Cinco mentiras

Siguen igual de ciegos que el primer día: creen que somos una mano de pendejos.

No sé a quién pretenden engañar. Yo pensaba que con el tiempo aprenderían a conocernos. Pero siguen igual de ciegos que el primer día: creen que somos una mano de pendejos. De otra forma no se entiende el comunicado sobre las mujeres de las Farc, una obra maestra al cinismo y un insulto a la inteligencia colectiva. Preocupante que con semejantes tipos del Secretariado, autores del pasquín, tenga el Gobierno que negociar la paz y nosotros, tragarnos el entuerto.

El comunicado se refiere a las notas que algunos hicimos sobre Héctor Albeidis Arboleda, apodado el ‘Médico’, acusado de practicar abortos forzados en las Farc, el Eln y el Erg. Yo hablé con varias de sus víctimas y no queda resquicio de duda de la brutalidad con que actuaban tanto él como los comandantes. En las Farc trabajó en los frentes 47, 9 y ‘Aurelio Rodríguez’.

Mentira número 1. Reza el comunicado: “Certificamos que en ninguno de ellos (frentes) ha militado o se conoce siquiera al personaje en mención. Por lo cual está claro que se trata de un montaje judicial y mediático”. Aseguran, además, que las Farc repudian sus métodos. ‘Iván Márquez’ y sus compañeros del Secretariado podrían preguntar a ‘Rubin Morro’, que está con ellos en Cuba tomando ron, cuánto le pagaban a Albeidis por cada aborto y las edades de los fetos y las mamás. El mismo ‘Rubin’ obligó a abortar a adolescentes embarazadas en contra de su voluntad.

Mentira número 2. “La violencia sexual es un delito de suma gravedad en nuestras filas… No solo se sanciona mediante el procedimiento de un consejo de guerra, sino que existe la alta probabilidad de que en este se sentencie con la pena máxima”. Sin ir más lejos, el propio ‘Rubin Morro’ violó a una guerrillera y la forzó a abortar. Que sepamos, lo premiaron con residencia de oligarca en La Habana. Como bien conoce “la guerrillerada”, al tropero lo castigan por violar, pero los comandantes tienen derecho de pernada.

Mentira número 3. “Es imposible criar hijos en la selva, y de esto se habla ampliamente con la o el aspirante a filas para que tengan completa claridad al respecto”. Las Farc reclutan con engaños a las adolescentes o se las llevan a la fuerza. Una vez adentro, les informan sobre los hijos, pero ya no pueden echarse atrás. Para infinidad de campesinas, no digamos indígenas, ser madres es un sueño irrenunciable, jamás aceptarían abortar. Si se sometieron a abortos en contra de su voluntad, fue por miedo a que las fusilaran.

Mentira número 4. “En todos los casos se sopesan muy bien los riesgos para la madre, la futura criatura y el entorno guerrillero”. Numerosos abortos los practicaron a los seis y hasta ocho meses de embarazo. Albeidis lo hacía de manera salvaje, con la complacencia de los comandantes, como denuncian exguerrilleras. Y en lugar de permitirles recuperarse bien, las castigaban con viajes de leña y cavar trincheras.

Mentira número 5. “Las mujeres revolucionarias luchan consciente y libremente por un país mejor. Todas y cada una de ellas se vinculan voluntariamente a la organización, y al hacerlo se comprometen a cumplir con todas las normas internas”. Es tan flagrante la mentira que debe doler en el alma a las guerrilleras que se desmovilizaron a riesgo de sus vidas. Si el Secretariado asegura esa infamia, ¿por qué no abren los campamentos y dejan que se vayan las que quieran? La respuesta es obvia: se quedarían tres gatos. De pronto, alguna como la holandesa desaprensiva que aprendió a matar y le quedó gustando.

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