El DANE y sus numeritos de empleo

No se puede dejar pasar por alto la amañada presentación del director del DANE con las últimas cifras de desempleo, que no son tan favorables como las describió en ingenuos medios de comunicación.

Actualmente existen 37’788.000 colombianos en edad de trabajar, mayores de doce años, de los cuales solo 24’136.000 ofrecen su mano de obra, los demás estudian o ya no buscan empleo por diversas razones; de esta oferta laboral, sólo 12’376.000 logran conseguir un trabajo digno y 7’061.000 más tienen un contrato laboral pero en actividades muy por debajo de su nivel educativo y con remuneraciones paupérrimas, mientras que 2’564.000 compatriotas viven del rebusque, sin contrato alguno, ni prestaciones sociales, ni nada. Pero los que más sufren son los 2’135.000 desempleados que, a pesar de pasar muchas hojas de vida y entrevistas, no logran ninguna oportunidad y ni siquiera viven del rebusque.

Sacando la proporción que estos desempleados representan en el total de colombianos que ofrecen su mano de obra al mercado (2’135.000/24’136.000), tenemos el 8,85 % del que tanto se vanagloria el director del DANE diciendo, además, que los mismos conceptos para sólo las 13 principales ciudades arrojan el dato “más favorable” de los últimos 16 años, pero ocultando que el veneno de esta cifra está en el denominador de tan manipulable cociente, el cual se redujo en el último año en 449.000 personas, las cuales, absolutamente frustradas, ya dejaron de ofrecerse en tan deplorable mercado laboral.

Esta disminución en la oferta de mano de obra tiene varias razones como, por ejemplo, ponerlas a estudiar cualquier curso en el Sena, muchos de ellos inútiles por cierto, o porque definitivamente se aburrieron de buscar empleo. La realidad es cruda y terrible: No se generan puestos de trabajo suficientes y los que existen tienden a una menor remuneración.

La creación de puestos de trabajo está estancada, no solo en Colombia sino en el planeta entero; por ello, esconder la realidad no ayuda en absoluto y es más el daño que se hace. No conviene vender ilusiones falsas, pues de los 76.000 nuevos ocupados en el último año, todos son catalogados de subempleo, y el número de desempleados solo se ha reducido en 16.000 personas. Que el engaño no sea política de Estado, por favor.

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