El orden de las prioridades

Una de las principales tareas de un buen político es darle un orden de prioridad a los problemas que deben ser resueltos, de forma que la actuación del gobierno sea lo más racional posible y que la energía y el tiempo de los funcionarios públicos se enfoque en los asuntos más relevantes.
En México tal parece que las prioridades del gobierno se fijan con base en la agenda temática que dictan los medios u otros actores principales de la sociedad. Los políticos hacen cosas para quedar bien con quienes detentan el poder mediático o económico, sin que les importe demasiado la protección de los ciudadanos comunes y corrientes.
Por ejemplo, hay todo un enorme esfuerzo gubernamental para combatir el delito de secuestro, lo cual está muy bien y debe ser realizado sin tregua y sin demora. Pero, ¿sabe usted —amable lector— cuántos secuestros terminaron con la muerte de la víctima? 144 en el año 2012, el peor número en la historia reciente del país. En cambio, nadie o casi nadie habla de los accidentes en nuestras carreteras. No existe un comisionado especial sobre el tema y las noticias al respecto rara vez ocupan los titulares de periódicos y noticieros de televisión. Pese a la poca importancia que le damos al tema, cada año mueren por accidentes de tránsito en México 24 mil personas, y otras 40 mil sufren alguna discapacidad por la misma causa.
¿No sería más racional e incluso más urgente subir la “visibilidad” del tema de la seguridad automovilística?
Necesitamos seguir exigiendo que el gobierno combata con eficacia el secuestro, pero sin descuidar por ello otros temas que causan muchas muertes y mucho dolor en el país.
Otro ejemplo en el mismo terreno: según los mejores estudios disponibles, el uso de la sillita para bebés en los coches disminuye la mortalidad de los infantes en un 64% en caso de accidente. ¿Cuántos padres de familia con niños pequeños tienen una sillita para sus hijos en sus vehículos? ¿cuántos de los que sí tienen silla saben ponerla adecuadamente? (En Estados Unidos un estudio llegó a la conclusión que el 80% de conductores no pone bien la sillita para bebé por falta de pericia o de conocimiento). ¿Se habla de este tema en nuestros medios? ¿qué prioridad le dan los políticos a la seguridad de nuestros niños mientras van en los vehículos de sus padres? Nada. Cero.
Veamos cómo se obtiene una licencia de manejo en México y cómo se obtiene el mismo documento en otros países.
En México basta, en la práctica, con que se paguen los derechos correspondientes, se cumpla con el llenado de un formato y el interesado se tome la foto que corresponda. En otros países hay que tomar cursos de varios meses de duración, en los que se debe acreditar conocimiento teórico y práctico. Los exámenes incluyen manejo en condiciones peligrosas (lluvia, carretera con curvas), facilidad para estacionarse, correcto manejo de las luces del vehículo, pericia para cambiar llantas, etcétera.
Mientras no ordenemos correctamente nuestras prioridades, el país seguirá instalado en la mediocridad que lo ha caracterizado en las últimas décadas, y los políticos seguirán trabajando muy duro para… salir en la portada de los periódicos, no para salvaguardar los derechos y la integridad física de los ciudadanos.
Deberíamos empezar por lo más básico que requiere una sociedad para desarrollarse: salud y educación para todos sus integrantes. Infortunadamente, en esos dos campos nuestro desempeño es desastroso como país. Mientras esos dos aspectos no sean prioritarios, seguiremos siendo el país de la simulación en la que llevamos muchos años instalados.

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