El México de las simulaciones

¿Por qué México es campeón mundial de telenovelas? Porque por lo visto, los montajes son deporte nacional.

Desde nuestra barroca cortesía apta para simular sentimientos y seguir formas, hasta el rebuscado lenguaje político diseñado para decir poco o nada en muchas palabras y así, salir del paso.

“No existen condiciones para ello, no obstante, (pónganle la institución o partido que quieran) actuaremos con firmeza para alcanzar la justicia social que merecemos, con estricto apego a la ley y los derechos humanos”. ¿Qué tal?

Esta respuesta podría ajustarse a la pregunta que le hiciéramos a cualquier espécimen de la clase política mexicana, no importa si el tema es seguridad, economía, sociología o  un diagnóstico clínico.

El México de las simulaciones.

Aperitivo: primero de mayo, Día del Trabajo

Como cada año, inauguramos mayo con las manifestaciones y desfiles del sector sindical, que toma las calles para lanzar consignas y reivindicar sus “luchas” sindicales.No obstante, en la realidad, el sistema sindical ha creado una verdadera fauna de simulaciones. Desde los trabajadores que no trabajan, que son aviadores y cobran por no realizar el trabajo o bien, no hacer nada y recibir remuneración, hasta los dirigentes que poco se interesan en el trabajador. Además los líderes sindicales llegan en sus Mercedes, o camionetas lujosas y del año, con más escoltas que un secretario de Estado. Incluso en algunos casos, como el líder ferrocarrilero Víctor Flores, su comitiva llega uniformada de rojo y lentes oscuros y porra, como si Justin Bieber hubiese irrumpido en el Zócalo de la Ciudad. ¿Son ellos los dirigentes de los trabajadores? Maestros que no pisan un aula ni por error, pero que seguido se les ve en las calles gritando consignas o rompiendo puertas del siglo XVII, así como quebrando negocios aledaños. Líderes mineros que nunca han trabajado en una mina. ¿Cómo llegan a ser líderes de un sector en el que no han laborado? Pues siendo hijo del líder en turno.

El México de las simulaciones.

En el templete se les llena la boca de la palabra defensa, empleo y trabajadores. No obstante, en la realidad, los sindicatos mexicanos no defienden trabajadores, sino que sus cúpulas lucran económica y políticamente con ellos. Les quitan dinero, enriquecen desmedidamente a sus líderes y afectan a las empresas que son las fuentes de empleo y extorsionan gobernantes.

Pero en las declaraciones, hablan de dignidad, de justicia social. Mientras que sus agremiados apenas llegan al mes (cuando llegan), sus líderes se convierten en potentados similares a los jeques árabes. Los gobernantes se hacen de la vista gorda. Gritan en cada ocasión que pueden que nadie está arriba de la ley. Que el Estado de derecho prevalecerá. No obstante, en el México real los alientan. Los apapachan, pues saben que son votos y recursos para campañas. La autoridad hace como que los regula, ellos hacen como que defienden a los trabajadores y a todos nos ven la cara como chinos.

El México de las simulaciones.

Piatto forte: anarkos, políticos y … ciudadanos

Todo cabe en el México de la simulación, sabiéndolo acomodar.

Desde la tribu de “anarquistas” que, a pesar de que se pronuncian contra toda autoridad constituida, en realidad son manejados como cachorros de leche por fuerzas antagónicas al jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera, al interior del PRD, partido que lo llevó al poder.

Los miman como gorditos rellenos. Les pagan sus fianzas. Más que anarquistas, son vulgares raterillos que no pierden ocasión de robarse algo en las tiendas que vandalizan. Qué ideología ni que ocho cuartos. Es la consabida simulación. En la fauna política, encontramos especímenes de todo pelaje.

Es cierto que hay honrosas excepciones que mantienen un ritmo febril de trabajo y cuyos intereses y conocimientos coinciden con los de los ciudadanos. No obstante, cuando revisamos el colectivo de esta clase política, encontramos amplias lagunas de simulaciones y teatros que ya quisieran en Broadway. Todos dicen luchar por México, cuando en realidad luchan por el hueso. Incluso hubo campaña en la que se abrogaron el mérito de que en nuestro país salga el sol. Gracias, diputados todopoderosos, que permiten que el sol pinte el amanecer de los mexicanos. Lo curioso es que pueden hacer que el sol salga, pero no pueden aprobar un paquete de leyes secundarias. De casi 100 leyes pendientes con las que iniciaron el periodo ordinario de sesiones, aprobaron cinco. Algunas con retrasos notables, como la de telecomunicaciones. Sé qué la política es negociación, pero los avances se generan por la calidad de progreso que aporten a la sociedad, pero ello no ocurre. Son simulaciones de saco y corbata de seda, que acaban en una quimera. Nomás revisen sus contenidos en redes sociales. Todos, en el Ejecutivo y el Legislativo, aseguran aportar el oro y el moro a la sociedad. Fotos sonrientes, rodeados de gente que les aplaude, que les dice que son lo máximo. Pero los resultados concretos y reales son magros, mediocres.

El México de las simulaciones.

¿Pero en dónde quedamos nosotros, medios y ciudadanos? ¿Acaso no hacemos un ejercicio de autocrítica, o sólo señalamos los toros desde la barrera? El gobierno no es todo. La responsabilidad empieza con nosotros, desde el hecho de que somos nosotros quienes les ponemos en su cargo.

Empieza con nosotros el que no hemos podido articular una sociedad civil unida y fortalecida que les exija resultados y les eleve la factura cuando se pasan de vivos.

Los dejamos hacer por nuestra actitud complaciente, perezosa, así como nuestra absoluta falta de unidad y solidaridad.

No es el teatro de operaciones, sino el teatro de las simulaciones.

Dolce: expresso con vainilla

El café mexicano es un tesoro en el mundo, al igual que la vainilla.

Y son reales, sin simulaciones ni montajes.

Twitter: @CiroDi

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