El secuestro de Arlan Fick y sus vínculos con las FARC

Para despreciar a las Farc bastaría recordar sus aficiones criminales. No hay delito común ni de lesa humanidad que no cometan todos los días.

El pasado 2 de abril, el Departamento de Concepción (norte paraguayo) fue escenario de un enfrentamiento entre las FFAA y el Ejército del Pueblo Paraguayo  (EPP). El EPP copó la estancia Casa Blanca, propiedad de la familia Fick, cuyo objetivo supuesto era el robo de alimentos.

En su retirada los guerrilleros tomaron de rehenes a un trabajador rural a quien ejecutaron posteriormente y a Arlan Fick. Arlan tiene 16 años. Demasiada corta edad para saber que en los montes del norte se refugian carteles de delincuentes bajo el nombre de “revolucionarios”;  que su país fue como él, un rehén, también del Foro de Sao Paulo en el gobierno del ex sacerdote de la Teología de la Liberación, Fernando Lugo. Que ni bien Lugo fuera destituido, el EPP lanzó su ofensiva contra el posterior gobierno de Presidente Franco y ahora el de Horacio Cartés.

Arlan no sabe que sus captores son una escisión del extinguido Partido Patria Libre (PPL. miembro del Foro de Sao Paulo), ni siquiera había nacido cuando se fundó y vinculó al Movimiento de los Sin Tierra (Brasil), Todos por la Patria (Argentina, más conocido por el Copamiento del Regimiento La Tablada por su cabecilla Gorriarán Merlo) y era muy pequeño cuando este partido secuestró a María Edith Bordón (2001) y secuestró, torturó y asesinó a Cecilia Cubas, hija del ex presidente Cubas Grau en 2004.

Será difícil explicarle que los cabecillas de esta banda criminal con captura internacional: Juan Arrom y Anuncio Martí, Manuel Cristaldo Mieres, pasean por Brasil refugiados por sus camaradas Lula y Rousseff.

Arlan tenía 9 años cuando se fundó el EPP, o mejor dicho cuando PPL cambió de nombre y de estrategia; seguramente jugaría mientras el  EPP atacaba un  cuartel militar en Tacuatí (2008), colocó una bomba en el Palacio de Justicia (2009) y secuestró al ganadero Lindstrom y posteriormente lo asesinó.

Será mucho más difícil explicarle que miembros de las FARC instruyeron militarmente a quienes hoy lo tienen secuestrado y se buscan con captura internacional a Rodrigo Granda, Orley Palomino y Mauricio Valverde vinculados al asesinato de Cecilia Cubas, torturada y ultimada después de 148 días de su secuestro. Será imposible justificar que estos sujetos estén hoy en un “proceso de paz” cuyo objetivo es su legitimación electoral.

Seguramente Arlan tampoco sabe que los líderes del EPP, Alcides Oviedo Brítez y Carmen Villalba están presos. Pero Oviedo Britez, al cumplir las dos terceras partes de su condena en junio pedirá su libertad condicional quizá no para volver al monte, sino para reagrupar e impulsar a los milicianos epepistas de Asunción.

Probablemente Arlan en muchos años entienda porque el EPP tiene vínculos con Movadef, el brazo político de Sendero Luminoso, que al calor de la chequera chavista, se expandió en Argentina bajo el Movimiento Libres del Sur (Humberto Tumini, hoy UNEN) y Chile.

En Colombia. En Colombia se permitió, desde 1980, que las Farc secuestraran y asesinaran a sus anchas por todo el país. A tal punto que, recientemente a comienzos del 2013 las Farc secuestraron al empresario Vives Lacouture en la misma ciudad de Santa Marta, en la Costa Norte del país, muy cerca de la Sierra Nevada de Santa Marta, lugar que se convirtiera en santuario de peregrinación durante la década de 1980 y 1990 de las más importantes familias de la Costa Norte de Colombia quienes debían pagar por la liberación de sus hijos sumas astronómicas de dinero en dólares americanos.

