EL SAINETE DE LAS VÍCTIMAS

A la luz del derecho internacional, las víctimas de un conflicto armado no tienen que ser civiles. También lo son quienes han dejado de participar en las hostilidades y sufren la violación de sus derechos. De manera que los militares y policías a quienes les han violado sus derechos y sus familiares también son víctimas. Y así deberían ser tratados tanto por el Gobierno como por quienes están a cargo de escoger los "representantes" para viajar a La Habana.

No creo que, sin embargo, la discusión sea meramente jurídica o académica. No reconocerles su condición de víctimas a militares, policías y sus familias es, para usar una palabra de moda, revictimizarlos. Los pone en condición de inferioridad y menoscaba su derecho de ser tratados igual que las otras víctimas.

Como estoy convencido de que la representación de la ONU en Colombia y la Universidad Nacional lo saben, dos de los tres encargados de escoger a los que van a Cuba, el motivo para marginar a las víctimas de la Fuerza Pública debe ser político. O no se quiere que puedan reivindicar su carácter de víctimas o no se desea incomodar a las Farc o se teme que puedan dañar su estrategia de manipulación en La Habana o las Farc tienen poder de veto. ¿O todas las anteriores?

No es este, sin embargo, el único punto criticable de todo este sainete en que se ha convertido la discusión sobre las víctimas. Veamos algunos otros, sin ánimo de agotarlos todos, por falta de espacio:

a. Como se ha probado, el anuncio de un acuerdo en este punto con las Farc fue una mera táctica electoral que, unido al del inicio de conversaciones con el Eln, solo tenía por fin aumentar la sensación de que "la paz" estaba cerca e impulsar la desmirriada candidatura del Presidente. Un ejemplo más de la manipulación de "la paz" al servicio de la campaña. ¿Cuál será la cuenta de cobro de las Farc a Santos?

b. No es claro, en absoluto, cuál es el propósito de llevar víctimas a Cuba. En cualquier caso es el Estado el que debe dar respuesta institucional a ellas. Además, las Farc han dicho que no son victimarios sino, el descaro no tiene límite, víctimas y que no pedirán perdón. Para rematar, el Gobierno hace silencio absoluto sobre el dinero ilícito de las Farc (es decir, todo su dinero) y de la obligación que tienen de entregarlo para la reparación material de sus víctimas. Como vamos, La Habana va camino de convertirse en el lavadero de la guerrilla.

c. En Cuba solo se debería estar discutiendo sobre las víctimas de las Farc. Nadie controvierte que todas las víctimas requieren ser reconocidas y reparadas. Pero juntarlas todas ahora tiene al menos tres efectos negativos: diluye la responsabilidad de los crímenes de la guerrilla; quita voz y peso al reclamo de sus víctimas (como ha quedado probado en este encuentro); y le da un estatus especial a las Farc, como si fuera igual al Estado, al ponerlas a opinar y decidir sobre las víctimas de los paras y de agentes estatales.

d. Si además el encuentro se hace con las Farc en armas y en su terreno (¿o alguien duda que Cuba lo sea?), el efecto es de amedrentamiento y coacción o, como mínimo, de manipulación de las víctimas por parte de sus victimarios.

e. Las declaraciones de algunas víctimas tras su viaje a La Habana lo prueban. Ya no hay afán de verdad ni de justicia en muchas de ellas. Y a varias parecen bastarles las "explicaciones" individuales que les dieran en esquinas y pasillos los guerrilleros.

Finalmente, no sobra recordar que perdonar es asunto individual y que debe respetarse a quien no quiera hacerlo; que en cualquier caso no podemos olvidar. Si olvidamos repetiremos en el futuro; que el perdón individual que hagan las víctimas no exime de responsabilidad penal a los agraciados; y que así haya perdón, la sociedad colombiana siempre debe recordar que estos fulanos son asesinos en serie, criminales organizados, que no han dudado ni un instante en acudir al terror de manera masiva y sistemática y cometer toda clase de vejámenes contra los civiles y contra quienes han dejado de combatir.

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