Duque rompe diálogos con el Eln y reactiva órdenes de captura

El presidente Iván Duque anunció la noche de este viernes que ordenó el levantamiento de la suspensión de las órdenes de captura a los 10 miembros del Eln que integraban la delegación de paz de ese grupo en Cuba, revocando la resolución que creaba las condiciones que permitían su permanencia en ese país.

Esto significa, señaló, la terminación inmediata de todos los beneficios otorgados a ellos en el pasado por el Estado y la activación de las circulares rojas de la Interpol. De esta forma, el mandatario puso fin al proceso de paz que se venía realizando con esa guerrilla y que durante meses no presentó resultado alguno.

Diálogo con el Eln, una historia de decepciones

Los intentos de diálogo con la guerrilla del Eln han sido casi una política constante de los gobiernos de Colombia. El actual proceso, que hoy es finalizado por el gobierno de Iván Duque, se acordó y se negoció en su fase exploratoria bajo el mandato de Juan Manuel Santos. Esta es por lo menos la séptima ocasión que esta guerrilla dilapida una oportunidad de alcanzar un acuerdo de desarme y desmovilización con el Estado colombiano.

La primera mesa de negociación con el Eln data de los años 80. Belisario Betancur, Cesar Gaviria, Ernesto Samper, Andrés Pastrana y hasta Álvaro Uribe, todos presidentes de Colombia que en algún momento de sus gobiernos, a veces en repetidas ocasiones, intentaron acercarse al Eln para acordar una salida al conflicto. Todos fracasaron. ¿Por qué?

Pese a que el nacimiento del Eln se da casi simultáneamente al de las Farc en los años 60, las estructuras de ambas guerrillas son radicalmente distintas. Mientras la primera tiene un mando mucho más federativo, donde los frentes en los territorios pueden tomar decisiones, a veces sin que siquiera el Comando Central (Coce) tenga conocimiento, en las Farc el mando y control era completamente vertical.

Esto facilitó que los hombres que negociaban con el gobierno luego pudieran trasmitir las decisiones a sus filas en Colombia y confiar en que estos las acatarían. Con el Eln nunca hubo una claridad de que esto fuera posible. Otra gran diferencia radica en lo que ambas guerrillas entienden como participación civil.

Aunque tanto para las Farc como para el Eln la participación de la sociedad civil en cualquier negociación fue fundamental, la forma en la que se entendió esta participación fue diferente. Mientras para la primera esto se podía hacer indirectamente, el Eln exigía un contacto directo con las comunidades más afectadas por la guerra, lo que logísticamente hacía improbable llegar a cualquier acuerdo.

Pese a todas estas dificultades y a muchas más, el gobierno de Juan Manuel Santos emprendió una fase de conversación exploratoria con el Eln a comienzos de 2014. Estos son los hitos más importantes de un acuerdo de paz que siempre se mostró improbable y que después del atentado en la Escuela de Cadetes de Policía General Francisco de Paula Santander, en Bogotá, concluye sin ninguna oportunidad.

Se confirma fase exploratoria

El 11 de junio de 2014 el gobierno de Colombia y la guerrilla del Eln, le anunciaron al país y al mundo que desde inicios del año mantenían conversaciones exploratorias para iniciar una mesa formal de negociación en busca de un acuerdo de paz. En el comunicado señalaron la “voluntad reciproca” de ambas delegaciones para acordar una agenda común y agradecieron a los países de Brasil, Ecuador, Noruega y Venezuela el acompañamiento y garantías al proceso.

En octubre del mismo año, Nicolás Rodríguez Bautista, alias ‘Gabino’, máximo comandante de la guerrilla, le expresó al país la voluntad de paz de la agrupación e invitó al gobierno a pactar un cese al fuego bilateral indefinido. Esta petición se repetiría varias veces durante las negociaciones, sin que el gobierno accediera.

Juan Manuel Santos anunciando fase exploratoria de negociaciones con Eln. Foto: captura video Presidencia de la República.

Reunión Eln – Farc

El 11 de mayo de 2015, casi un año después de haberse iniciado el proceso exploratorio y ya cuando las negociaciones con las Farc cumplían tres años, Juan Manuel Santos informó a los colombianos que había facilitado una reunión entre los jefes máximos del Eln y las Farc.

El mandatario justificó su decisión afirmando que esperaba que aquello contribuyera al propósito de avanza hacia el fin del conflicto. La opinión pública se mostraba cada vez más ansiosa de resultados en el proceso del Eln. Aunque esa guerrilla pidió en varias oportunidades que su negociación se “uniera” a la de las Farc en una formula que definió como “dos mesas (de negociación), un solo proceso”, el gobierno siempre se negó temiendo que los problemas del proceso con el Eln afectara el que ya adelantaba con las Farc.

Emboscada deja 12 uniformados muertos

El 26 de octubre de 2015 el Eln atacó a una patrulla del batallón de Alta Montaña Santos Gutiérrez Prieto, de la Primera Brigada del Ejército, en zona rural de Güicán, departamento de Boyacá. Los hechos ocurrieron hacia las 2:00 de la tarde y según el presidente Santos los responsables fueron guerrilleros del Eln.

La emboscada dejó 12 militares muertos y una desconfianza sobre la voluntad de la guerrilla en la paz. Según alertaría la ONU en un comunicado posterior, dicho ataque había “roto la confianza” entre las partes. A partir de allí la guerrilla insistió en varias oportunidades que estaba lista para iniciar una fase pública de negociaciones, mientras el gobierno, en cabeza de Frank Pearl, jefe de la delegación, se negaba a aceptarlo.

