El gran fraude

Hay que saber navegar en los escritos del 'Colectivo Alvear Restrepo' para entender cómo ellos promueven las peores injusticias, siempre acompasadas con vil apología de la 'oposición armada'.

En 'Colombia, ¡Nunca Más!' (http://t.co/W8rqOEX), los 'Alvear' compendiaron la doctrina legitimadora de la 'insurgencia' y justifican su táctica para neutralizar moral y legalmente al Estado y la sociedad, todo encubierto con rótulo magnífico: "defensa de los derechos humanos de los luchadores del pueblo". ¡Labor paradójica!: exigen conculcar sus derechos fundamentales a aquellos que se destaquen en la defensa de la democracia, pero defienden a capa y espada la libertad de los sindicados de terrorismo. El libro de marras es, para la 'insurgencia', un manual de "todo pa' mí, nada pa' vos"; o de "lo ancho pa' uno, lo angosto pal' otro".

Reacción casi natural del lector frente a este artículo (tan erístico, tan polémico) será solidarizarse con la parte débil, ¡claro!, los autoproclamados defensores de derechos humanos. ¡Pues no! ¡Reconsidérenlo! El 'Colectivo' es la parte fuerte ante el aparato estatal colombiano, mientras que los defensores del Estado -civiles o militares- están en el desamparo, víctimas de la insania política y sadismo jurídico del Colectivo.

El Colectivo defiende y ataca, siempre con aplauso. Suele ser apoderado eficiente de las figuras de la 'insurgencia' y arrasador persecutor de quienes defiendan al Estado y a la sociedad. Pongo casos: 1) Persiguen sin descanso la anulación del refugio político de María del Pilar Hurtado (al tiempo, 'comandos armados altruistas' allanan su casa, roban sus archivos y la dejan sin un peso para sobrevivir, esperanzados, seguro, en desesperanzarla y obligarla a renunciar 'voluntariamente' a su amparo). 2) Exigieron llevar a la cárcel a Bernardo Moreno. 3) Son los que insultaron, a título de víctimas, al presidente Uribe en la sesión de la Comisión de Acusación de la Cámara. 4) Nos tienen ad portas del cadalso judicial al ex vicepresidente Santos y a mí. A él, por atreverse a denunciar un aquelarre terrorista en Ecuador con presencia de brujas colombianas; a mí, por columna sobre el tema. 5) Los guerrilleros capturados en flagrancia -como los 'sindicalistas' de Fensuagro-, o el 'profesor Cienfuegos', miembro de la cúpula internacional farosa; o Piedad Córdoba y los demás partícipes en la cofradía electrónica de 'Raúl Reyes', nada temen del que antiguamente llamaron aparato represivo del Estado porque el Colectivo siempre logra su libertad incondicional y urgente.

El ataque y la defensa son adentro y afuera. En Washington, para la Comisión Interamericana de Derechos Humanos es 'verdad sabida' lo que ellos, y su primera cliente, Piedad, digan contra el 'estado mafioso y asesino' de Colombia. Y, al contrario, las denuncias de dirigentes negros de 'derecha' son desestimadas como inmunda propaganda 'paraca'. En un mismo día, la Comisión Interamericana tomó dos determinaciones sobre Colombia: 1) Ordenar al Estado que blindara el apartamento de Piedad. 2) Retirar cualquier protección a Moya y Blandón (lo que los condenó a esperar, desvalidos, la tortura y la muerte a manos de un 'altruista frente insurgente').

El Centro de Pensamiento Primero Colombia ha confrontado -sin temor a que nos apliquen la combinación de formas de lucha- las ideas del Colectivo y sus adláteres en el libro Sofismas del terrorismo. En Parapolítica, verdades y mentiras, denunciamos la razzia moral y judicial contra quienes se atreven a enfrentar legítimamente a la guerrilla.

Ahora, Libardo Botero, director académico, devela en El gran fraude cómo la extrema aprovechó el debate del TLC para dejar de quemar la bandera americana en la Séptima y se fue a quemar la tricolor en la Quinta Avenida de Nueva York. Libro extraordinario. Les contaré.

José Obdulio Gaviria

Eltiempo.com

Agosto 3 de 2011

Share on facebook
Facebook
Share on google
Google+
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Buscar

Facebook

Ingresar