El Congreso de los huevos de oro

Justo cuando se discute la eficacia de los legisladores plurinominales y resurgen el rencor colectivo y el desprecio ganado a “ley” por nuestros diputados, brincan nuevos datos para echarle más limón con sal a la herida.

Nuestros representantes populares podrán defenderse y alegar que sacaron el paquete de reformas estructurales más trascendente de la historia y buscar a empujones un lugar en el Olimpo, ahí junto a los padres constituyentes de 1857 y 1917…

Pero el dispendio y el abuso los vuelve a poner en su lugar… al fondo del basurero de la indignación ciudadana.

El quinto número del Reporte Legislativo, elaborado por la consultoría Integralia, dirigida por el doctor Luis Carlos Ugalde, pone el dedo en la llaga. Revela la opacidad presupuestal reinante entre la casta divina, integrada por diputados, senadores y miembros de congresos estatales.

Vamos de lo macro a lo micro.

El Congreso Federal recibió entre 2002 y 2014 un total de 135 mil 886.4 millones de pesos, seis millones menos que el total de los Congresos locales, incluida la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.

El aumento presupuestal en 12 años fue, para los federales, de 54%, mientras que los locales obtuvieron un incremento total de 110 por ciento.

La bonanza legislativa contrasta con el desplome del poder adquisitivo del salario mínimo, que, según estudios de la UNAM, ha caído de 1987 a la fecha algo así como 77.9 por ciento.

Dicho de otro modo: en dos sexenios, mientras los congresos locales duplicaban su gasto, completo y “copeteado”, al resto de los mexicanos cada peso se nos hizo más chiquito, casi en 30 por ciento.

Ahora bien, a nuestros legisladores no les basta con tener más. Al incremento de sus recursos hay que añadir la falta de rendición de cuentas y la persistencia de partidas misteriosas.

El estudio de Integralia, revelado ayer, reporta que en los primeros 20 meses de la actual legislatura, es decir, entre septiembre de 2012 y mayo de este año, los grupos parlamentarios de la Cámara de Diputados ejercieron dos mil 142.85 millones de pesos sin ofrecer ningún tipo de comprobación. Toda esa “lana” se fue al nebuloso campo del llamado “apoyo logístico”, dizque para pagar al personal de cada una de las fracciones partidistas. Por este concepto, los actuales diputados recibieron 64% más que sus predecesores.

Si a eso suma usted los pagos extraordinarios —denunciados por Ricardo Monreal—, los viajes a cuerpo de rey —destapados por el diario Reforma— y tantas otras lindezas de las cuales no nos enteramos, no hay manera de querer a nuestros representantes (im)populares.

Pero, por favor, no se indigne tanto. Nuestros esforzados legisladores ya decidieron hacer un gran sacrificio y eliminar el famoso “bono de marcha” por un millón de pesos —por cabeza— que pretendían recetarse en su último año de gestión. Eso sí, están solicitando siete mil 338 millones de pesos de presupuesto para el próximo año legislativo, 8% más que en los últimos 12 meses…

… y ante todo esto, no faltan diputados y diputadas quienes preguntan por qué nadie los quiere.

LA RIFA DEL TIGRE: Silvano Aureoles Conejo, coordinador de la bancada perredista en San Lázaro, dejaría de serlo. A partir del próximo lunes presidiría la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados. Aleida Alavez no logró impedirlo… Silvano estaría por lo menos hasta que su partido decida lanzarlo —por segunda vez— como candidato a la gubernatura de Michoacán, donde el pronóstico es reservado, toda vez que en aquel estado de emergencia no quieren saber nada de perredismos, después de aquella docena trágica iniciada por Lázaro Cárdenas Batel y mal terminada por Leonel Godoy Rangel…

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