Lo curioso del caso del señor Vives Lacouture, importante familia empresarial de Santa Marta, es que su familia ha padecido de dos secuestros más. Como la familia no tenía el dinero suficiente para cancelar el rescate de sus hijos, le tocó entregarse al señor Vives Lacauture con el fin que liberaran supuestamente a un hijo que tenían secuestrado las Farc desde hace un año y que aparentemente se encontraba muy enfermo.

La familia Vives Lacouture ha tenido que pagar el secuestro no una, sino dos veces, y no se sabe si liberaron al señor Vives por pesar o para que posteriormente pague las deudas pendientes.

En la zona de Santa Marta en el último mes se han realizado 4 secuestros de personas importantes tanto del comercio, como de la industria. Hay que tener en cuenta que la ciudad de Santa Marta es una ciudad costera, el tercer puerto marítimo de importancia del país, donde se produce banano e importante centro turístico.  Hoy, sus habitantes se encuentran temerosos ante el regreso del secuestro.

En Colombia, según la Policía Nacional, durante el 2013 se produjeron 292 secuestros, secuestros que en su mayoría no tuvieron un final feliz y si lo tienen las víctimas deben cancelar astronómicas sumas de dinero.

Casos como el del señor Vives Lacouture, se viven a diario en Colombia desde 1980, cuando el accionar de las Farc se incrementó en todos sus frentes delincuenciales. Desde 1980, las Farc dejaron de ser una organización política romántica con ideas de izquierda a ser una gran multinacional del crimen no solo en Colombia, sino en toda la región, como bien se presenta en el caso del señor Fick en Paraguay. Sus actividades delincuenciales van desde la producción, transporte y comercialización de drogas ilícitas, tráfico de armas (caso Montecinos en el Perú), secuestros, lavado de dinero.

Las Farc S.A. En una magistral columna publicada en el diario el Tiempo: las Farc S.A, ( 31 de octubre de 2012) el doctor Fernando Londoño comentaría que: “Nada más feo que un comunista rico. Entendemos los comunistas violentos, gruñones, intemperantes, intransigentes y feroces. Cuando uno se sienta heredero de Lenin y Stalin, algo o mucho de todo eso habrá de tener. Pero los comunistas ricos son sencillamente repugnantes.

Para despreciar a las Farc bastaría recordar sus aficiones criminales. No hay delito común ni de lesa humanidad que no cometan todos los días. Ya eso parecería suficiente para que despertaran en los colombianos los sentimientos que despiertan. Pero es que, además, son detestablemente ricos, lo que significa que tras de ladrones, también bufones.

El señor ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, nos acaba de revelar el tamaño de ese imperio económico, en una sola de sus especialidades operacionales: el narcotráfico. Las Farc ganan cada año, producto de la venta de 200 toneladas métricas de cocaína, la friolera de 3.500 millones de dólares, que traducidos a pesos montan seis billones”.

Más adelante el Dr. Londoño haría una comparación entre las empresas más grandes del país, lo que generan en empleo y utilidades vs las Farc. Las comparaciones son odiosas. Veamos:

“Los infelices de la tropa no saben que sus jefes son de los hombres más ricos de Colombia. Porque esos seis billones de pesos triplican las utilidades del Grupo Aval, que tiene centenares de accionistas y 60.000 trabajadores, en buen número de altos niveles de profesionalismo. Esa misma suma monta seis veces las utilidades del Banco de Colombia, para el que trabajan 19.000 personas. Bavaria gana otro billón de pesos, con 12.000 trabajadores. El Grupo Éxito ganó, siempre en el 2011, menos de 400.000 millones de pesos, y entre empleos directos e indirectos generó más de 60.000. Cementos Argos tampoco llega a 400.000 millones de pesos de utilidad, con lo que los niños de ‘Timochenko’ y ‘Márquez’ los superan 15 veces, pero con el inconveniente de que esa poderosa cementera requiere el concurso de 13.000 colaboradores, que sí ganan como los de los otros citados, sueldos, primas, auxilios médicos, cesantías y, sobre todo, desarrollo humano, cuidados y respeto”.

