¿De quién la prepotencia?

En días pasados, un canal de televisión se negó a transmitir un programa preparado por la Secretaría Nacional de Comunicación (Secom) en el que, recurriendo a opiniones de unos pocos ciudadanos, se atentaba contra la honra y el prestigio de conocidos periodistas. El canal explicó que su decisión se fundamentaba en el apego a la ley y en la legítima defensa de los derechos humanos. Este digno gesto de rechazo a la imposición arbitraria y al uso de la autoridad pública para atacar a ciudadanos honestos, fue calificado como “prepotencia” por el Jefe de la Secom. La ciudadanía se indignó al conocer lo ocurrido y respaldó a los periodistas que habían sido víctimas de burlas y ataques. Como resultado, el Consejo de Regulación y Desarrollo de la Información y Comunicación, dio la razón a la empresa de TV y dispuso que la Secom suspenda la transmisión del programa. El secretario Alvarado, así arrinconado, se vio en la necesidad de reconocer su errada conducta y envió una carta con excusas a uno de los periodistas agraviados.

¿Dónde está la prepotencia? se preguntaría la ciudadanía al conocer la reacción del jefe de la Secom, indignada por la forma en que el poder usa y abusa de sus recursos y del dinero de todos los ecuatorianos, con fines propagandísticos, lo que incluye la suscripción de contratos millonarios para promover la imagen del jefe del Estado en el exterior. ¿La prepotencia está en quien reacciona con altivez ante los ataques del poder y exige respeto? ¿En la empresa que, en defensa de los derechos humanos y con sujeción a la ley, decide no transmitir el programa abusivo? ¡Qué curiosa manera de bastardear el razonamiento legal y ético para acomodarlo a los intereses mezquinos de una política autoritaria y de una ideología que pretende que el ciudadano se limite a obedecer sin cuestionar al poder! Es humano equivocarse, ha dicho Alvarado, pero “nuestra humanidad se valora más” al reconocer el error. ¡Y con tan generosa y altruista motivación, se ha autovalorado más! Si en el Gobierno hubiera una voluntad genuina de rectificar errores, habría que esperar que terminen, de una vez por todas, las grotescas sabatinas con sus segmentos de “canalladas y cantinfladas”, las infantiles imitaciones de la voz de líderes políticos, los abusos de las cadenas informativas.

En otro episodio de nuestra macondiana política, el presidente Correa invitó al alcalde Nebot a presentar su candidatura presidencial para el año 2017, y anticipó poder batirlo entonces en su propio reducto, Guayaquil. La Constitución vigente no permite a Correa ser candidato en el 2017. ¡Sin embargo, quien juró cumplirla y hacerla cumplir, movido por la vanidad pueril de triunfar sobre el Alcalde porteño, anuncia que entraría en una contienda electoral que hasta ahora le prohíbe la ley!

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