El odio vigilante de los mentirosos y creyentes políticos

En cierta clase de política, para hacer desaparecer lo que realmente somos (agentes secretos, informantes, vectores de influencia, etc.) hay que convertirse en el artificio que representamos; es decir, en actores de un libreto para una película que quizá venda o que sea un fracaso. Se puede ser un actor creyente de la paz como instrumento de algo para lo que hay que ser amigo de todos sin confiar en nadie. Ese ‘algo’ es lo que orienta el papel que desempeñamos a la vista de otros. Tenemos que creer en nuestro papel y transmitir esa convicción; pero una convicción no es una verdad; puede ser una mentira estructurada como verdad.

Esta pequeña advertencia quizá nos sirva para entender el trasfondo del juego político del momento que en términos simples se plantea como el enfrentamiento entre dos concepciones del mundo y de la vida que se resumen en: comunismo y capitalismo y sus instrumentos de influencia.

La jugada del día es el restablecimiento de relaciones entre Cuba y EE UU que desestabiliza a algunos jugadores. ¿Sabían los soviéticos de esas conversaciones secretas? Parece que no, pues Rusia reabrirá en Cuba el centro de espionaje electrónico de Lourdes, clausurado en 2001, tras un acuerdo sellado durante la visita que realizó la semana pasada a la isla caribeña el presidente ruso, Vladímir Putin, según publica hoy el diario ruso "Kommersant.” Con ese centro Cuba y las Farc tendrán acceso a un sinnúmero de comunicaciones sobre todo lo relacionado con el proceso de paz y muchos otros aspectos políticos de la vida del país, con los que no cuentan hoy.

En el libro Servicios de Inteligencia Cubanos: Testimonio Inédito del ex oficial de inteligencia Enrique García, leemos: “Para Cuba, la consolidación de todo esto que ha hecho [Juan Manuel] Santos, de manera consciente o inconsciente, es muy importante”, “Piensan hacer lo mismo en Colombia que lo que hicieron en Venezuela […] Los planes son las de llevar a las FARC a la presidencia, haciendo uso del dinero del narcotráfico, para luego pasar a hacer lo mismo que han hecho en otros países”, “Hacer lo mismo”, se refiere a los procesos de consolidación de poder emprendidos en países como Venezuela y Ecuador, donde las instalaciones democráticas fueron desmanteladas para montar regímenes autocráticos.

“El plan es lograr a través de los Acuerdos de Paz, la impunidad que permita que todos los terroristas de las FARC, puedan reinsertarse sin pagar nada por los crímenes que hicieron en la vida política del país, para que después puedan convertirse en senadores, congresistas y alcaldes y aspirar a la presidencia del país”, insistió García.

Lo anterior no es nuevo para nosotros. Sin embargo, nos sorprendemos cuando ‘de manera legal’ o ‘normal’ aquello que más temíamos se convierte en realidad frente a nuestras narices y no somos capaces de trazar la línea de desarrollo de esa operación porque ignoramos el papel de los servicios de inteligencia y el manejo de estructuras sociales que son las que en realidad manejan las partes neurálgicas de la política.

Si desde Cuba se pueden escuchar, interceptar, espiar, conversaciones hacer montajes, etc. entonces el soporte de la inteligencia cubana para favorecer a las Farc se puede traducir en la elaboración de perfiles sicológicos de las debilidades de los objetivos posibles para pasar a controlarlos mediante chantajes, sobornos o prebendas para reclutamientos dentro de la juventud política, la Presidencia, Fuerzas Armadas, servicios de inteligencia colombianos, Congreso, periodismo, industriales, comerciantes, sindicalistas, para: mirar al otro lado, formar una opinión pública favorable a la impunidad dentro de un marco de legalidad, informar, espiar, hacer de caja de resonancia, etc. Si se estudia el personal ‘diplomático’ de la embajada cubana no deberíamos sorprendernos que todos hayan pasado por los servicios de inteligencia cubanos; y si queremos ver a los cubanos en otro escenario afín al colombiano, diferente al venezolano, pero de importancia estratégica para Cuba, pues es nada más ni nada menos que su estrategia de influencia social, no es sino leer el artículo: El servicio secreto cubano en España: ¿Su influencia? publicado en el País, en el 2005 y que levantó muchas ampollas. O estudiar cómo Castro reclutó a santeros como los mejores informantes de lo que acontece en el alma de los cubanos. Con la tenaza de un buen servicio de inteligencia más estructuras de influencia social, religiosa y académica fue como se consolidó el castrismo en Venezuela. Chávez en la categoría de santo no es ignorancia, como muchos creen, es pura estrategia política castrista. Así se comienza con el manejo de las simpatías políticas, o de las creencias religiosas, mediante la penetración de sus servicios secretos, para establecer una amplia plataforma de vigilancia y apoyo en el país objetivo. Esa es la estructura del ‘odio vigilante’ de la guerra fría que fraterniza en los cocteles diplomáticos y en los rituales y consejos de los arúspices del régimen, los babalaos.

Entonces no es descabellado pensar que el establecimiento de relaciones con Cuba por parte de los norteamericanos sea un movimiento de cercanía vigilante, influencia social, negocios que, mediante la creación de un nuevo tejido de relaciones facilite una influencia directa que neutralice y vigile los verdaderos propósitos cubanos.

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