El resto de la torta

Rumores van y vienen en torno a los altos cargos del Estado, pero poca atención le prestamos a un puñado de instituciones que resultan vitales en el funcionamiento del aparato gubernamental.

Como si fuera lo único que importara, los medios de comunicación andamos por estos días obsesionados con saber la composición del nuevo gabinete del presidente Santos. Rumores van y vienen en torno a los altos cargos del Estado, pero poca atención le prestamos a un puñado de instituciones que resultan vitales en el funcionamiento del aparato gubernamental y que desde hace décadas, tristemente, se reparten con puros criterios de conveniencia particular.

¿Quién se interesa por el futuro del ICBF, el SENA, la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), el Incoder o el Banco Agrario, el Invías o Colciencias, por mencionar sólo algunos? ¿A quién le importa ese ‘resto’ de la torta, de la que hacen parte funcionarios de nivel medio, sin el pomposo título de ministros pero con un poder incalculable por los billones de pesos que ejecutan de manera directa?

Pocos columnistas sabrían el nombre del director del ICBF que renunció hace poco recordando en su carta de despedida todo lo que significa esa entidad en términos burocráticos. Tampoco sabe nada ni le importa a la opinión pública que los directores del Banco Agrario o el INCODER sean unos recomendados de aquel senador o tal otro parlamentario y de no ser por la pataleta mediática que protagonizó la renunciada directora de Colciencias, a la mayoría de nosotros ni se nos pasaría por la mente preguntarnos en qué van los proyectos de investigación y ciencia que todo gobierno serio debería promover.

Lo que está pasando en el Ministerio de Agricultura, por ejemplo, es indignante. A funcionarios que ganaron su entrada a esa institución por concurso de méritos les están pidiendo su renuncia protocolaria. A aquellos que se negaron a entregar su dimisión en el ICA, les enviaron resoluciones en las que los declaran insubsistentes. El malestar entre quienes venían haciendo bien su trabajo creció tanto en los últimos días, que al pusilánime ministro Lizarralde no le quedó opción distinta que enviar el martes pasado un correo electrónico ofreciendo excusas por esas ‘ligerezas’ y pidiendo hacer caso omiso a las tales solicitudes de renuncia. Pero todos quedaron avisados: ese ministerio y las entidades que de él dependen estarán sujetos al nuevo partido político que se quede con esa cartera y que posiblemente será La U. Que sean buenos o malos los que sobrevivan, ¡qué importa! Lo fundamental es que sean las cuotas de algún político y que favorezcan cumplidamente sus intereses.

En el ICBF, los contratos que se suscriben y que suman una cifra cercana a tres billones de pesos anuales, todo está al garete. Al director de ese instituto también le hicieron llegar el mensajito aquel de la renuncia protocolaria.

En la ANI al director, Luis Fernando Andrade, ya le están moviendo la butaca. El nuevo presidente del Congreso, José David Name, hizo saber recientemente que esa entidad le está ayudando poco a la costa. Esas preocupaciones de los congresistas se traducen normalmente en querer tomarse la entidad y, pónganle la firma que para allá van…

Mientras tanto, en Colciencias se busca director con vocación de silencio para que cada vez que le vayan a reducir el presupuesto a la ciencia en Colombia, baje la cabeza y haga como si nada hubiera pasado.

¡Y pilas con el Invías!: la ANIF ha advertido que si no se unifican ciertas directrices y se tecnifica el instituto vial, todo el esfuerzo de las carreteras de cuarta generación será en vano. Arranquen por darle una mirada a lo que pasa con los administradores viales en las regiones y si quieren, comiencen por Boyacá, donde no se mueve un bulto de cemento sin el beneplácito de un senador de apellido Olano.

Así que eso que llaman el “resto de la torta” es mucho más que sobras burocráticas. Es la tubería principal por donde pasan las obras relevantes de la rama ejecutiva y que taponada con la viscosidad de la densa mermelada, impide que todo lo bueno fluya. Como van las cosas, no habrá ‘diablo rojo’ que valga.

Twitter: @JoseMAcevedo

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