Colombia necesita salir del adoctrinamiento Universitario

La cruzada por el fortalecimiento de la Universidad pública y la educación superior en Colombia, es sin duda una de las banderas que más empeño despierta para los embajadores del socialismo, y así como oportunistamente la defienden, también se preocupan por vender ante la opinión pública que todos los que estén por fuera de su séquito, son enemigos abiertos de la educación superior de calidad para todos.

Es preciso que nosotros los defensores de la democracia liberal entendamos con urgencia la vitalidad de tener liderazgo en los temas educativos y disputar a la izquierda ese electorado que no es militante, pero pide sin ambages educación superior de calidad para todos.

Y es que cuando hablamos de acceso a la educación superior, estamos refiriéndonos a una de las pocas posibilidades de soñar que poseen las familias pobres y de la clase media que juntas representan más del 50%de la población colombiana.

Estamos hablando de la ilusión que representa para una madre o un padre, enviar a su hijo a la Universidad, a que se gradúe y posteriormente con la consecución de un empleo estable a consecuencia de lo primero comience a ayudar económicamente a su familia.

Estamos hablando de la ilusión del propio estudiante de sacudirse y superar las barreras que le impiden tener una mejor calidad de vida.

De no ser por esa esperanza de que la educación superior les cambie la vida, no habría para ellos siquiera la ilusión de movilidad social, la cual todos los estados democráticos deben estar en condiciones de facilitar.
Tendríamos las frustraciones a la orden del día.

La educación superior de calidad y para todos es una reivindicación democrática en nombre de la igualdad de oportunidades, no es ni puede ser una bandera política ni del socialismo ni de ninguna de sus variantes.

Se requiere abordar con urgencia el debate de la Universidad pública y la educación superior en Colombia, sin sesgos ni prejuicios, pues así como hay una franja de opinión que incluye al ex presidente Uribe, convencida de que el camino hacia el desarrollo económico es más salarios y menos impuestos, también hay una franja, que como la primera, no es de izquierda ni de derecha, que defiende con ahínco y mucha razón, que la educación superior de calidad y la Universidad pública hay que fortalecerlas.

No sobra recalcar y me ofrezco como testimonio de ello, que a la Universidad pública no ingresa un militante de izquierda, ni entra un proyecto de guerrillero, ingresa un joven ávido de servirle a nuestro país, ávido de conseguir entre los vericuetos de la academia alguna fórmula que le permita transformar para bien su sociedad.

Por supuesto que hay muchas cosas que cambiar de cómo funcionan actualmente, estamos convencidos que la Universidad pública debe ser científica y deliberante en vez de violenta y dogmática como pasa en algunos casos, pero es ésta precisamente, otra razón que nos debería impulsar a asumir liderazgo y abordar con determinación este debate social ante tota la sociedad.

Los defensores de la democracia liberal en Colombia no podemos seguir permitiendo que el socialismo con mentiras se quede con el ímpetu y voluntariedad de esos jóvenes soñadores que ingresan a nuestras Universidades. ¡No podemos permitir que las nefastas ideas del socialismo nos roben más generaciones!

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