Dardos y pullas

Margaret Thatcher decía que el socialismo funciona hasta que se acaba la plata…de los demás. Hasta que se acabó la plata de los europeos, principalmente de los alemanes, los griegos rechazaron cómodamente la austeridad.

Dado que Tsipras sigue sin entender nada sobre mesura, no me parece mal que los griegos salgan de la Unión Europea y prueben a ver si con sus propios recursos pueden seguir derrochando. A Maduro y a Correa, nuestros socialistas del vecindario, la fiesta les va a durar mientras que dure la plata…de los chinos.

A Donald Trump su peinado ‘Pompadour’, sus frecuentes ataques contra todo lo que representa diversidad, su cursilería sin limites, sus proyectos inmobiliarios de “lobería” desmedida, su grosera ostentación de riqueza y su afán de protagonismo lo encajan dentro de la definición clásica de payaso. Haciendo gala de una singular falta de tacto político, Trump –quien pretende llegar a la Presidencia de EE.UU habiéndose echado encima a la población hispana— desconoce que los hispanos están al borde de convertirse en la principal fuerza electoral en Estados Unidos, por encima de los afrodescendientes. El magnate, que insulta a los mexicanos que llegan a EE.UU, hace caso omiso de los seis millones de estadounidenses que anualmente van a México, muchos de ellos en busca de droga.

En una primera lectura, pareciera que la Fiscalía no cesa en su afán de mantener a los pícaros encerrados y la jueza Teresita Barrera en entregarles la llave del candado. Pero todo parece indicar que la juez actuó en estricto cumplimiento de la legalidad vigente. Si es la ley la que contempla que después de determinado tiempo no se puede mantener encerrada a persona alguna sin que medie un juicio y una condena, un juez o una jueza no tiene alternativa distinta a cumplir con la ley.

La frustrada venta de Pacific Rubiales pareciera ser una operación entre privados. Sin embargo, en la empresa ha aparecido un elemento perturbador: el que un paquete importante de acciones está en manos del Grupo O’Hara —un grupo de los llamados ‘boliburgueses’, individuos que han hecho sus enormes fortunas bajo el paraguas de la ‘Revolución Bolivariana’— que hasta la fecha ha evitado responder preguntas clave sobre sus negocios, el origen de sus fondos, la forma como compró acciones de la empresa y sus intenciones reales. Pacific es, después de Ecopetrol, la segunda compañía de hidrocarburos más grande del país. ¡Las autoridades no pueden seguir haciéndose las desentendidas sobre un tema tan delicado!

El terrorismo ambiental de las Farc y del Eln no tiene límites. Para algunos el daño a los ecosistemas en el caso del derrame del petróleo va a durar cuatro generaciones, más de cien años. Sorprende la pasividad, por no hablar de complicidad, de las ONG ambientales extranjeras. Con la pusilánime excusa que los grupos armados están en guerra con el Estado colombiano, estas ONG mantienen un silencio sepulcral. En días pasados, la BP fue obligada a pagar 18.600 millones de dólares por los daños causados en un derrame en el Golfo de México. Las Farc, y este debe ser un punto de obligatoria discusión en La Habana, deben dedicar parte de la inmensa fortuna que han hecho y siguen haciendo con el narcotráfico a reparar el inmenso daño ecológico que han causado con el terrorismo.

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