DEFENSORES DE QUIÉN

Contaba el doctor Fernando Isaza, que recién salido de su grado en derecho de la Universidad de Antioquia, a mediados del siglo pasado, llegó a su oficina un campesino muy bien vestido y lo saludó:

–Doctor Isaza, a usted me lo recomendaron como el mejor abogado para sacar a mi hijo de la cárcel.

El hombre le mostró el expediente del reo, donde se narraba claramente la sevicia, alevosía e intención clara de asesinar. Pero el hombre sacó del carriel de nutria un billete colorado de quinientos pesos (“billetes color ocre”, diría Jairo Cañola, mi paisano) “y al ver la plata, empecé a ver la legítima defensa del acusado”. Contaba Isaza.

Al preso lo soltaron y cuando vio al abogado le dijo:

–Hombre, doctor Isaza, usted habló muy bonito. Tanto, que hasta yo creí que no había matado a ese hijuep.

La tarea de los abogados penalistas es defender a sus clientes, sean o no, culpables. Eso lo entendemos. Yo entiendo mejor cuando el defendido es inocente, pero el culpable también tiene derecho a la defensa.

Hace poco se presentó el caso de dos fleteros o ladrones armados que resultaron muertos por las balas de su “víctima”, que resultó ser un campeón de tiro. A los muertos le resultaron sus abogados defensores: “que si la víctima se había excedido en la defensa, que una vida humana vale más que un carro”. Como si defenderse de los bandidos fuera malo.

Ahora vemos a mucha gente preocupada por la huelga de hambre de Santrich, preso porque lo pillaron negociando diez toneladas de cocaína para enviar a Estados Unidos de América a envenenar a millones de adictos a esa droga maldita. Santrich es un parlamentario que recibió ese honor del Estado colombiano, como “premio” por dejar de matar, secuestrar y narcotraficar, lo que hace más grave su delito. Además, porque como jefe guerrillero fue uno de los negociadores del “pacto del perdón” y lo incumplió, al reincidir.

Ahora, hasta unos importantes clérigos abogan por el preso en huelga de hambre, como si Santrich fuera tan importante para Colombia. Deberíamos preocuparnos más por la desnutrición de nuestros niños guajiros y chocoanos, por las víctimas del Guacho y por las amenazas de Petro que quiere ser “nuestro presidente” por diez años, para empezar.

Defensores son los que van a necesitar los directivos de Hidroituango y de EPM para salvar su responsabilidad con el desastre que se presentó en la presa del río Cauca, con todos los ojos del país puestos en ellos y en esa gran empresa de producción de energía de la que tanto esperamos.

Empresas Públicas es una entidad que todos en Antioquia queremos y respetamos. Los que hemos trabajado para esa querida entidad, los que recibimos sus servicios y esperamos sus futuros emprendimientos, sabemos que en EPM está prohibido cometer errores. Así decía mi jefe, Ignacio Gómez Sierra.

Ñapa: Un abrazo a todas las madres, vivas, difuntas y adoptantes, en este fin de semana. La maternidad es el don que Dios les dio a esas mujeres valerosas y amorosas que nos dieron vida y nos formaron para servir en este mundo.

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