Enemigo de Roma

Durante  las vacaciones cualquier libro de historia es ideal. Como punto de partida para el 2014 recomiendo la biografía de Julio César, del historiador Philip Freeman.

Siempre me he preguntado a qué se debió la caída del imperio romano. Tal vez, sea Julio César uno de los personajes de la historia que más apasiona en su estudio desde lo militar, pasando por lo político, junto con sus grandes obras de infraestructura por toda Europa como lo fue el puente de doble carril por el río Rhin para permitir el paso de sus tropas durante la invasión a la Galia. O los acueductos y viaductos.

Su nacimiento: en el año 100 ADC, el 13 de julio. Su parto fue una cesárea muy fuerte. Al parecer, el olor de la sangre durante el mismo formó su recio carácter militar.

En el año 87 ADC, hace su aparición en el escenario político al ser elegido flamen dialis, el primer escaño dentro de la abultada aristocracia romana.

Tres sucesos marcaron su destino. Su nombramiento como cónsul de Roma, las guerras en las Galias y la declaración por parte del Senado como enemigo de Roma.

Durante su largo e intenso camino, Julio César tomó una serie de decisiones políticas que sorprendieron a más de uno. En la mañana del año 59 ADC, una vez nombrado Cónsul de Roma, gracias a una formidable conspiración política, tomó la primera de ellas: propuso un reparto de tierras para aplacar los primeros síntomas de rebeldía interna entre los romanos. Julio César entregó las ricas tierras del norte de Italia a la aristocracia romana, lo que produjo las primeras divisiones internas en la provincia.

Dos ironías se presentaron en la vida de Julio César. La primera: fue declarado enemigo de Roma por el Senado a nombre de Pompeyo, su antiguo aliado político junto con Cicerón en el año 50 ADC. Entre Julio Cesar, Pompeyo y Cicerón montaron lo que se llamó el triunvarato, figura que gobernó a Roma. Eran aliados en lo político y en lo militar.

Sin embargo, Pompeyo, se dejó lavar el cerebro por los optimates, una especie de progresistas o Polo Democrático de hoy, quienes no querían la Pax romana, sino el poder a toda costa.  Algo similar a los niños de Iván, quienes no quieren la paz, sino el poder.

Con la declaración de enemigo de Roma,  comenzó la caída de este gran imperio que duró 10 siglos. La Pax romana, sobre todo la de Julio Cesar,  consistió en que primero había que ganar la guerra para luego imponer las concesiones sobre el enemigo. Y, una vez sometido el enemigo, éste debería convertirse en el primer abanderado del imperio romano.

La segunda ironía: A Julio César no lo asesinaron sus enemigos….

Puntilla: En Colombia consideramos que debe ser al contrario, hacer la paz sin ganar la guerra. El cuento de Julio César continuará….

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