero nada dicen de los escándalos que tuvo Fajardo durante su paso por la alcaldía de Medellín y la gobernación de Antioquia. Nada dicen respecto a la alianza Polo-Nule que paralizó el avance de la capital colombiana. Nada dicen de los escándalos de corrupción en los que ha estado envuelto la Alianza Verde. No olvidemos que ese partido fue el que solicitó al CNE detuviera la investigación que cursa en contra del presidente Santos por dineros recibidos por parte de Odebrecht. Como tampoco podemos olvidar que Nayibe, Fajardo y Robledo apoyaron la reelección de Santos, la reelección de un gobierno que se recordará como uno de los más corruptos. Tan así es, que el delito y pecado de Samper será una nimiedad en comparación con los de Santos.

Tósigo, mucho tósigo veremos salir de esta coalición. Pero lo peligroso no es que se junten, el peligro radica en que de llegar al poder este grupúsculo, serán ellos el puente, el gobierno de transición tan anhelado y discurseado por Farc. Y esto no es una invención propia, eso lo dijo la misma Nayibe en entrevista con Blu radio la pasada semana. Es decir, estimado lector, la colación del odio y de la incoherencia se presenta sin timidez como el gobierno que abrirá el escenario para que en Colombia opere el socialismo del siglo XXI. Miremos el espejo de Venezuela; en nuestras manos está la decisión, o mejor, el futuro que deseamos para Colombia.

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