Aún así, y pese a muchas reticencias, ambas partes acuerdan el 30 de marzo de 2016 iniciar una fase pública de negociaciones.

¿Despega el proceso?

Tras dos años de acercamientos y muchos tropiezos, el 30 de marzo de 2016 el gobierno de Colombia y el Eln acuerdan en Caracas, Venezuela, fijar una agenda de seis puntos que debe concluir con el desarme de la guerrilla. Ambas partes se comprometen a llevar los diálogos de forma “directa e ininterrumpida”.

La agenda era la siguiente: 1) Participación de la sociedad, 2) Democracia para la paz, 3) Víctimas, 4) Transformaciones para la paz, 5) Seguridad para la paz y dejación de las armas y 6) Garantías para el ejercicio de la acción política. Desde el primer momento muchos expertos señalaron la ambigüedad de algunos puntos de la agenda, lo que, según preveían, podría dificultar el avance de las negociaciones. El futuro les daría la razón.

Antes de instalar la mesa de diálogos en Ecuador, Santos les exigió liberar a todos los secuestrados en su poder. La guerrilla se negó a aceptar ese compromiso y desplegó una serie de operaciones alrededor del país que afectaron con paros armados a cientos de colombianos. El inicio de las negociaciones se enredó hasta el punto de que el gobierno se vio obligado, para oxigenar el proceso, a nombrar a un nuevo delegado en la mesa: Juan Camilo Restrepo, exministro de agricultura, es designado como nuevo jefe negociador el 23 de octubre de 2016.

Durante este tiempo de incertidumbre con el Eln, Juan Manuel Santos logra llegar a un acuerdo con las Farc, se produce el plebiscito para refrendarlo (que perdería) y gana el premio Nobel de la paz.

Por fin, el 7 de febrero de 2017 se instaló una mesa oficial de negociación en Quito, Ecuador.

Juan Camilo Restrepo, entonces negociador del Gobierno en proceso de paz. Foto: Colprensa

Sin embargo, el proceso estaría lleno de tropiezos y dificultades para avanzar. Los ataques de los guerrilleros a la población civil (con la realización de paros armados) y a las fuerzas públicas hicieron cada vez más costoso políticamente avanzar en las negociaciones. Muchos ciclos se vieron retrasados y los resultados no llegaban. Pese a eso, ambas delegaciones lograron “pequeños” acuerdos que parecían tener la capacidad de generar confianza y destrabar los grandes puntos de la negociación.

El 6 de abril de 2017, tras 58 días de diálogo en Quito, las delegaciones anunciaron un acuerdo sobre desminado y derecho internacional humanitario. Este avance se vio rápidamente superado por el descontento que generaba que dicha guerrilla no renunciara al secuestro como forma de financiamiento. El proceso cayó lentamente en un estado de congelamiento del que no se recuperaría.

Los atentados dinamitaron el proceso

El inicio del quinto ciclo de conversaciones con el Eln fue suspendido por Juan Manuel Santos después de que la guerrilla aceptara su autoría en uno de los atentados contra la Policía más graves en la historia de Barranquilla.

El 26 de enero de 2018 explotó una bomba en la estación de Policía del barrio San José de esa ciudad, que dejó cinco uniformados muertos y 40 más resultaron heridos. El gobierno de Juan Manuel Santos, ya en su recta final, se vio forzado a detener los diálogos, aun pese a que la Cancillería de Ecuador, país garante, hiciera esfuerzos para reiniciar la mesa.

Así quedó la estación de Policía de Barranquilla.

Por fin, y solo después de un cese unilateral del Eln, el ciclo de conversaciones inició el 15 de marzo de 2018, pero ya para esa fecha la sociedad colombiana estaba cansada de un acuerdo largo y sin resultados, el gobierno de Santos estaba a punto de terminarse y la escena internacional también mutaba. El 18 de abril de 2018, el recien presidente de Ecuador, Lenín Moreno, afirmó que su país no continuaría albergando los diálogos.

El cambio de gobierno en Colombia

Ante la negativa de Ecuador de seguir siendo la sede de los diálogos, el proceso de paz con el Eln se trasladó a Cuba. En cuidados intensivos, sin mayor apoyo de los colombianos, la negociación intentó retomar el rumbo en La Habana, sin embargo, el triunfo en las presidenciales de Iván Duque endureció la posición del Estado colombiano.

Desde su primera intervención como presidente, Iván Duque dejó claro que solo seguiría el proceso de paz si el Eln dejaba de secuestrar, atacar la infraestructura del país y a las fuerzas militares. Aunque la delegación de la guerrilla se mantuvo y se mantiene en Cuba, el gobierno nunca cedió en sus exigencias, la guerrilla nunca aceptó dejar de delinquir, y los diálogos estuvieron prácticamente liquidados.

El atentado en la Escuela de Cadetes de Policía General Francisco de Paula Santander fue el fin de cualquier posibilidad a corto y mediano plazo de alcanzar un acuerdo de paz con el Eln. Aunque algunos expertos y parte de la sociedad civil y algunos líderes políticos insisten en que en un futuro la puerta debe seguir abierta a la negociación, se muestra improbable que bajo las actuales condiciones el gobierno lo intente de nuevo.

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar