Del sentido común, lo inexplicable y la paz

No me siento obligado a creer que un dios que nos ha dotado de inteligencia, sentido común y raciocinio, tuviera como objetivo privarnos de su uso. Galileo Galilei

“Del sentido común”, publicado en 1776 por Thomas Paine, es el panfleto libertario por excelencia en el que se fundamentan las razones de la independencia de los Estados Unidos.

Empieza distinguiendo el gobierno de la sociedad que representa todo lo constructivo y bueno que la gente en conjunto cumple. Por el contrario, el gobierno es una institución cuyo único propósito es el de protegernos de nuestros propios vicios y su origen se basa en la maldad del hombre. Es, por ende, en el mejor de los casos, un mal necesario. Paine dice que el único propósito de un gobierno es proteger la vida, libertad y propiedad de las personas, y que un gobierno debe ser juzgado únicamente en la medida que cumple ese objetivo.

He escogido este punto de comparación histórico, como una premisa fundacional de la democracia, porque en nuestro escenario colombiano la vida, libertad y propiedad han estado sometidas a una amenaza y destrucción permanentes por parte de un elemento contrario a todo lo que se entiende por sociedad; de tal forma que, una definición del ‘sentido común’ como, “los conocimientos y las creencias compartidos por una comunidad y considerados como prudentes, justos, lógicos o válidos para juzgar los acontecimientos y eventos de forma razonable,” se hace necesaria al haber probado que es una guía invaluable en momentos de decisiones críticas.

Al sentido común se oponen las ideologías, los titulares mediáticos, cierta mala política que impiden una evaluación razonable de los acontecimientos, por lo que pregunto: ¿Por qué el sentido común empieza a ser tenido en cuenta después de las derrotas? Ahora Santos dice: “Vamos a decidir ENTRE TODOS cuál es el camino que debemos tomar para que esa paz sea posible.”¿Dónde estábamos todos, en su criterio presidencial, hace cuatro años?

También el sentido común les decía a las Farc que el plebiscito no les convenía; que no podrían derrotar al estado por las armas; que lo mejor era negociar. La conveniencia, no el sentido común, les convenció que era posible no pagar cárcel si se conseguían un buen abogado y manipulaban las palancas necesarias; que sería posible llegar al poder por otros medios; al Congreso le pareció conveniente que el umbral del plebiscito fuera del 13%, etc. En este momento el Gobierno y las Farc tendrán que escoger entre lo que les dice el sentido común y la conveniencia porque la sociedad colombiana, a la que ignoraron, también ejerció el sentido común y la conveniencia en el plebiscito; lo resolvió y tiene bien claro por qué lo hizo cuál es su sentido común y conveniencia. Y somos más.

El sentido común nos dice confiar en los hechos, no en las palabras. ¿Qué nos dice el sentido común con respecto al 63% de abstención? Que no se sienten representados por el sistema político de decisiones, no tienen manera de reformarlo, por lo tanto no les interesa. Pero el 97% de esos abstencionistas rechazan a las Farc. Al ver el resultado del plebiscito, la falta de sentido común de Timochenko le hace hablar de paz mientras insulta diciendo que lamenta que el poder destructivo de los que siembran odio y rencor haya influido en la opinión del pueblo. No admite que él es el SEMBRADOR PRINCIPAL. ¿Por qué será? Dejo ese juicio a su sentido común, o a la ciencia, si lo prefiere.

Las FARC dicen: “Al pueblo colombiano que SUEÑA con la paz, que cuente con nosotros.” El sentido común lleva a decirme: Lo sueños son ilusiones; en las ilusiones uno se mantiene o se despierta de ellas. ¿Qué quieren decir las FARC? Ahora pregúntese usted de acuerdo con la definición que hemos dado arriba de sentido común si las siguientes peticiones vienen dictadas por la prudencia, la lógica, la validez ética, o son pareceres de Uribe o un capricho político:

  • Que jefes de las Farc no participen en política. (¿Es esto prudente mientras se pueden cimentar otras necesidades más urgentes como la reforma agraria que favorezca a los campesinos, sin la interferencia de las Farc?)
  • Que haya cárcel para los líderes. (¿Le parece justo, ya que otros transgresores como ellos están pagando por sus crímenes?)
  • Que las Farc aporten para la reparación.(¿Le parece razonable?)
  • Que el narcotráfico no sea delito conexo. (Le parece ético.)
  • Que la Constitución no se sustituya. (¿Le parece justo y válido?)

Si usted está de acuerdo con las evaluaciones anteriores, no está siendo uribista, ni es partidario del ex Procurador o santista; sencillamente es una persona que ejerce el sentido común.

Ahora refirámonos a lo ‘inexplicable’, o DESCONCERTANTE del resultado considerando la combinación de diferentes variables.

