El drama económico de América Latina

Las exportaciones de América Latina cayeron por tercer año consecutivo en 2015, lo que debería generar una mayor atención sobre algo que explica una buena parte del problema económico de la región: la falta de diversificación de sus exportaciones.

Las exportaciones latinoamericanas se redujeron en un 14 por ciento este año, debido principalmente a la fuerte caída de los precios de las materias primas, según un nuevo informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Lo que es peor, es probable que las exportaciones continúen cayendo en 2016, dice el banco.

Uno de los principales problemas es que muchos países de la región están exportando solo un puñado de productos, en algunos casos las materias primas que han estado vendiendo al exterior desde hace un siglo. Y cuando los precios internacionales de estas exportaciones caen, la economía de la región se desploma.

Fíjense en estas escalofriantes cifras que me dio Paolo Giordano, economista principal del Departamento de Integración y Comercio del BID:

Venezuela depende de un solo producto, el petróleo, para el 96 por ciento de sus ingresos de exportaciones, y Ecuador depende de apenas cuatro productos para el 75 por ciento de sus exportaciones.

Colombia, Bolivia y Paraguay dependen de menos de 10 productos para el 75 por ciento de sus exportaciones, mientras que Chile, Perú y Panamá dependen de 23 productos para llegar a ese porcentaje, y la Argentina de unos 50 productos.

La excepción es México, que hasta hace algunas décadas dependía del petróleo, que en la actualidad se basa en 132 productos para el 75 por ciento de sus ingresos de exportación. No queda muy por detrás de Corea del Sur, un país exportador, que tiene 142 productos que representan el 75 por ciento de exportaciones.

Para empeorar las cosas, la mayoría de las exportaciones de América Latina continúan siendo materias primas, que valen cada vez menos en el mercado mundial. Si se excluye México, el 81 por ciento de las exportaciones latinoamericanas son materias primas.

En comparación, solo un pequeño porcentaje de las exportaciones de la región son servicios, como trabajos médicos o informáticos exportables, que son cada vez más lucrativos en la economía global.

¿Qué debería hacer América Latina? No tendría sentido para la región dejar de producir materias primas, o desalentar sus exportaciones. En cambio, debería ampliar su canasta exportadora, inventando nuevos productos y servicios, y agregándoles valor a sus exportaciones tradicionales.

Hay una gran oportunidad para muchos países de América Latina de exportar servicios intensivos en conocimiento, que actualmente representan sólo el 0.7 por ciento del PIB de la región, según el estudio del BID, titulado Monitor de Integración y Comercio 2015.

Costa Rica, por ejemplo, exporta cada vez más servicios de médicos que leen los exámenes de rayos X para los hospitales de Estados Unidos. Argentina y Brasil han visto un crecimiento rápido en su “economía naranja” de industrias creativas como las audiovisuales, musicales y digitales, dice Giordano.

Además, los países latinoamericanos deben tener políticas de Estado que fomenten la innovación en industrias en las que ya tienen ventajas competitivas. Chile, por ejemplo, ha estado exportando salmón durante muchos años y tiene mucha tecnología asociada a la industria del salmón. Debería concentrarse en exportar más de ese tipo de tecnología, dijo Giordano.

Mi opinión: El hecho de que los datos del BID hayan atraído poca atención en América Latina es preocupante, porque sugiere que muchos países están prestando poca atención a la peligrosa concentración de sus exportaciones.

La mayoría de los países latinoamericanos mencionan la desacelaracion económica de China como el principal factor de la caída del 0.3 por ciento del producto regional bruto este año. Sin embargo, muy pocos señalan el hecho de que una buena parte del drama económico latinoamericano se debe a que la mayoría de los países exportan apenas unos pocos productos.

A menos que estos países pongan la innovación y la diversificación de las exportaciones en el centro de su agenda política, seguirán sufriendo los ciclos de bonanzas y desplomes económicos que han caracterizado su historia. Y el momento de hacerlo es ahora, antes de que haya otro auge de las materias primas que provoque un nuevo clima de complacencia.

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