El debate contra Uribe

Esta semana el Capitolio nacional fue testigo silente de uno de los más tristes espectáculos que ha tenido que soportar nuestra democracia en las últimas décadas. Tal vez desde aquella noche de septiembre de 1949 en la que el templo de la democracia protagonizó una balacera que obligó a que el gobierno de Ospina cerrara al legislativo, los colombianos no veíamos una iniquidad semejante.

El ex presidente Uribe no estuvo citado a ningún debate de “control político”. Estuvo allí en condición de acusado en un juicio a todas luces ilegal. Mucho se ha dicho al respecto, pero no sobra recalcarlo: la ley no permite que un congresista cite a otro congresista para que responda por hechos del pasado.

La bancada mayoritaria, afecta al gobierno de Santos, se hizo la de la vista gorda y –por miedo o complicidad- permitió que un declarado enemigo de Álvaro Uribe Vélez llevara a cabo un espectáculo cargado de mentiras e imprecisiones.

Fiel a su talante, el ex presidente concurrió al debate y de manera puntual y enérgica desvirtuó, una vez más, los cargos temerarios que se le han pretendido imputar.

No es exagerado afirmar que no hay una sola persona en Colombia cuya vida no haya sido examinada con tanta minuciosidad como la del hoy senador Álvaro Uribe. Desde que su figura empezó a perfilarse como el gran líder nacional que es, sus enemigos y contradictores políticos, conscientes de la incapacidad que tienen de derrotarlo en la gesta democrática, se han dado a la tarea de inventar toda suerte de infamias contra él, creyendo erradamente que con ello lograrán menguar su liderazgo.

Cuán equivocados estaban y siguen estando. El expresidente Uribe es un ave de tormenta. Sabe sortear los vientos más adversos y cuando la nube está más cargada en su contra, más alto es su vuelo. Disgústele a quien le disguste, Colombia tendrá a Uribe ahí por muchos años más cumpliendo su papel de gran protagonista de la política nacional.

Lo que ocurrió esta semana genera un grave perjuicio al Estado de Derecho. El Congreso se prestó para violar de manera abierta y descarada la ley. El Legislativo está para ejercer control político al Ejecutivo, no para que un congresista exija rendiciones de cuentas a sus colegas. De hacer carrera la nefasta doctrina implementada a la fuerza por las mayorías santistas, los grandes debates nacionales serán desplazados por citaciones mezquinas y revanchistas.

Con grandeza y altura la bancada del Centro Democrático enfrentó la redada contra el ex presidente Uribe. Se respondieron una a una las infamias expresadas contra él. Juan Manuel Santos y sus mandaderos en el Congreso creyeron que nos amilanaríamos y que seríamos inferiores al desafío planteado. Nueva equivocación. Los uribistas estamos en esta batalla, sabemos que será larga y por eso estamos preparados para enfrentar todos los embates que sea menester.

Lástima, eso si, que el gobierno quiera paralizar al Congreso y convertirlo en un juzgado de causas políticas, olvidando que los ciudadanos nos eligieron para que en su representación saquemos adelante las normas necesarias para un mejor vivir de todos los colombianos.

Por: Margarita Maria Restrepo A

Representante a la Cámara de Antioquia

CAROLINA SEGURA CAMACHO

Abogada Asesora

Carrera 7 No.8-68 Edificio Nuevo del Congreso

Tel. 3823576/3205977269

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