¿Cómo van los diálogos de paz?

Los diálogos de paz en medio de los diferentes atentados terroristas del ELN y las FARC generan mucha preocupación.

Negociar en medio de las balas y sin ninguna consideración con las víctimas me parece terrible. Ahora se está hablando y dando espacio para las personas y familias que han sido víctimas de los abusos cometidos por los actores del conflicto, en el cual obviamente se deben tener en cuenta las verdades que no se han dicho en los últimos meses. De lado y lado debe decirse la verdad sobre las víctimas y vemos cómo los líderes de los alzados están reclamando indemnizaciones por los perjuicios y las pérdidas que han sufrido por el que ellos reclaman como “el crimen de guerra contra el cabecilla de las FARC comandante Alfonso Cano” (¡…!)

No hay nadie en Colombia que no quiera la paz. Incluyendo al presidente Santos quien se posesionó el pasado 7 de agosto y de manera vehemente expresó su deseo de paz.

Los diálogos en la Habana parece que avanzan pero existe tal hermetismo sobre ellos que muchas personas sospechan que los dineros de los alzados los tienen en el exterior. Surgen entonces varias preguntas sobre los acuerdos a que se ha llegado en La Habana y si los terroristas han propuesto algo sobre cómo indemnizar a los cientos de sus víctimas y especialmente sobre algunos secuestrados en los que mucha gente no sabe nada.

Como no hay suficiente claridad de las partes sobre los avances en los diálogos que se están adelantando, se dan bases para muchos imaginarse propuestas que impliquen cambios en el modelo de Estado o entrega de curules a los ex alzados cuando se retiren de esas actividades terroristas. Se debe informar sobre la continuidad del reclutamiento de los menores de edad en las guerrillas que es algo aberrante que debe ser suspendido de inmediato. Ni hablar de todas las verdades que deben contar los alzados sobre la siembra de minas en el campo que es algo que viola elementales derechos humanos para las familias campesinas ajenas al conflicto pero forzadamente involucradas en este terrible proceso.

El presidente Santos debería develar muchas verdades y socializar los acuerdos a los cuales se ha llegado – para que todos estemos informados sobre el proceso para el referendo que se pretende hacer y cuáles son las concesiones dadas. Sabemos que está muy pendiente de un posible premio Nobel por la paz pero no por ello puede poner en riesgo a las víctimas que seguimos siendo todos los colombianos, sobre todo con este mal invento de negociar en medio de los atentados. Debería existir el cese de hostilidades como condición para los diálogos.

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