1. La ‘oración’ constitucional. En el preámbulo de la Constitución leemos: “invocando la protección de Dios, y con el fin de fortalecer la unidad de la Nación y asegurar a sus integrantes la vida, la convivencia, el trabajo, la justicia, la igualdad, el conocimiento, la libertad y la paz, dentro de un marco jurídico, democrático y participativo que garantice un orden político, económico y social justo.” Contrario a las predicciones apocalípticas de si ganaba el NO, la solución más incluyente se mueve en el sentido de la ‘oración constitucional.’¿Nota usted que la excluyente actitud inicial del gobierno ahora se vuelve incluyente cuando dice Santos: “Vamos a decidir ENTRE TODOS cuál es el camino que debemos tomar para que esa paz sea posible.” Para mí es una lección de que lo ‘desconcertante’ tiene explicaciones que no aceptamos, pero están ahí.

2. Una ley espiritual dice que si reconocemos y honramos a Dios, Él responde de la misma manera. Muchos se preguntan cómo saldremos del ‘impasse’ presente y la respuesta está en el Preámbulo de la Constitución si lo tomamos en serio.

3. El jueves 29 de septiembre se llevó a cabo en todas las iglesias del país una Homilía por la Paz en la que se pidió la protección pues el país estaba en peligro y se pedía discernimiento para los votantes.

4. El ex procurador Ordóñez, en una de sus usuales confesiones de fe, así como Timochenko promueve su ‘fe’ en el marxismo leninismo, dijo: “El resultado es un milagro, pues era la lucha entre David y Goliat.”

5. Mientras tanto en Cartagena se habían venido haciendo públicamente rituales santeros por la paz, en contravía del ordenamiento constitucional. Por otra parte, si consultan “Los rituales en la Habana en el proceso de Paz con las FARC” verán la foto de una santera cubana echándole lo que parece ser un polvito sobre la costa Caribe colombiana, precisamente donde apareció el huracán Mathew. Es decir, según mi leal saber y entender, estaba planteada una lucha espiritual y política.

6. Según María Isabel Rueda, quien votó SÍ, y conserva su objetividad, en su columna “Lo que nos jugamos” (EL Tiempo, 02.10.16) considera lo siguiente: “la abstención se calcula que podría ser de entre 60 y 65 %. En ella puede influir que los líderes del Sí son dos de las personas con menor favorabilidad en el país, el presidente Santos y ‘Timochenko’. Dicho y hecho.

7. Y continúa María Isabel: “El segundo factor que podría derivar en una sorpresa es la difícil medición de los del No. Con su torpe campaña de asociarlo con la guerra, el Gobierno no logró disuadirlos, pero los llevó a que se mostraran más reservados que los del Sí a la hora de revelar su voto, por el pudor social de ser estigmatizados como enemigos de la paz. Tan es así que algún encuestador mantiene en secreto un colchón del 20 % de ascenso del No a la hora de votar, consciente de las dificultades de encuestarlo acertadamente. Es decir, en este otro escenario, el Sí estaría inflado y el No, subestimado.” Dicho y hecho.

8. “Hasta el huracán Matthew podría impedir que los costeños voten bajo la lluvia.” Dicho y hecho. Hoy, 3 de octubre, el huracán se dirige a Cuba.

9. Los del Centro Democrático esperaban el triunfo del Sí, menos Pacho Santos quien intuía el silencioso voto del encuestador que no menciona María Isabel, que sorprendió, y que los otros encuestadores no pudieron detectar.

10. ¿Y en dónde están las predicciones apocalípticas de si ganaba el NO? En ninguna parte. Porque es un asunto de prioridades, o las dos caras de una misma moneda. Quienes votaron por el Sí, pusieron como prioridad 1, la esperanza, la ilusión; y después verían cómo se afrontarían las realidades del Acuerdo Final. Quienes votamos por el No, siempre tuvimos presente como prioridad 1, las dificultades del Acuerdo que, según Santos, no admitía discusión; y después, el anhelo de paz. Hoy ese ACUERDO PÉTREO es humo que se lo lleva el viento, a pesar de que Timochenko quiera asustarnos con su pretendido argumento de que lo político debe subsumirse a su criterio jurídico, olvidando que la Corte Constitucional dijo:“si el plebiscito no es aprobado, bien porque no se cumple con el umbral aprobatorio o cumpliéndose los ciudadanos votan mayoritariamente por el ‘No’, EL EFECTO ES LA IMPOSIBILIDAD JURÍDICA DE IMPLEMENTAR EL ACUERDO FINAL, COMPRENDIDO COMO UNA DECISIÓN DE POLÍTICA PÚBLICA ESPECÍFICA Y A CARGO DEL GOBERNANTE”. 

Señor Timochenko: Asuma lo que es de sentido común, según la Corte Constitucional y no le haga perder tiempo al país. Porque la verdad de todo lo que ha ocurrido podrá parecerle un rompecabezas; quizá necesite de analistas diferentes para entenderlo; podrá ir en contra de lo que todos esperaban; o contradecir de manera poderosa los prejuicios que se tienen contra la oposición; puede no concordar con la forma como un 50% de los votantes de manera desesperada y respetable concibe la paz. Pero nuestras preferencias no determinan lo que es verdad. Y a toda verdad le llega su momento. El suyo, Timochenko, no ha llegado, que es acceder al poder para establecer un fracasado socialismo, pero puede ayudar a construir de verdad, el deseo de la inmensa mayoría, asumiendo las responsabilidades que dicta el sentido común, y quizá sea usted perdonado.

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