Desenmascarando a Juan Manuel

Como muchos liberales, conservadores y de otros partidos, voté por Juan Manuel a la presidencia de la república, fundamentalmente porque se comprometió a derrotar a las Farc. En el documento ‘Buen gobierno para la prosperidad democrática 110 iniciativas para lograrla’, afirmaba: “Decidiremos quién liderará nuestro país y en qué dirección avanzaremos. Decidiremos si queremos honrar el mejor gobierno en nuestro país en mucho tiempo, el gobierno del presidente Uribe, o si enterramos su legado. Decidiremos si queremos seguir avanzando, o si nos arriesgamos a retroceder…Vamos a consolidar la seguridad para que surja la prosperidad”. En el punto 96 sobre la seguridad democrática para el logro de la paz empeñó su palabra así: “Derrotaremos al terrorismo, terminaremos el conflicto y construiremos la paz.

Mantendremos una presión incesante sobre los violentos, organizados en bandas criminales, grupos guerrilleros y terroristas. No les dejaremos más opción que la rendición, la reinserción y la aceptación de la Constitución Política de Colombia. Mantendremos la exitosa política del presidente Álvaro Uribe Vélez, que combinó la mano tendida y el pulso firme”. Que pena repetirlo a estas alturas de la campaña, pero siempre es bueno que los electores sepan a qué clase de persona van a elegir el próximo domingo. Al país le incumplió con los prometidos 2000 kms de doble calzada; en Risaralda por lo menos, nos dejaron con el peaje más caro del país y aún no se termina la doble calzada entre Armenia y Manizales. Del millón de casas prometidas escasamente llegó a 16.000, según debate presentado en el Congreso.

Más se demoró durante la campaña pasada, en decir “En eso profesor Mockus yo le puedo firmar aquí en piedra o en mármol si quiere, en lo que usted quiera: no voy a subir tarifas”, que en presentar en el Plan de Desarrollo la propuesta de multiplicar el impuesto predial con el cual se afectó a 7 millones de colombianos dueños de pequeños predios. Santos dijo que al alcalde bogotano Petro, era un “mal alcalde, sin duda alguna” y que tenía reservas ante su capacidad de llegar a ser el “gran líder de la izquierda”, pero la semana pasada aceptó sin rubor, que los petristas adhirieran a su campaña, en un acto de desesperación electoral. Finalmente nos embarcó en unos diálogos de paz que durarían “meses” y ahora nos pide que lo reelijamos para seguir botando corriente otros cuatro años con las Farc, como si fueran unos angelitos, pensando tal vez que un enemigo débil no puede dañarnos, que es tanto como creer que una chispa no puede incendiar un bosque.

Vote por quien le dé la gana, pero vote informado, que la democracia del país está en juego y yo por lo menos, no quiero ver a las Farc legislando, sin pagar un solo día de cárcel como lo pretenden.

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