El viaje de «Timochenko»

En el país de las polémicas y de los indignados diarios por cosas distintas (Colombia por si dudan a cuál me refiero), se ha suscitado un debate por la declaración del ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, en la cual le contó al país que el líder de las Farc, alias "Timochenko", había viajado a Cuba a reunirse con la delegación de ese grupo terrorista que “dialoga”, plácidamente, hace dos años con el gobierno de Juan Manuel Santos.

Al presidente no le quedó otra salida que intentar meternos los dedos a la boca y contarnos que él mismo, nadie más, había autorizado los dos viajes y que lo hizo porque el proceso va por buen camino y era necesaria la presencia de este personaje en La Habana, para continuar avanzando en la búsqueda de la paz.

Mucho se ha dicho. Los que saben de política y de negociaciones han puesto sobre la mesa sus posiciones, unas a favor y otras en contra. Los medios le han dado contexto y profundidad a la tan sonada noticia y los analistas exponen sus consideraciones al respecto. Sin embargo, los ciudadanos de a pie se preguntan ¿con viaje o sin él, dónde está la paz?

¿Cuál es el aporte que les hace a las víctimas de las Farc el viaje de su máximo líder a Cuba? ¿Dejarán de asesinar soldados y policías?

El actual Gobierno, en su deseo imparable de firmar algo con las Farc (no importa lo que sea), nos acostumbró a minimizar y a tener que aguantar el accionar demente de este grupo. Las masacres de integrantes de la Fuerza Pública, los asesinatos de población civil, la destrucción de infraestructura (torres de energía, vías, oleoductos), la burla a las víctimas y muchas cosas más, hemos tenido que aguantar los colombianos con el cuento de la paz, pero pasan los días, los meses, los años y somos testigos de que nada cambia, nada mejora y por el contrario retrocedemos hacia épocas oscuras.

Polemizar entonces por unos viajes no sirve para nada. Aquí deberíamos tener las alarmas prendidas para exigirle al Gobierno resultados, avances concretos (no como las 65 páginas reveladas hace unos días en las que no hay nada) y que no permita más dilaciones en el proceso. Colombia requiere certezas y no declaraciones de lado y lado con las que no se avanza a ninguna parte. Sé que es mucho pedir, pero no podemos cansarnos de exigirlo.

Por último: retomo en este punto la columna de Juan Lozano, 40 preguntas sobre los viajes de 'Timochenko', publicada en El Tiempo el pasado lunes festivo y cito los siguientes interrogantes, válidos y precisos: – ¿O fue que Pinzón estalló, pues no aguanta más humillaciones, que lo pongan en ridículo desde La Habana y que le sigan ocultando información? – ¿Alguien tendría el comedimiento de informarle (a Santos) lo de la circular roja y las órdenes de captura no suspendidas, o eso ya no les importa? – ¿Y con quién llegó ‘Timochenko’ a Cuba? ¿De dónde despegó? ¿En qué avión? ¿De quién? ¿O es que acaso llegó nadando?

Sentémonos a esperar la alocución presidencial en la que Santos responderá todas estas preguntas.

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