El circo de Petro

Al margen de si fue o no excesiva la inhabilidad de quince años (a mí me lo parece), a Petro lo suspendieron por sobrado y por bruto, no por exguerrillero.

Si un ataque de sensatez no lo remedia, y me temo que no lo hará, la Fiscalía terminará de consumar la semana entrante uno de sus osos históricos. Llamará a declarar, con la solemnidad del caso, a Francisco Santos para que aclare si es cierto lo que Otty Patiño asegura que dijo y si lo dijo por decir, como una paja mental cualquiera, o porque se lo habían dicho y lo repitió con conocimiento de causa. Es decir, graduaron el chisme y la futurología política de delito.

Como el Fiscal General asumió la defensa de oficio de Gustavo Petro, está visto que él y sus fiscales están dispuestos a cometer todo tipo de tonterías. La de la citación a la pareja supera, incluso, al peliculero allanamiento de la Procuraduría para buscar indicios de delito en la sentencia que suspendió a Petro.

Por supuesto que no hallaron nada, quizá porque no sabían ni qué buscaban, si un chicle pegado bajo la mesa del procurador encargado de redactar el fallo o un borrador con faltas de ortografía. Y ahora ocurrirá tres cuartos de lo mismo.

A ver, señor Francisco Santos, sírvase decirle a este despacho si usted dijo “Si a Petro lo suspenden, yo me lanzo”. O si afirmó: “Yo sé que a Petro lo suspenden, así que yo me lanzo”. O si fue: “¿Y si suspenden a Petro, como aseguran Raimundo y todo el mundo, usted, Otty, me apoyaría si me lanzo?”. Y muchas variables más que habrá dispuesto el sesudo fiscal responsable del interrogatorio para contrastar lo declarado el jueves por Patiño.

Al final comparecerán ante los medios, con rostro de trascendencia histórica, a emitir un veredicto cantinflesco. Porque todo alrededor de la famosa suspensión del Alcalde capitalino traspasó hace rato la frontera de lo serio para convertirse en un vodevil.

Al margen de si fue o no excesiva la inhabilidad de quince años (a mí me lo parece), a Petro lo suspendieron por sobrado y por bruto, no por exguerrillero. Quedó nítido en la entrevista a Adriana Córdoba, veedora del Distrito, que le hizo María Isabel Rueda.

Ella, que es una funcionaria decente donde las haya, juiciosa y favorable al Alcalde, lo recordó: a Petro se le advirtió hasta el cansancio que si seguía por la vía de imponer su criterio ignorando las normas, por acertado que fuera, se estrellaría. Dio papaya y en esos cargos y con esos enemigos, era evidente que bien no terminaría.

Es comprensible que pretenda convertir en persecución política lo que no deja de ser una sanción administrativa como tantas otras aplicadas a casi un millar de alcaldes. Pero, que yo sepa, ser Alcalde de Bogotá no da licencia para infringir normas y si Petro no se quiso bajar del pedestal en el que habita aunque estaba más que avisado por todo su círculo, tendrá que asumir que el error fue suyo y esto nada tiene que ver con La Habana ni con que a un exguerrillero no lo dejen gobernar. ¿Acaso Navarro no pudo ejercer cargos?

Para rematar la faena, quiere que se vote la revocatoria contra la que tanto peleó y de ahí que necesite que esa sectaria CIDH lo ayude. Cree que demostrará en las urnas que es un mártir de la democracia y si eso supone botar a la basura 50.000 millones, le vale cinco. De estupendo y respetado senador pasó a ser mal alcalde y ahora un engreído populista convencido de que el Universo gira a su alrededor.

Como la sensatez no es lo que prima en este caso, puede que le salga la jugada y vayamos el 2 de marzo a las urnas a quemar plata. Lástima.

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