Es decir que con el secuestro de Arlan en Paraguay esta organización criminal se está extendiendo en el continente con el silencio cómplice de los todos los gobiernos latinoamericanos quienes impotentes frente a la amenaza personal no tienen más remedio que sucumbir ante los tentáculos diabólicos de unos delincuentes que tienen en jaque a la sociedad colombiana y que, probablemente, de no tomar las acciones pertinentes desde ya en los países donde comienza a operar esta organización en al clandestinidad como lo es en Paraguay, la sociedad latinoamericana se verá impotente frente a esta hidra de ocho cabezas.

Con el agravante que hoy en día cuenta con recursos económicos suficientes para doblegar a cualquier gobierno.

Según el diario El Tiempo: “Hace 10 años, el número de personas en cautiverio era de 2.123”. El director del Gaula de la Policía, el general Humberto Guatibonza, dijo que en el caso de las Farc han detectado que muchas veces el rapto es cometido por la delincuencia común, pero la negociación y la extorsión son realizadas por guerrilleros. “Eso lo hemos visto en Arauca, Valle del Cauca, Cauca y Antioquia”, aseguró el general.

Si ustedes calculan que cada familia tuvo que pagar de $ 1.000.000.000 del año 2000, el desangre económico para la sociedad colombiana ha sido de enormes consecuencias pero de grandes réditos y utilidades para estos señores que viven del crimen.

La noticia relevante es que el Eln – Ejército de Liberación Nacional en actuales negociaciones de paz con el gobierno de Juan Manuel Santos- pasó el año anterior del tercero al cuarto puesto. La población más afectada son los menores de edad: 50 plagios el año pasado. Entre las víctimas hay comerciantes y extranjeros, estos últimos con 12 casos.

La sociedad colombiana no ha sido la única que ha tenido que afrontar la apología del secuestro con una dignidad e ingenuidad sorprendente.

San Salvador. Durante el mes de septiembre de 1985 fue secuestrada Inés Guadalupe Duarte Navas, hija del entonces Presidente del Salvador Duarte en la ciudad de San Salvador. En el secuestro murió uno de sus guardaespaldas. Al conocer la noticia el Dr Duarte sufrió un principio de infarto lo que produjo su lento retiro de la actividad política en el país salvadoreño.

Inés, de 35 años en ese entonces, era al directora de una importante cadena radial en del país y era la primera vez que un grupo alzado en armas secuestraba a la hija de un dirigente político. Conociendo el modus operandi de estos grupos delincuenciales, nada de raro tendría que grupos pertenecientes a las guerrillas colombianas de la época tales como el M19 o las mismas Farc, tuvieran alguna relación con el caso.

Perú. Y si de secuestro espectáculo se trata en Colombia tenemos para nuestra historia el de la toma de la Embajada de Panamá por parte del m19 durante el gobierno del Presidente Julio Cesar Turbay Ayala. Recientemente, en el Perú, durante el gobierno de Alberto Fujimuri, la toma de la Embajada del Japón en Lima. Durante el mes de Abril de 1997, el grupo revolucionario Tupac Amaru MRTA, mantuvo secuestrado a 97 diplomáticos reunidos para la celebración del día nacional del Japón. El secuestro duró cerca de un mes, hasta cuando el 22 de abril, las fuerzas peruanas ingresaron por la fuerza a la embajada, con la previa autorización del gobierno nipón, con el fin de rescatar a los diplomáticos, en una operación que duró cerca de 3.35. Acto seguido Fujimori capturó a Abimael Guzmán, el más terrorífico guerrillero peruano por décadas ante la sorpresa de la comunidad internacional. Cuando las fuerzas militares peruanas bajaron la bandera del MRTA del mástil de la embajada japonesa, el pueblo peruano alzó en júbilo porque sabía que era el principio del fin de este grupo guerrillero.

Si la sociedad paraguaya no enfrenta el fenómeno del secuestro como debe ser, con todas las de la ley, en pocos años verá como este delito y demás delitos que genera el narcotráfico irán minando a la sociedad civil y al establecimiento, como dicen en Inglaterra, de tal manera que no tendrán capacidad de reacción, como sucede actualmente en Colombia. Lo que seguramente jamás se entienda es por qué en Latinoamérica permitimos que suceda todo lo que está sucediendo en contra de la democracia, lo que en ningún país civilizado lo permitiría. Por algo será que estamos como estamos.

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