Discurso del expresidente Uribe en la condecoración a Jaime Jaramillo Panesso‬

A continuación, intervención del expresidente y Senador, Álvaro Uribe Vélez, tras entregar la Orden del Congreso en 'Grado Gran Cruz con Placa de Oro', al doctor Jaime Jaramillo Panesso.

La condecoración fue entregada, en representación del Congreso de la República, por los senadores Álvaro Uribe Vélez, Paola Holguin y José Obdulio Gaviria, en el Paraninfo de la Universidad de Antioquia.

"Yo quisiera esta noche no tener que dirigir unas palabras sino seguir leyendo a Jaime Jaramillo Panesso. Para mi esta ocasión tiene un motivo de desquite, porque cuando me acompañó en la Gobernación de Antioquia, por la circunstancia de que allí trabajábamos juntos, no podía imponerle el Escudo del departamento. Quise también en el ejercicio de la Presidencia distinguirlo con la condecoración que legó el libertador, pero siempre me acompañó en esa tarea, como lo recordó ahora Juan Fernando Jaramillo, su hijo. Por fortuna en este momento de la vida con mis compañeros del Senado de la República, del Congreso y con la juventud que nos representa en el Concejo de Medellín, acudimos a imponerle la Orden del Congreso de Colombia, para testimoniarle nuestra admiración, nuestro aprecio, nuestro respeto de compatriotas.

Yo mantenía una incógnita, me preguntaba ¿cómo puede Jaime Jaramillo Panesso soportar esta larga amistad política con alguien de la selva como yo?, muy a propósito de la fábula del final de sus palabras, pero el doctor Darío Ruiz, esta noche ha acertado, Jaime Jaramillo ha sido la cultura del sentimiento, la política del sentimiento, él es una mezcla, un equilibrio perfecto de sentimiento y de razón, de corazón y de erudición, es lo único que explica que nos haya tolerado por tantos años a algunos como a mí. Yo vivo muy agradecido de esa amistad estimado doctor Jaime.

Que vida tan importante, como Parlamentario en nombre de tesis de avanzada, Concejal de Medellín, abogado defendiendo a quienes en un momento se pudieron calificar como presos políticos. Lo recuerdo con Alberto Aguirre, y con otras personas en el Concejo de Medellín hace muchos años, advirtiéndole a la ciudad, que el mejoramiento de los servicios públicos no era suficiente, que la convivencia requería espacios de recreación; una tesis novedosa, creo que hasta ese momento no se había ocurrido en nuestro medio ¡cómo la trajo de bien! Fue la primera ocasión en que mi generación empezó a escuchar las cifras de los metros de verde que se requieren por cada ciudadano en las grandes urbes, y de sus debates surgió la necesidad de que no se vendieran los terrenos del Aeropuerto (Enrique) Olaya Herrera, que se  preservaran para por lo menos tener un aeroparque; la idea anterior era contraria, se había firmado con el Banco Mundial un empréstito para construir el Aeropuerto José María Córdova, y se había definido que se venderían los terrenos del Olaya Herrera, para ser urbanizados y pagar ese empréstito, que mal se le habría hecho a la ciudad. Me correspondió a mi trabajar para que se levantara esa cláusula y se logró; el inspirador fue Jaime Jaramillo Panesso en sus escritos, en sus debates en el Concejo de Medellín.

Cómo da de gusto oírlo o leerlo sobre el tango o como nos deleitó esta noche, con Pericles y con Solón, su concepto de ciudadano y esa chispa tan vivaz que inspiró la fábula de sus palabras de hoy.

Cómo da de gusto oírlo y leerlo sobre el Derecho y sobre la Historia, alguien me preguntó ayer que qué opinaba del fallecimiento de Fidel Castro y dije estoy esperando leer la columna de Jaime Jaramillo Panesso.

