Demasiado rápido comenzó el merequetengue

A escasos ocho días de la posesión del señor Santos para su segundo período en la presidencia, las cosas se han metido una enredada de padre y señor mío, pero esta vez, para colmo de males, los enfrentamientos no son ni siquiera entre el gobierno y la oposición, sino entre el mismísimo presidente y los partidos de coalición, que quedaron muy mal acostumbrados a la gigantesca cantidad de mermelada con que tuvo a bien alimentarlos Santos a lo largo de la vergonzosa campaña reciente.

La última y más feroz pelea se está llevando a cabo con motivo de la elección de Contralor la próxima semana. Inicialmente el presidente, haciendo alarde de una libertad de conciencia que nos dejó sorprendidos, hizo pública declaración de su independencia al anunciar que no estaba decidido a tomar partido por ningún candidato, por lo que los partidos de unidad podían estar tranquilos al escoger el personaje de sus preferencias. Pero no pasó una semana cuando ya se pronunciaba a favor del exmarido de la Cacica y exprocurador, Edgardo Maya.

Esta decisión dejó con la boca abierta a sus copartidarios, ya que el candidato de los liberales, sus principales aliados, y su combo, era Gilberto Rondón un personaje de la política criolla, gavirista hasta los tuétanos, pero que, según cuentan, no es totalmente del bolsillo del presidente… y además, parece que alguna vez saludó al doctor Uribe, lo que lo convirtió en enemigo acérrimo de Santos.

Pero, ¿cuál es la mayor importancia que tiene este incidente? Pues nada menos que el expresidente, que se caracteriza por su voz de cantante de ópera, fácilmente se puede convertir en el palo atravesado en toda la estrategia política del gobierno, lo que necesariamente produciría una crisis que sacaría a la luz pública todo lo sucio que se movió durante la campaña y que hasta ahora ha permanecido oculto con la complicidad de Santos.

Lo más evidente de todo este rastrojo es la demostración clara de lo lamentable como se está ejerciendo la justicia en el país. ¿Cómo puede ser posible que sea nada menos que el presidente el que interfiera en forma tan salida de tono en la escogencia de quien, según las funciones que le asigna la Constitución, tiene entre las principales la de ejercer control administrativo al Ejecutivo? ¿Es que la ley permite que cada funcionario pueda nombrarse sus propios jueces?

¿Hasta dónde va a llegar esta pelea de gallitos, que convirtieron muy rápidamente la sala de fiestas en una gallera?

En verdad el merequetengue no se demoró mucho en empezar, y como dicen por ahí, si así es la carrilera, cómo será la estación.

Pero como los malos ejemplos se pegan rápidamente, también con asombro vemos el agarrón entre la contralora Sandra Morelli y el fiscal Eduardo Montealegre, personaje este de muy poco carisma entre y quien le ha enfilado baterías a su contrincante en una forma despiadada, teniéndola a las puertas de una imputación penal muy delicada. Ya veremos en qué van quedando estos vergonzosos enfrentamientos entre los más altos funcionarios judiciales del país, para poder, algún día, darnos una explicación de por qué somos uno de los pueblos más violentos del mundo.

Con semejantes ejemplos, ¿qué más se puede esperar?

P.D.: Las mujeres son tan complicadas, que cuando se les aparece el Príncipe Azul, no es el tono de azul que ellas querían.

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar