El No y la Resistencia Civil

Ni las risas y burlas al movimiento de Resistencia Civil y su recolección de firmas, ni la amenaza de que se vendría una “guerra urbana” sin precedentes, o el vulgar chantaje anunciando la posibilidad de nuevos gravámenes, han logrado disuadir a millones de colombianos para que abandonemos la idea de reclamar unos acuerdos de paz que contengan unos mínimos de justicia y de verdad.

Podría afirmarse que esa pedagogía del miedo ha surtido el efecto contrario y ha hecho que día a día miles y miles de colombianos se unan en torno la democrática resistencia.

Como decía Saramago, nos “llegó la hora de aullar porque si nos dejamos llevar por los poderes que nos gobiernan, y no hacemos nada por contrarrestarlos, se puede decir que nos merecemos lo que tenemos”.

El pueblo ya se dio cuenta de que el presidente Santos no está gobernando y por eso el país ha empezado a caerse a pedazos (salud, educación, narcotráfico, etc.), él solamente está interesado en firmar un acuerdo de paz, con tal de hacerse a su codiciado premio Nobel de Paz.

De allí que no tuviera el más mínimo empacho en decir, durante el Foro Económico Mundial para América Latina, que tenía “información amplísima” de que a Colombia le esperaba una demoledora “guerra urbana”, si los acuerdos de paz de La Habana no se firmaban o si no se refrendaban en las urnas. Un mensaje de miedo e intimidación, angustioso, no solamente para los colombianos, sino también para los cientos de inversionistas extranjeros que se hallaban en el foro.

Y no fue una “metida de pata”, como han dicho algunos, ni tampoco fue una mala interpretación o un problema de cortedad de entendederas del presidente. No. Estos hechos simplemente ratifican hasta dónde está dispuesto a llegar el señor Santos para conseguir su propósito, y cuán poco le interesa el porvenir de Colombia, país en el que seguramente no residirá una vez deje su cargo.

Además, son muestra fehaciente de la dependencia que tiene este gobierno de la mesa de La Habana y cómo sumisamente ha hecho toda clase de concesiones a las Farc y permitido medidas que, sin duda alguna, le abrirán las puertas del país al comunismo.

Continuar en resistencia civil y votar negativamente el plebiscito, son nuestras herramientas para defendernos de ese dichoso proceso de paz que nos quieren embutir a “las buenas o a las malas”, tal como nos advirtió el presidente el año pasado (junio 18 de 2015). Un proceso, tan lleno de vicios y tan nocivo para nuestra democracia, que si no es a punta de amenazas o de falsas expectativas no pasa.

Pero, los colombianos no aceptamos más chantajes y menos proviniendo de quien, en vez de justificar a las Farc, debería estar animando y dando un parte de permanente tranquilidad a los colombianos.

Anuncios “históricos” como el que se firmó ayer, tampoco nos intimidan.

P.S. En el año 2014 el cangrejo azul fue incluido por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible en la lista de especies en peligro de extinción, y desde entonces Corpourabá y la Policía Nacional fortalecieron e intensificaron las campañas educativas solicitando a la comunidad no comprar ni cazar dichos animales. “Si ve un cangrejo azul, déjelo tranquilo, y si se lo ofrecen en venta en la calle, no lo adquiera y denuncie a las autoridades, para que ayude a que esta especie no se extinga”. Como se ha conocido que dicho crustáceo hizo parte del menú ofrecido en la boda de la hija del presidente Juan Manuel Santos, cumplo con denunciarlo.

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