Como en un costal de anzuelos

Dijo el Presidente Santos en un acto público el día 25 de octubre del año en que se cumplen dos calendarios anuales de las negociaciones con las Farc: “lo que se busca en La Habana no es la paz, sino el fin del conflicto, el silencio de los fusiles”. ¿No fue con la consigna de la paz que obtuvo la reelección el señor Santos? ¿No es con la bandera de la paz que propone leyes y reformas fiscales para el posconflicto, es decir para vivir la paz?

Está claro que el fin del conflicto no es la paz que quiere el pueblo colombiano ni el Presidente. Esa figura política y militar denominada “el fin del conflicto” es el terreno de debate, es la arena movediza donde se cuecen las incertidumbres y donde se esconden las propuestas ventajosas e inaceptables de la guerrilla, que ha demostrado habilidad, iniciativa y sorpresa, con la asesoría y consejo del gobierno y del Partido Comunista cubanos.

Las Farc pescan con un costal de anzuelos, en una especie de magia roja por el mar Caribe, mientras los delegados santistas se enredan en medio de tanto anzuelo que dejan perpleja a la opinión pública nacional, opinión de la ciudadanía colombiana que no es ingenua, bien diferente a los dirigentes y personalidades internacionales, comenzando por Barack Obama y acabando por Tony Blair, que solo ven la superficie del tema y dan su aprobación y respaldo, ausentes de mirada crítica y conocimiento profundo.

La negociación se nos presenta ahora con los siguientes platos a consumir en el banquete de “la paz os impongo, la paz os doy”.

Las víctimas. Este capítulo es un arma de propaganda montado sobre la tesis de que todas las víctimas son iguales porque son “víctimas del conflicto”. Por lo tanto las Farc, militantes, guerrilleros y comandantes, así como sus brazos políticos son víctimas, y es el estadocolombiano quien debe repararlas. Las Farc agregan en declaraciones recientes, que debe hacerse un censo de víctimas desde 1930, censo que se realizaría a cabo en los 18 meses siguientes a la firma del eventual acuerdo del fin del conflicto. El censo lo haría una comisión especializada que reconozca las víctimas del modelo económico capitalista como factor histórico que las ha causado, además de las víctimas del modelo de producción agro-combustible y minero energético. Como si fuera poco, el censo debe servir para el reconocimiento de las víctimas colectivas sindicales, movimientos y partidos revolucionarios y organizaciones de DD.HH.- Las Farc le embuten a los seis puntos de la agenda, otros nuevos y complicados temas que vuelve onerosa la carga tributaria nacional a extremos  imposibles, a lo cual suman el desfile fantasmal de las presuntas víctimas desde 1930, año en que se funda el Partido Comunista en Medellín, bajo la tutela del PCUS, Partido Comunista de la Unión Soviética.

El armisticio. ¿Qué es un armisticio? Es el acuerdo entre dos fuerzas militares de estados diferentes que se encuentran en guerra, para poner fin a las hostilidades armadas. El general (r) Eduardo Herrera Berbel lo explicaba en su columna de un diario capitalino:”es un instrumento de derecho internacional que detiene hostilidades entre las partes de un conflicto entre Estados, que no implica el final del conflicto o el estado de guerra… Los beligerantes tienen derecho a ocupar territorios y ejercer soberanía”.

La propuesta de las Farc conduce a que la guerrilla pueda ejercer soberanía sobre una parte del territorio nacional (y en nuestro caso sería en los límites con Venezuela y Ecuador) y obtener un reconocimiento internacional. En resumidas cuentas: en la Colombia de hoy tener dos Estados, uno bajo la presidencia de Santos y otro bajo la dictadura del comandante Timoleón Jiménez, Timochenco.

De lo anterior hay una derivación táctica en la cual coinciden el gobierno y la guerrilla: el cese bilateral de fuego, antes o al momento de firma del acuerdo. Conlleva el título de “terminación del conflicto, no la paz”, como lo dijo Santos. Tampoco implica la entrega de armas ni la desmovilización militar de la tropa fariana. Ese será el momento de la gran explosión  propagandística de  Santos: el cese de fuego bilateral es la paz. De rodillas démosle gracias al nuevo Señor de los Anillos, al nuevo Señor de los Grilletes que nos amarrará a un acuerdo que hasta hoy no existe, pero que se proclama Príncipe de la Paz, con la bendición del Cardenal y la unción médica de Roy Barreras. ¡Súrsum corda!

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