EE.UU y el Medio Oriente

Como es sabido, la revista The Economist considera que tras 16 meses de combatir el Estado Islámico en el noreste de Irak, la coalición de los Estados Unidos no ha logrado casi nada con sus bombardeos y que la firma del acuerdo para ´compartir inteligencia´ entre Irak y Rusia, a pesar de haber enojado a los estadounidenses, sí se considera en los medios domésticos de Irak como el comienzo de una coalición con capacidad para contener el Estado Islámico.

A los pocos días de firmar este acuerdo suscribieron otro los iraquíes con dos enemigos de los Estado Unidos: Siria e Irán, y, para completar, abrieron los rusos una oficina en Bagdad cerca de la embajada de los estadounidenses.

A continuación disparó Rusia algunos misiles desde el mar Caspio sobre Siria y el primer ministro de Irak, Haider al-Abadi, aprovechó para solicitarles a los rusos que incluyeran en su futura campaña desde Siria los objetivos contra el Estado Islámico localizados en Irak. El ejército iraquí posee ya tanques rusos y se habla de permitirles que establezcan una base aérea rusa en su territorio.

Los Estado Unidos reaccionaron con tristeza ante la realidad de tener que aceptar que Rusia bien podría recuperar el dominio que tuvo sobre Irak durante la Guerra Fría. Hasta el momento, el señor Abadi ha permanecido leal a la coalición. Pero su llamado para solicitarles ayuda a los rusos, junto con su fracaso para combatir la corrupción interna, parece que le aconsejará a la coalición buscar otros líderes.

Los iraquís aducen que ellos se gastan un cuarto de su presupuesto nacional luchando contra el Estado Islámico y que, además, la caída en los precios internacionales del petróleo les ha empeorado su economía. Que han ofertado bonos en el mercado internacional con rentabilidades del 11% por año y que nadie les ha comprado sus papeles. Entre tanto, mientras insisten los Estados Unidos en palabras de Obama “en degradar y destruir” el Estado Islámico, lo único que han logrado es dividirles su país y contener el califato en lugar de hacerlo retroceder.

Desde esa posición de debilidad, el señor Abadi podría estar interesado en preferir a Rusia en lugar de los Estados Unidos. La ayuda estadounidense, se queja, ha caído un 80% desde 2007. Los envíos de armas han sido tardíos y los aviones de la coalición no han protegido las fuerzas armadas de los iraquís.

Pero la amenaza de que Rusia juegue un papel importante, ha movido a Obama a intensificar sus ataques sobre Baiji y Ramadi, a proteger las fuerzas armadas de Irak y a entregarles armas a las tribus sunitas rebeldes. Recordemos que los sunitas son los islamistas mayoritarios en Irak, Siria y el resto del mundo. Los chiítas son los islamistas heterodoxos y minoritarios salvo en Irán.

Algunos chiítas –no todos- apoyan a Rusia e Irán. Pese a ello, nunca había tenido el Estado Islámico tantos frentes de ataque, afirma un militar estadounidense. Pero todos esperan recuperar a Mosul, la segunda ciudad de Irak, aun cuando se dividen entre los que consideran que a Obama le queda grande la recuperación y los que estiman que Rusia sí está capacitada para la retoma.

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