El final de la primera vuelta

Después de los escandalosos sucesos que nos tocó aguantar durante los pasados días, cuando con repudio soportamos unos ataques de muy baja calidad entre los dos contendores que llevan la delantera, parece que después del debate del jueves en la noche va a ser difícil que las aguas regresen a sus cauces normales, y al menos dejarán de tener el carácter de sucias borrascas que nos habían llenado el tarro.

Debo reconocer que Marta Lucia Ramírez, la niña Clara y Peñalosa sacaron un cinco aclamado con su comportamiento y merecen todo el reconocimiento por la forma gallarda como han llevado sus campañas, aunque por esas cosas de la democracia sus oportunidades de llegar a una segunda vuelta no son las mejores.

Respecto a Zuluaga y el candidato presidente, confieso que mis querencias están definitivamente con Uribe y Zuluaga, aunque eso no me impide hacer unas críticas al final de esta primera etapa, que estuvo copada por peleas personales. Todo indica que nos iremos a la segunda vuelta, y ahora la cuestión tiene que ser con base en ideas, propuestas, soluciones, y sobre todo patriotismo, para que cada candidato haga públicos sus argumentos sin llegar a los vergonzosos insultos que tuvimos que soportar.

En el debate pasado se notó que el enfrentamiento entre los mayoritarios había bajado de tono, a pesar de que Santos, como es su costumbre, estuvo pinchando a Zuluaga, tratando de sacarle la piedra, hasta que en cierto momento lo consiguió, pero este respondió con altura, exigiéndole al presidente que lo respetara, por lo que las cosas no llegaron a mayores. Lo mismo pasó al comienzo de la sesión, cuando una periodista que quería darse vitrina comenzó su serie de preguntas como si tuviera un barril de gasolina, removiendo el asunto de los hackers que nos tiene hasta la coronilla, produciendo un temor inicial de que íbamos a caer en lo mismo en lo que veníamos.

Personalmente creo que la primera vuelta dejará como ganadores a quienes han tenido las mayorías en las encuestas, quienes se tendrán que enfrentar en la etapa definitiva, y allí es cuando veremos quién será el preferido por el país: si la continuidad del candidato-presidente con todas las dudas que deja, sobre todo en los álgidos temas de la paz, o el candidato del Centro Democrático, lo digo sin miedo, que se dejó tropezar inocentemente por los palos que le puso en la rueda la campaña de Santos, que está plagada de politiqueros, hábiles algunos, y astutos la mayoría, que no se quieren dejar quitar la mermelada con que tan espléndidamente los alimentó este gobierno.

Reconociendo que ninguno de los candidatos estuvo brillante, pienso que se confirmará en las urnas lo que han reflejado las encuestas, sin que se presenten sorpresas de importancia.

Mi pronóstico final, dándomelas de imparcial para lo que se nos viene encima, es muy sencillo:

Las encuestas serias indican que, como lo expresó Marta Lucía Ramírez, no yo, el 75% de los colombianos no está de acuerdo con la reelección. Esta cifra es mortal para las aspiraciones de Santos, y podría poner en el partidor a Ramírez, quien se ha comportado muy bien en la TV y en la plaza pública.

Al quedar como finalistas Zuluaga y Santos, se puede ver, como lo confirmó el debate, que la candidata conservadora es mucho más afín a Zuluaga que a Santos, por lo que buena parte del partido conservador se irá con el primero.

Peñalosa, a pesar de su carisma y capacidad, no estuvo muy brillante, por lo que queda en la incógnita el camino que tomarán sus seguidores.

Muy bien Clara López. Lástima que sus relaciones políticas la hayan dejado por fuera de sus posibilidades, pero mucho tendrá que seguir figurando en el panorama político colombiano.

Santos, a pesar de que estará en la recta final, se le nota un alto grado de desesperación, y de su seguridad inicial de hace tres meses queda poco. Tiene que cambiar radicalmente sus argumentos, actuando a la altura de un verdadero presidente y quitándose de encima un buen número de lacayos gritones, que mucho daño le están haciendo.

Zuluaga ha demostrado su capacidad y personalidad para ser presidente, alcanzando con solvencia cifras que lo ponen como primer aspirante. Pero también tiene que tener mucho cuidado para no dejar que le sigan sacando la piedra. Y, sobre todo, tener cuidado con las trampas como en la que cayeron tan inocentemente él y sus colaboradores

P.D.: Siempre he tenido la opinión de que el trabajo intenso es simplemente el refugio de los que no tienen absolutamente nada que hacer.

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