El mundo incumple objetivos

En 2000, la ONU lideró los Objetivos de Desarrollo del Milenio. La meta era 2015. Pero, de los países más débiles, solo Laos cumpliría los retos. Colombia es de tipo medio, pero tiende a estancarse.

Con la llegada del Siglo XXI, la Organización de Naciones Unidas trazó ocho objetivos prioritarios para los Países Menos Adelantados (PMA), que, de cumplirse, ayudarían al conjunto de la humanidad a dinamizar su desarrollo y a no sufrir la vergüenza, por ejemplo, de que miles de niños mueran al año por desnutrición, o que otros cientos de miles de personas sean aniquiladas por la malaria y el sida.

Esos propósitos han fallado. La paradoja continúa.

Las metas se fijaron en la Declaración del Milenio, que incluía los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), y para los cuales se puso como plazo 2015. Pero en una entrevista de EL COLOMBIANO esta semana a Rolf Traeger, líder los PMA, un economista que trabaja para la ONU desde hace 23 años, se confirma que solo un país de los 48 del grupo de los menos adelantados cumplirá el propósito: Laos.

En el esfuerzo de salir de la lista de los PMA, apenas Botswana, Cabo Verde, Maldivas y Samoa pudieron seguir el ejemplo de Laos, aunque con más limitaciones.

Este testimonio ratifica, en especial, el fracaso de la lucha contra el hambre y la pobreza a nivel planetario, que debía reducirse, por lo menos, a la mitad. Esos ocho objetivos significaban, como se consignó en los documentos y los planes respectivos, “una declaración de solidaridad sin precedentes” y “un pacto entre las naciones para eliminar la pobreza humana”. Eran “la piedra angular” para mejorar las condiciones de más de mil millones de seres en la miseria.

Ya desde la Cumbre de 2010 de la ONU parecía advertirse el incumplimiento. Ban Ki-moon, secretario general del organismo, declaró: “No debemos fallar a los miles de millones de personas que esperan que la comunidad internacional cumpla la promesa de la Declaración del Milenio para un mundo mejor”.

Pero hoy, cinco años después, Traeger nos da la noticia con sus matices: “aunque los Países Menos Adelantados tuvieron un crecimiento económico muy acelerado, desde el 2000, no han sido capaces de generar más empleos y más productividad para sus poblaciones (…) el crecimiento económico no ha sido acompañado por transformación estructural”. La fórmula se desbalanceó hacia el desarrollo humano y se descuidó el fortalecimiento de las economías.

Entre las causas principales, tras los planes que debían trazar los PMA por sí mismos, está que los países donantes, los más fuertes, incumplieron sus compromisos y que las preferencias que debían darse a los más débiles disminuyeron, según Traeger.

Grandes preguntas recaen sobre los modelos económicos: la práctica demuestra que las naciones que viraron a una mayor industrialización, en especial manufacturera, lograron más productividad y empleo. Pero, igual, subsiste la necesidad de estimular el desarrollo agrícola para atender las necesidades alimentarias internas, pero también para avanzar hacia oportunidades futuras de exportación e intercambio con el primer mundo.

En este escenario, dice Traeger, Colombia está por debajo de los niveles de pobreza de los PMA, con una estructura económica y social mucho más diversa y dinámica, que debe afianzar para pasar al estadio alto de productividad. Pero, por ahora, parece estancarse en la “trampa del ingreso medio”, sin pasos definitivos a su desarrollo pleno.

De los Objetivos del Milenio, precariamente cumplidos, el mundo pasa hoy al reto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), vinculados al medio ambiente y la economía integral (agricultura-industria-empleo), con plazo al 2030. Ya veremos qué se escribirá entonces. Ojalá líneas menos desalentadoras que estas.

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