El sin par negocio de la cocaína

Todos los colombianos y los estadounidenses anhelamos la paz con los narcoterroristas; pero no pocos de nosotros y de ellos la consideramos imposible sin quien verifique y detenga el crecimiento de la producción de coca causado por las temerarias concesiones del presidente Santos a las Farc en La Habana. Colombia produce el 75% de la cocaína del mundo.

Algunas de dichas concesiones: Prohibición de las aspersiones con glifosato y de los bombardeos; reducción de las erradicaciones manuales forzadas; esperar que las Farc colaboren en la sustitución voluntaria de los cultivos ilícitos; considerar el narcotráfico como un delito político conexo con la rebelión; suspender las extradiciones; entregarles la Justicia Transicional a jueces con el visto bueno de las Farc; reducir a penas simbólicas los delitos contra los derechos humanos de los cabecillas de la guerrilla y premiarlos con curules en el Congreso y con los territorios cogobernados por ellos…

El resultado de la connivencia anterior lo resume el informe conjunto de Colombia y de la Unodc –United Nations Office on Drugs- para el año 2014. No es de esperar que 2015 haya resultado ser mejor. Como es sabido, pasamos de 290 toneladas métricas de clorhidrato de cocaína en 2013 a producir 442 toneladas métricas en 2015, lo cual nos revela un 44% de incremento interanual. Se estima que en 2015 nos avecinaremos a las 550 toneladas.

Las cifras a continuación se presentan en dólares de 2014, a la tasa de cambio promedio que utilizó la Unodc de 2.000 pesos colombianos por dólar. El precio de la pasta básica de coca en el sitio de producción en Colombia se vendía por un dólar/gramo, un millón de dólares por tonelada. Un trabajador formal devengaba en Colombia en 2014 entre su salario mínimo más prestaciones sociales cerca de 11 millones de pesos por año. Se estima que un explotado cultivador de coca devengaba y devenga hoy menos de cuatro millones de pesos por año, a pesar de la reciente devaluación del peso frente al dólar.

El gran negocio lo realizan los intermediarios, como las Farc que controlan el 70% de la producción colombiana y los carteles extranjeros. En las ciudades de Colombia en 2014 se vendió el clorhidrato por unos US$2,3/grm. En las calles de los Estados Unidos todavía se habla hoy de US$20-US$30/grm, de baja pureza. En Europa fluctúa a la fecha entre los US$30-US$40/grm, de similar pureza. En Australia y Nueva Zelandia alcanza los US$200/grm.

Pero invito a mis lectores a digitar por Google ‘newland medications legal crack cocaine’, página que se inicia: “No se requiere prescripción médica. Pero si requiere una, ordene ahora, y recibirá una fórmula médica gratis”. Allí ofrecen un gramo de cocaína legal y en polvo, con una pureza de entre el 90% – 95% por la módica suma de US$70/grm, esto es, por la inimaginable suma de US$70 millones por tonelada métrica.

Todas estas informaciones las conoce de sobra el Gobierno de los Estados Unidos. Ellos nos ayudan a combatir el narcotráfico, sí, porque reconocen a medias su inmensa corresponsabilidad como consumidores, al tiempo que son conscientes de que si la paz de Santos se firma con la connivencia otorgada por él al narcotráfico, ambos países continuaremos perdiendo terreno en este frente, sobre todo, Colombia.

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