El delito de opinión

Cuando menos se esperaba, la Fiscalía General de la Nación terció en el debate político que debe darse sobre las negociaciones con las Farc. Aunque no es nueva, la intromisión es grave porque insinúa el delito de opinión y le genera más enemigos de los que tiene la iniciativa del Gobierno.

Me explico: la Representante a la Cámara María Fernanda Cabal emitió por twitter un comentario desinformado sobre la sonrisa de Ángela Giraldo, una de las víctimas escogidas para hacer presencia en La Habana frente a la guerrilla. Fue algo de mal gusto y nada más. Nada más debía pasar, porque la gente no es ignorante y casi nadie es seguidor de twitter así los políticos y los funcionarios públicos vivan pendientes de los trinos.

De pronto, le aventaron la Fiscalía, ávida de intervenir en todo. El Vice Fiscal denunció a la representante Cabal ante la Corte Suprema por los delitos de “injuria, calumnia, actos de discriminación y hostigamiento agravado”. Es decir, la señora cometió el crimen de decir en público lo que pensaba y por eso debe ser lapidada. Es que desafió a un régimen que se queda con los órganos de control y todo lo que aparezca, y al parecer no dudará en usarlos.

Alguien dijo que la política en Colombia se está judicializando y la justicia, politizando. Y no de ahora: allí está el ejemplo de la expresidente del Senado, Nancy Patricia Gutiérrez, que luego de seis años de padecimientos y acusaciones infundadas, fue declarada inocente sin que nadie le presentara disculpas por haberle arruinado su carrera y su vida. O de Dilian Francisca Toro, a quien acusaron hace cuatro años, la tuvieron detenida y aún no le resuelven su situación.

En ambos casos, el delito fue tener éxito y haber desempeñado uno de los cargos más importantes del Estado colombiano. Y el hecho abrumador es que la Justicia no actuó como correspondía. Temo que ahora, con la señora Cabal que dice cualquier cosa con tal de tener protagonismo y aunque sea absurdo, le van a aplicar la licuadora, poniéndola sub judice. Es decir, se inventaron el delito de opinión para tratar de silenciar la crítica al diálogo con las Farc, que no a la paz.

Ya se verá la actuación de algún Magistrado llamando a indagatoria a quien sólo es culpable de decir una barrabasada. Pero hay algo más: el señor Humberto de la Calle, cuyo deber se limita a negociar con las Farc y a informar sobre lo que ocurre en la mesa de negociación, se le aventó a la yugular a la Congresista, inventando el verbo “revictimizar”. Es decir, ahora es también censor.

Y la señora Cabal, feliz. Contrario a quienes piensan que debería estar “apabullada, atortolada y atribulada”, como dijo alguna vez Gilberto Alzate Avendaño, está como unas pascuas. Le dieron escenario a su extremismo, y la convirtieron en víctima de la aplanadora en que se ha convertido la Unidad Nacional. Es decir, su barrabasada se volvió importante. Y su opinión, que la inmensa mayoría no compartimos, se transformó en bandera, porque puede llevarla a la cárcel.

No es difícil adivinar quién puso al Vice Fiscal a hacer semejante papelón. Pero si puede decirse que les salió el tiro por la culata, así pongan a la señora Cabal a subir las escaleras de la Corte Suprema. Hoy todos estamos defendiendo su derecho a decir lo que quiera porque estamos en un país libre y aquí no existe el delito de opinión. ¿O sí, señor Fiscal?

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