En todo el país se evidencia la falta de objetividad de los medios de comunicación dominantes en las regiones y de cobertura nacional. La situación de universidades y colegios estatales que ha sido precaria por más de cuarenta años es un retrato de la degradación de la sociedadcolombiana que solo le conviene a las doctrinas subversivas y destructoras de nuestro orden social. La Universidad Surcolombiana de Neiva es una entre tantos casos.
Mediante la Ley 13 de 1976 se transformó el ITUSCO en Universidad Surcolombiana, con estructura similar a la de la Universidad Nacional de Colombia, excepto en la conformación del Consejo Superior; en consecuencia, limitó la competencia de la Universidad al ofrecimiento sólo de programas académicos establecidos por la Universidad Nacional. La Universidad Surcolombiana nunca atendió este mandato legal y creó otros programas que luego oficializó ante el ICFES. Vale decir que durante la primera década de existencia, varios programas nacieron sin tener un norte específico y sin el aval de la Universidad Nacional. Sólo en el transcurso de su desarrollo se fueron creando las facultades y oficializando los programas a nivel profesional ante el ICFES. Es la reseña histórica de una institución que representa la lucha contra el centralismo absurdo en todos sus orígenes, especialmente en favorecer a una sola institución pública que quiere convertirse en dueña y señora de la educación superior estatal de Colombia y de paso de la línea de pensamiento académico colombiano, con la respectiva participación en los jugosos presupuestos investigativos y de contratación estatal con menos competencia regional. La UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA, esa misma que sirve como verdugo letrado para Colombia en los infames diálogos habaneros.
Antes de entrar en materia, tenemos que tener en cuenta que Colombia, pese a sus múltiples retos en avance educativo y científico, tiene su educación superior estatal organizada a través del SUE –Sistema Universitario Estatal-, forma gremial que no existe, por ejemplo en los Estados Unidos que cuenta con las mejores universidades del mundo. Además de esto, y a diferencia de otros países como la Argentina, donde todas las universidades públicas son del orden nacional, por lo tanto de financiación del Gobierno Central –pese a ser país federal-; mientras que en nuestro país existen universidades del orden nacional, departamental, distrital, municipal y mixtas (origen y financiación público-privada) con origen estatal como por ejemplo la Universidad de Medellín y la Unitrópico de Yopal, Casanare. Esto último, sería perfecto si hubiese una mayor transparencia del manejo de los recursos y el reparto equitativo a TODAS las regiones del país de los mismos.
La propaganda gubernamental, aliada con el centralismo académico, desenmascarado en la decisión funesta del Ministerio de Educación de radicalizar la antidemocrática reforma al sistema de educación superior, sin mirar la realidad nacional ni las consecuencias de nuevos levantamientos y paros para la economía. A menos que tengan a la izquierda y extrema izquierda dentro del oficialismo, ya que la única oposición real es el uribismo.
“Y es que el actual Presidente de Colombia ha mirado y sigue apostándole a la región huilense, es así que en su mandato la inversión en Educación superó los más de 200 mil millones de pesos. Y cómo no!, se aportaron recursos para la Universidad Surcolombiana; los huilenses tuvieron gratuidad educativa. Gracias al Icetex, cerca de 12.749 estudiantes accedieron a la educación superior.El Santismo trata de disfrazar la precaria situación de la Universidad Surcolombiana, a través de presionar la renuncia de rectores como en el caso del doctor Eduardo Pastrana Bonilla mediante el chantaje del representante del Presidente ante el Consejo Superior –que siempre trata de escoger lo más cercano posible a los gamonales azules del Huila-.
El rescate de la educación superior y del departamento del Huila es una tarea paralela y relacionada. Debe fortalecerse el control ciudadano mediante el ejercicio de la veeduría ciudadana de la mano de los entes de control, cerrar el cerco al oportunismo político de la izquierda que dejó de ser opositora desde el 7 de agosto y que ahora no tendrá autoridad moral para disfrazar sus lloriqueos con cifras sobre los ya más de veinte años de crisis universitaria y eligiendo mejores autoridades universitarias a través de una participación política madura, ilustrada y popular, donde el Centro Democrático puede jugar un gran papel.
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