Y a fe, que genera mucha expectativa. La verdad  es que cuando uno piensa en la historia de la Patria, y quiere detenerse en algunos pasajes de la historia del siglo pasado de la política, de esa Revolución de Octubre en la Unión Soviética, de la transición de Kerenski, de su debilidad que impidió que el Zarismo fuera reemplazado por la democracia, debilidad que permitió que el Zarismo fuera reemplazado por algo igual o peor: el comunismo, uno tiene que abrir las páginas de Jaime Jaramillo Panesso. Difícil encontrar quién hubiera estudiado y escrito mejor sobre todos esos pasajes de la historia. Ese equilibrio entre la historia, la política, el Derecho, el tango, el buen sentido del humor; el sentimiento, como dijera esta noche el profesor Darío Ruiz.

Juan Fernando me hacía recordar, cómo nos ayudó en la Gobernación de Antioquia y en la Presidencia de la República. Esa Ley 975, la Ley de Justicia Paz y Reparación, la primera que incorporó en Colombia la obligación de la reparación de las víctimas, mucho le de debe a Jaime Jaramillo Panesso, en su concepción y en la preocupación para que a las víctimas se le cumpliera.

Me parece tan importante que un humanista como él, no se haya dejado llevar a declinar el reclamo de justicia, es algo bien peculiar, un hombre de toda la avanzada social, un hombre del más profundo humanismo, ha sido al mismo tiempo quien ha seguido el más recto y severo criterio de justicia. Creo que eso nos obliga a meditar sobre el presente y futuro del país.

Si yo lo definiera en lo político, diría una pluma rigurosa en la defensa del Estado de Derecho; y en lo económico, he venido pensando en tres escuelas que de pronto van a disputarse el porvenir de Colombia en lo inmediato: la escuela de los que proponen que todo se reparta, pero niegan la creación de riqueza; la escuela del bla bla que habla de reparto y de creación, y no logra reparto ni creación de riqueza; y la escuela que tiene que crear riqueza y hacer reparto. En tantos años de conocimiento de Jaime Jaramillo Panesso, lo veo como un vigía en la defensa de esta última escuela.

Tan importante ha sido para nosotros su compañía. No podré olvidar aquel enero de 1986, cuando acudió con Gerardo Molina, José Obdulio Gaviria, Leonardo Betancourt -después asesinado- a la sede del Sector Democrático. Ese día le escuchamos un discurso de antología a Gerardo Molina, y a partir de ese momento sentí yo un motivo de tranquilidad, de afianzamiento pluralista en nuestra lucha, al contar como he tenido el privilegio de contar todos estos años con la luz, el consejo y la amistad de Jaime Jaramillo Panesso.

No podré olvidar su tranquilidad y su equilibrio para apoyar una política de seguridad, defenderla frente a quienes la condenaban señalándola como una política de guerra, y al mismo tiempo explorando las posibilidades de la paz.

No podré olvidar su preocupación por las víctimas, toda la entrega de su sentimiento por las víctimas y toda la severidad del juez, del jurista frente al delito ¡qué combinación! porque hoy en la Patria muchos nos hacen pensar que la defensa de las víctimas es la impunidad del victimario. Jaime Jaramillo Panesso, nos ha hecho tanta claridad sobre los caminos que necesitamos.

El día que el Señor Gobernador le impuso el Escudo de Antioquia, pude decirle yo unas palabras que hoy quiero repetir antes ustedes, ante su familia y ante este grupo de coterráneos del periodismo, la política es difícil cada nueva hora trae un reto, el terminó con esa bellísima frase, de que “quien resiste y no se vence, no es derrotado”; pero tengo que decir, que en este difícil periplo de nuestra carrera política, en el momento de dificultades yo me he detenido para darle gracias a Dios, por tener amigos y compañeros de lucha como, Jaime Jaramillo Panesso, que nos honra, nos protege y nos guía, muchas gracias.

ÁLVARO URIBE VÉLEZ

(Medellín, lunes 28 de noviembre de 2016)

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar