El socialismo de las Farc

Las Farc son un grupo guerrillero de ideología marxista-leninista que tiene como objetivo implantar un estado socialista en Colombia. Su jefe, Rodrigo Londoño Echeverry, alias “Timochenko”, reconoce desde siempre y francamente este azaroso objetivo.

En vista de lo anterior, y de la ceguera política del presidente Santos como consecuencia de sus concesiones desmedidas y absurdas para firmar la paz con las Farc, se ha considerado oportuno analizar en esta columna las penosas realidades de los socialismos.

Proponen las Farc planes de alimentación, salud, educación, vivienda, agua y saneamiento básico, vías terciarias, electrificación, comunicaciones, actualizar catastro, sobre todo en las zonas rurales. Objetivos muy laudables todos, salvo que desde tiempos inmemoriales, también han sido estos los objetivos de todos los hombres de buena voluntad: gobernantes, economistas, religiosos y hasta de los dictadores y genocidas… Dichos objetivos los comparten hoy los empresarios desde Adam Smith y los comunistas desde Karl Marx. El problema no radica en los fines sino en los medios para lograrlos.

Uno de los principales problemas de las utopías socialistas radica en su financiación. Los déficit que resultan de la carencia de dinero para ejecutar sus utopías se resuelven, por lo general, imprimiendo dinero en forma exagerada, tal como sucede hoy en la Venezuela del dictador Nicolás Maduro. Los efectos de corto plazo de dichas emisiones se presentan con la pérdida del valor adquisitivo de la moneda, la inflación, la distorsión de las actividades productivas, la desaceleración del crecimiento y del desempleo que afecta en especial a los pobres que proponen redimir.

Otra forma portentosa de los socialistas para realizar sus planes radica en ´quitarle al rico para darle al pobre´, o sea, la redistribución por medio de los impuestos. Esta genialidad afecta en forma negativa a los dos extremos, tanto a los ricos como a los pobres.

Mientras más impuestos pague el sector productivo, menos incentivos tienen para ganar más, para crecer, para competir en un mundo globalizado y repleto de competencias desleales. Recordemos que ´las utilidades hoy del sector privado son los puestos de trabajo del mañana´. Los gobiernos nada crean, salvo burocracia.

Mientras más subsidios reciben los pobres, menos incentivos tienen para mejorar su situación por medio de su esfuerzo personal. Este problema es notorio en los Estados Unidos, muchos ciudadanos no comienza a buscar empleo sino cuando se les termina el subsidio de desempleo. El problema de reducir la pobreza es bilateral, porque no se pueden mitigar las desgracias de los pobres sin minar los incentivos individuales al esfuerzo y al éxito.

Las soluciones a los problemas de la pobreza marchan casi todas en contravía de los socialismos, a saber: propiedad privada, mercados y empresas libres, reducir la intervención y el tamaño del Estado, al tiempo que se aumentan los incentivos a la iniciativa privada y a las inversiones que generan empleo, a las que aumentan la productividad, los ahorros, la toma de riesgos y los salarios.

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