CRISIS CAMBIARIA EN VENEZUELA: CRÓNICA DE UNA DEVALUACIÓN ANUNCIADA

Las medidas cambiarias adoptadas por el gobierno venezolano en lo corrido de este año, las cuales dan origen a un régimen de cambios mixto conocido como banda cambiaria, privilegia dos cotizaciones para el precio de la divisa, una fija equivalente a 6.30 bolívares por dólar para las denominadas transacciones esenciales que incluyen los alimentos importados; y otra flexible para transacciones secundarias como viajes al exterior y remesas, especialmente, calculada por un mecanismo de subasta definido por el Sicad – Sistema Complementario de Administración de Divisas-, donde el dólar se cotiza a una tasa que ronda los 11,30 bolívares. Estas medidas reflejan dos hechos que hoy marcan el devenir de la economía del hermano país.

Uno, pretenden frenar el alza exagerada en el precio del dólar en el mercado negro de divisas que en la actualidad se acerca a los 70 bolívares por dólar, con lo cual se valida la devaluación que viene sufriendo la moneda venezolana desde 2003 cuando se introdujo el control de cambios.

Y dos, resume la difícil situación que desde hace largo rato vive la economía, caracterizada por la acumulación de profundos desequilibrios económicos, consecuencia del manejo de políticas económicas desacertadas en materia de gasto que han promovido cuantiosos déficits fiscales, elevando la tasa de inflación a niveles cercanos al 60 % anual y fomentando la pérdida continua de reservas internacionales, que al cierre de 2013 registraba su valor más bajo desde 2004, del orden de los US 22.000 millones.

Estas medidas suelen tener poco impacto porque fomentan el tráfico de influencias y la corrupción, dado que muchas transacciones secundarias se pueden realizar al tipo de cambio de las transacciones esenciales.

Igualmente, si no se frena la inflación y no se recuperan las reservas internacionales, el sistema cambiario no es sostenible, se agudiza la crisis y con ello el mayor costo de las importaciones y el deterioro del comercio binacional.

En suma, como lo registra la historia de muchas economías de la región, este remedio puede ser peor que la enfermedad, porque las devaluaciones llevan a la pérdida del poder adquisitivo de la moneda local e impulsan el mayor uso del dólar.

* Decano Ciencias Económicas, Universidad de Antioquia.

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