Cuando la extorsión viene del Congreso

“El poder ejecutivo en nuestro gobierno no es el único objeto de mi solicitud, tal vez ni siquiera el principal. La tiranía de la legislatura es realmente el peligro más temible, y lo seguirá siendo durante muchos años por venir. La tiranía del poder ejecutivo vendrá a su vez, pero en un período más lejano” (Carta de Thomas Jefferson a James Madison, 15 de marzo de 1789).

Dicen que “la costumbre hace ley” y que “costumbre buena o costumbre mala, el villano quiere que valga”. Para algunos resignados, esta forma en que llegamos o construimos la ley está tan establecida, casi convertida en un rasgo cultural, que resulta una pérdida de tiempo poner en duda lo que supuestamente debe darse por “verdad”. Pero así suene ingenuo, yo prefiero estar entre quienes creen que “costumbre mala” debe ser desterrada.

Desde Aristóteles hasta Montesquieu, pasando por otras mentes iluminadas, advirtieron la reducción de riesgos que para una sociedad ofrece la separación de los “poderes” del Estado. Por eso es que uno no se acostumbra, así sea habitual, a que por la vía que fuese, se intenten borrar las fronteras entre ellos o que alguno se imponga sobre otro, ya sea por un desequilibrio temporal, y menos aun cuando uno de ellos extorsiona a otro.

Por eso no acepto la vieja práctica en este país en la que el Ejecutivo “ofrece dinero” o tiene que “pagar” una extorsión del Legislativo a la hora de presentar el presupuesto de la nación. Eso de asco, así sea costumbre. Es hasta simpática la creatividad con la que los ministerios de Hacienda bautizan esta cochinada. Hace años se llamaban “dietas parlamentarias”, luego fueron conocidos como “cupos indicativos” y ahora en este gobierno, muy elegantemente se denomina: “Inversión de Iniciativa Congresional”.

Para NADA necesitan los congresistas cuotas del presupuesto. Me dirán que yo soy un iluso y que no sé cómo es la política, pero prefiero pasar por ignorante que por cómplice. El legislativo es fundamentalmente para hacer las leyes, las necesarias y buenas, y no necesitan parte del presupuesto para eso. Que es que los congresistas representan y conocen las necesidades de las regiones y por eso necesitan plata. ¡Pura paja! Eso es parte de la cultura extorsiva del país en la que el votante extorsiona al congresista con su voto y luego el congresista reproduce el delito cuando extorsiona al Ejecutivo con presupuesto para aprobarle sus iniciativas legislativas. ¡Malditos todos!

Para resolver las necesidades de las regiones están los ministerios y unas cosas que se llaman “gobernaciones”, que a pesar de lo maltrechas que quedaron luego de la Constitución del 91, son los instrumentos lógicos y naturales para ello.

No volveré a votar por un congresista que no esté dispuesto a que el Congreso no meta sus manos en el presupuesto. Que se dediquen a hacer para lo que fueron elegidos, el debate inteligente y leyes pertinentes, no muchas.

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