En busca del tiempo perdido

Antes de tratar el tema propuesto, quiero confesar mi falta en el artículo anterior. Hice campaña por Iván Duque en las elecciones pasadas, para que el pueblo antioqueño lo apoyara para buscar su candidatura presidencial. Se consiguió. Ahora lo apoyaré para la presidencia con su compañera, la gran candidata para la vicepresidencia, Martha Lucía Ramírez. Dupla a la que apoyaré para el triunfo de ellos y el gran triunfo de Colombia. A pesar de ese trabajo y dedicación, no nombré a Iván Duque como partícipe en el tarjetón de la gran consulta. Como reparación, cosa que no se usa ahora con la entrega del país a la subversión, haré más campaña por Iván Duque para la presidencia y Martha Lucía para la vicepresidencia.

Cuando triunfen y lleguen al Palacio de Nariño, se encontrarán un país en reversa, ocho años perdidos que tendrán que recuperar. Apelo al título de la novela de Marcel Proust, porque eso es lo que les espera a este par de patriotas, buscar y, sobre todo, recuperar el tiempo perdido.

En 2002, el país vivía momentos difíciles, aunque el presidente Pastrana había avanzado bastante con el Plan Colombia. No se podía salir por las carreteras, como ahora. Los cultivos ilícitos inundaban los campos colombianos, como ahora y multiplicado por mucho. La inversión extrajera no llegaba por la inseguridad jurídica y por el peligro físico, como ahora. Las exportaciones de droga eran incontrolables e incontroladas, como ahora. La guerrilla estaba apoderada del campo colombiano, como ahora. Por esa inseguridad, la producción agrícola era insuficiente, como ahora. La industria en decadencia, como ahora. La producción petrolera baja, como ahora. No había confianza inversionista, como ahora. Podríamos seguir mencionando casos pero el espacio no lo permite.

Llegó el presidente Uribe y la situación empezó a cambiar. Gobernó con autoridad y decisión. Los resultados positivos fueron apareciendo.

Organizó las caravanas para que se pudiera salir por las carreteras, con acompañamiento del Ejército Nacional y los colombianos pudimos volver a disfrutar del paisaje y la riqueza de nuestra patria. Los cultivos ilícitos rebajaron notablemente gracias a la aspersión aérea y la presencia de la autoridad. La inversión extranjera se intensificó. Las exportaciones de drogas bajaron notablemente. Las AUC fueron derrotadas, encarcelados y deportados los jefes. La guerrilla diezmada y acorralada en lo más profundo de la selva. La producción agrícola e industrial se reactivó. La producción petrolera llegó a un millón de barriles diarios. Se recuperó la confianza inversionista.

En estos funestos ocho años volvimos hacia atrás. Todo lo conseguido se acabó y se aumentaron los problemas. Se multiplicó la burocracia, se crearon ministerios y asesorías. Se nombraron innumerables consejeros. Se multiplicó por mucho la corrupción. La deuda pública impagable. Ni qué decir de los cultivos ilícitos y la producción de drogas.

Iván Duque y Martha Lucía Ramírez serán los mártires de la situación que encontrarán.

Los tenemos que apoyar en sus aspiraciones y en las aspiraciones de un pueblo que quiere unos buenos gobernantes que nos saquen del abismo en el que estamos.

Tendrán que gobernar en busca del tiempo perdido.

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